Matrona
20 / 02 / 2019

¿Es cierto que las mujeres dependen de los hombres?


Por Sebastián Acosta Alzate
Sebastián Acosta Alzate
20 / 02 / 2019
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Ya sea por asuntos amorosos, económicos, biológicos o sociales, se dice que existe una dependencia de las mujeres hacia los hombres. Esta afirmación causa una duda difícil de resolver: ¿Es cierto que dependen las mujeres de los hombres? ¿dependen los hombres de las mujeres? o ¿mutuamente hay una dependencia en que ninguno es superior del otro?

Todas estas dudas surgieron a partir del documental Matronas, una coproducción entre el Ministerio de Cultura y Señal Colombia donde se cuenta la historia de unas mujeres líderes en su comunidad por sus saberes ancestrales en partería, medicina tradicional y música. Varias de ellas vivieron la pérdida de sus esposos, cuñados y demás figuras paternas a causa del conflicto armado en el Pacífico colombiano, específicamente en el río Yurumanguí, conformado por 14 veredas y una gran cantidad de mujeres dispuestas a seguir adelante.

Y es que la definición de matrona según la Real Academia Española es una "persona especialmente autorizada para asistir a las parturientas".

Sin embargo, hablamos con Víctor Palacio, director del documental, y nos comentó que esa definición le queda corta, pues para él una matrona "es una  verdadera líder de la comunidad, portadora de saberes ancestrales como la partería, curandería, la música y cantidad de fiestas que heredaron de sus ancestros y les han servido para resistir al conflicto armado". 

Aunque los hombres en el Pacífico colombiano cumplen un rol fundamental en las prácticas culturales de la región, lo cierto y tal cual lo ratifica el documental, es que "las mujeres son las que salvaguardan la memoria de estas comunidades que, desde sus saberes preservan su identidad".  Gracias a ellas, también han podido resistir a la minería a gran escala que ha venido destruyendo parte de sus territorios.

¿Quién depende de quién?  

Ya sabiendo la importancia del papel de la mujer como eje de la cultura y la memoria de las regiones, quisimos ir más allá para resolver la incógnita sobre la dependencia entre hombres y mujeres. Por ello acudimos a Lizzi López Osornio, una mujer argentina integrante de la Agrupación Mujeres en Lucha Mar Chiquita. 

De acuerdo con López, lo que ha hecho pensar a la sociedad que las mujeres dependen de los hombres, se debe a "un mandato cultural al que vienen sometidas las mujeres, pero gracias a los movimientos feministas, se han podido adquirir derechos que nos ponen en igualdad con el hombre como el voto, divorciarse, separarse y últimamente por el aborto legal, seguro y gratuito por la autonomía de nuestros cuerpos". 

 

 

"No soy dependiente de un hombre", dice este popular .gif de internet.

Claro que estas no son las únicas luchas que viven las mujeres en contraposición con los hombres, también existe el caso de los hogares monoparentales. Según un estudio de la Universidad del Rosario, son las mujeres las que llevan la batuta como jefas del hogar, el problema es que constitucionalmente no son consideradas como una concepción de familiar, sino como una disfunción social tan solo por la ausencia de un varón.  

Más allá de lo que dice el papel, dicho concepto es difícil de soportar, pues según el Departamento Nacional de Estadística, DANE, en 2018 el 44% de los hogares colombianos son de jefatura femenina con vivienda propia totalmente pagada. Sin dejar de lado que  hay más de 25 millones de mujeres, lo cual representa el 50% de la población total del país.

 

 

Según Diana Marcela Bonilla, investigadora del estudio de la Universidad El Rosario, esto corresponde una tradición de patronato cristiano en el que distintas empresas y colegios católicos forjaron un modelo de familia en el siglo XX en que todo estaba " bajo el presupuesto del hombre de familia como cabeza de familia y único proveedor del hogar, así como la división de roles para la iglesia, la cual establecía que a la mujer le correspondía las labores del hogar y la crianza de los hijos". 

Aunque actualmente no existe de esta manera este tipo de dependencias ni obligaciones, López sostiene que hay otro tipo de dependencias no tan tangibles como las emociones. "Las mujeres sí tienen un nivel de dependencia emocional más alto que los hombres, es algo que para bien o para mal se nos ha venido inculcando la cultura patriarcal. pues somos más aferradas a nuestros sentimientos". De acuerdo con esta experta en derechos de la mujer, esto se debe a los efectos de la publicidad, la agresividad en las películas y la televisión, pues agregó que "la estrategia del patriarcado es prometer la felicidad eterna al lado de un hombre, lo cual no hace más que volvernos sumisas". 

 

 

Lo cierto es que el machismo es algo latente que se puede palpar en cifras, de acuerdo con la plataforma de Datos Abiertos del Gobierno de Colombia, en 2015, de los 3.592 registrados por violencia intrafamiliar en niños y niñas, el 53% (1.995 casos) corresponden a mujeres y 46% (1.597 casos) a hombres, mostrando un incremento hacia las niñas de edades entre los 10 y 14 años. 

 

 

Curiosamente, en ese mismo año la tasa de suicidios fue liderada por los hombres, pues se registraron 1.655 hombres, mientras que para la fecha solo se suicidaron 413 mujeres.  

¿Hombre o mujer? o ¿femenino y masculino?

Más allá del sexo, es decir hombre o mujer, el género masculino y femenino poseen (ambos) energías que solo al estar niveladas se podría lograr la dependencia equilibrada entre ambos sexos en el país. 

 

 

Esto lo descubrió el médico investigador Xavier Etienne en su libro El Plan Matriota, donde hace un diagnóstico sobre la enfermedad que no deja que Colombia se transforme de manera positiva. Se trata de la hemiplejía energética Yin.

plan matriota libro

Según Etienne, la energía Yin corresponde a la energía femenina, y la energía masculina es Yang, entonces la hemiplejía corresponde a una parálisis de nuestra energía femenina, independientemente de que seamos hombres o mujeres. Pues la patria en que vivimos tiene características masculinas muy pronunciadas. 

Entre ellas están las estructuras jerárquicas y verticales, es decir donde siempre hay una pirámide en la que siempre va a ver alguien arriba de nosotros dándonos instrucciones (presidente, vicepresidente, ministro) o (gerente, administrador, coordinador y empleado). Otro síntoma de masculinidad es la competencia, sobrepasar al otro, eliminar al otro y humillar al otro. Inclusive, en las grandes ciudades es notable este tipo de energía especialmente en la arquitectura, pues a toda costa se busca construir verticalmente, hacia arriba, rascacielos donde compiten piso a piso quién se acerca más al cielo.  

 

 

Mientras que la energía femenina goza de estructuras horizontales, cooperativas y tendientes a la igualdad. No se busca eliminar al otro sino surgir junto a él. No hay jefes sino guías que se ayudan mutuamente y de forma reticular. Esto quiere decir que la estructura de la energía femenina es la red, donde distintos nodos conforman una estructura en la que todos se ven beneficiados por el flujo de información. 

Así las cosas, según este médico, Colombia vive un exceso de energía masculina, donde las mujeres pueden llegar a ser presidentes pero se comportan como hombres porque su energía y entorno es completamente masculino. 

En conclusión, tanto hombres como mujeres dependen mutuamente, ninguno más que el otro, todo depende de qué tipo de energía guardamos en nuestros cuerpos. Y si las mujeres logran salir adelante a pesar del ambiente masculino, es porque entre ellas mismas se han ayudado para salir adelante y demostrar que no necesitan de ningún varón para surgir. Por algo será que los hombres se suicidan más que las mujeres, pues prefieren autoeliminarse.