Escena de la película "Carne de tu carne" de Carlos Mayolo
Mayolo: detrás de cada gran hombre hay grandes amigos
03 / 04 / 2018

Mayolo: detrás de cada gran hombre hay grandes amigos


Por Paola Arcila Perdomo
Paola Arcila Perdomo
03 / 04 / 2018
Escena de la película "Carne de tu carne" de Carlos Mayolo
0

Recordamos a Carlos Mayolo y decidimos hablar con algunos de sus amigos más cercanos, como Luis Ospina, director, montajista, guionista y productor de cine colombiano; Néstor Oliveros, realizador de cine y televisión, tolimense y documentalista; y Eduardo Carvajal, fotógrafo que ha registrado con su lente los rodajes de varias películas del cine colombiano y quien además ha registrado con sus imágenes a los personajes que giran en torno del denominado "Grupo de Cali" o "Caliwood", quienes nos contaron los detalles de su trabajo y de su vida. 

Cuéntenos cómo era trabajar con Mayolo, ¿qué es lo que más recuerda de él?

Luis Ospina: Trabajar con Mayolo siempre fue una fiesta. Mayolo era una fuerza de la naturaleza, un estallido de creatividad y genialidad. Lo conocí por una explosión. El 7 de agosoto de 1957 explotaron varios camiones de dinamita en Cali y mi casa quedó semidestruida, razón por la cual nos fuimos a vivir una temporada a casa de mi abuela. Al frente vivía un muchacho que se llamaba Carlos Mayolo. Él tenía 11 años y yo 7. Desde ahí nos hicimos amigos y en 1971 comenzamos a hacer cine juntos. Durante los turbulentos años 70's y 80's, mientras el país se derrumbaba y nosotros nos enrumbábamos. Pero también fuimos muy productivos. Colaboramos con el Cine Club de Cali fundado por Andrés Caicedo y creamos con él la revista Ojo al cine. De estos años locos da cuenta mi película más reciente Todo comenzó por el fin.

Néstor Oliveros: Que jamás se tomaba la vida, ni el trabajo "en serio". Su brillantez y lucidez dentro del despelote. Sus inmensas cualidades y calidades humanas y profesionales. Era desparpajado, afable, generoso, divertido y desmesurado para todo. Me recibió en el trabajo y durante un tiempo me adoptó casi como su mascota, era un narrador excelente, en el audiovisual y en la vida. Mera buena energía, oís!!!

Eduardo Carvajal: Trabajar con Mayolo era una cosa muy especial, fue mi gran maestro en muchos sentidos a nivel cinematográfico. Realmente era alguien que todo el tiempo aportaba una gran genialidad y le aportaba a uno muchas cosas. Es más, siempre que uno hablaba con Mayolo, uno quedaba impactado con lo que decía.

 

Ahora hablemos de la anécdota que más recuerda del trabajo en conjunto, ¿qué es ese algo que siempre tendrá en la mente?

Luis Ospina: A todos los del Grupo de Cali o "Caliwood" nos gustaban mucho los juegos de palabras. Después de haber hecho varias películas juntos, un día Mayolo me dijo: "Quiero hacer una película sin vos". Y yo le pregunté: "¿Una película muda?".

Néstor Oliveros: 1. Su visión y su modo de trabajar hacían que odiara los cuadros, entonces, jamás leía los formatos de plan de rodaje. Me pedía que en una hoja le escribiera en una frase la acción y el sentido de cada escena, para leerla a medida que se iban a grabar. Yo le hacía la tarea, en la locación me preguntaba, ¿trajiste la hoja?, le respondía que sí, y me decía uyyy pero no me la mostrés, mejor cóntame la escena, que es mejor contada, eso leída nooo. Se concentraba en lo que yo le contaba y de una empezaba a imaginarse la escena, en cuanto terminaba me decía, eso... ahora sí armémosla y grabamos.

2. Jamás se subía a la móvil, me decía "uichhh con tanto televisorcito, yo ni sé para dónde es que uno tiene que mirar". Ponía a alguien a que ponchara y se le debía instalar un monitor afuera de la móvil, para ver únicamente lo que iba quedando ponchado, y a partir de ahí corregía, pero jamás, ni en estudio, ni en interiores, ni en exteriores, se subía a la móvil.

Eduardo Carvajal: Serían tantas... realmente no podría acordarme de una en especial. En cuanto a recursivo y a creativo, él era una anécdota completa. Todo lo que hacía era una cosa nueva para uno, trabajar con él era innovar, crear; convivimos tantos años con Ospina y Mayolo, en la vida privada, en las rumbas y en el trabajo, que podría quedarme horas contándolas.

 

¿Qué fue lo más importante que aprendió con Mayolo?

Néstor Oliveros: La importancia de buscarle un tono al relato, a la escena me decía: "mirá, a veces están todos los elementos ahí puestos, buenos actores, buen equipo técnico, buena locación, pero si no se encuentra el tono, todo se siente mentiroso, y la verosimilitud en el relato es fundamental".

Me decía que siempre construyera, tanto para el argumental como para el documental, "la puesta en escena" en la locación y NO en el escritorio. Es decir, "en caliente mirás la posibilidad que ofrece la locación y los elementos que están dentro de ella. Estando ahí, es que realmente sabés con qué contás y podés potenciarla visual y narrativamente, antes no. Ahí es que descubrís dónde va la cámara, qué acciones podes hacer, qué insertos nos podemos inventar, qué luz necesitas". Odiaba los desgloses y los story board.

"Siempre hay que construir personajes de carne y hueso, que hablen como habla la gente y no como hablan en las telenovelas. Hay que lograr que siempre se vean apetecibles, encantadores, cálidos y cercanos".

 

La cinta Todo comenzó por el fin fue el autorretrato del Grupo de Cali, también conocido como Caliwood. Luis, cuéntenos al respecto de la cinta, ¿por qué motivo durante la grabación hubo un giro inesperado?

Luis Ospina: Tan pronto comenzó el rodaje de Todo comenzó por el fin me fue diagnosticado un cáncer que me condujo al borde mismo de la muerte. Esto me llevó a aumentarle al eje Andrés Caicedo y al eje Carlos Mayolo, una tercera línea narrativa que no estaba prevista al inicio del proyecto. La película se tornó más autobiográfica y el tema de la mortalidad y el deterioro adquirió mayor resonancia. Saqué fuerzas de donde no tenía y seguí filmando. Gracias al cine, con su aparente inmortalidad, con su eterno presente y su perenne edad sin tiempo, el filme se convirtió en el relato de un sobreviviente.

Leer también:

5 razones por las cuales Caliwood es Caliwood (y lo demás no es Caliwood)

La mente inquieta y brillante de Carlos Mayolo