Salento Ciudad Babel
26 / 04 / 2019

Colombia a ojos cerrados y oídos despiertos


Por Sebastián Acosta Alzate
Sebastián Acosta Alzate
26 / 04 / 2019
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¿El silencio y los sonidos autóctonos son patrimonios que se están perdiendo?

El realizador audiovisual Alexánder Ruíz nos invita a hacer esa reflexión en el documental Salento, ciudad Babel, dirigido por él, en el que hace una comparación entre la actualidad del municipio de Salento, Quindío, un epicentro de turismo, y sus memorias de la última vez que visitó el pueblo, más de una década atrás, antes de perder la vista.

En mi memoria fotográfica, aún recuerdo su arquitectura colorida y la neblina de sus montañas, así como el sonido que retumba de los pájaros y los cascos de las mulas que llegaban con los productos que cultivaba el campesino.

Alexánder Ruíz

No solo estos sonidos se están extinguiendo en Salento, también el de los niños jugando en las calles y las cafeteras de vapor (sustituidas por las eléctricas). Tristemente hubo uno que ya se extinguió por el incremento de visitantes, se trata de las emisoras rodantes donde se conectaban residentes oriundos para intercambiar productos del campo.

Ya sabiendo la problemática, donde el comercio y el turismo transformaron un pueblo que ya acumula 8.000 habitantes, te invitamos a que cierres los ojos y te dejes llevar por este recorrido sonoro que te hará valorar nuestros sonidos propios y la importancia del silencio.

Viaje sonoro por el eje cafetero

El Eje Cafetero esconde una complejidad musical sorprendente que puedes apreciar cerrando los ojos. Alista los audífonos y escucha los sonidos investigados por Señal Memoria y déjate llevar por la diversidad sonora del departamento del Quindío.

1. Introducción
2. La historia del cantor
 
3. La mujer
 
4. Música en escena
 
5. La fonda
 

Viajes sonoros por nuestra naturaleza

Aunque los sonidos anteriores nos remitieron al terreno musical, existe una Colección de Sonidos Ambientales del Instituto Humboldt donde las aves se sienten volando cerca y hasta se siente el movimiento de las plantas por las corrientes de viento. "Esta colección fue creada en 1997 por Mauricio Álvarez. Actualmente la colección cuenta con 21.780 especímenes bioacústicos, de mamíferos, aves, anfibios, insectos y ambientes sonoros de ecosistemas colombianos".

Garrapatero (ave), Huila, San Agustín


 
Milano Cabecigiris (ave), Chiribiquete, Parques Naturales Nacionales de Colombia


 
Ibis verde (ave), Meta, Guamal, Hacienda Mozambique


 
Corcovado común (ave), reserva biológica El Zafire, Leticia

Corcovado
 

Cada uno de los audios está geolocalizado por regiones, abriendo la posibilidad de desplazarse a los lugares donde se producen originariamente.

Silencio como patrimonio

Volviendo al sentido inicial de Alexánder Ruíz, sobre cómo se ha transformado Salento respecto al impacto turístico y la desaparición de ciertos sonidos autóctonos, nos quisimos preguntar si ¿es el silencio patrimonio de nuestra sociedad?

Resulta que en México, el Estado declaró la Procesión del Silencio, de San Luís de Potosí como Patrimonio Inmaterial y están en busca de que la Unesco la reconozca como patrimonio de la humanidad. Lo que quiere decir que no solo los sonidos, como prácticas sociales son patrimonio. También puede ser el silencio.

Al respecto encontramos una postura crítica de Manuel Guzmán Hennessey, de la Universidad del Rosario, quien habla sobre la importancia del silencio en Colombia, teniendo como eje de inspiración Barichara, un municipio colonial representativo de Santander.

"Me preguntaba si la única salida posible de la civilización en su conjunto no sería la de achicar nuestras ciudades, volver al sentido de las pequeñas comunas e intentar economías locales basadas en criterios colaborativos y no necesariamente competitivos. Barichara bien podría ser un buen ejemplo nacional de pueblo autosostenible, especialmente si contrastamos lo que ocurre allí cuando el pueblo es apacible y silencioso y cuando llegan a él los turistas con su ruido, sus camionetas y su impacto ecológico", afirma Guzmán.

Así las cosas, podemos concluir que tanto los sonidos como el silencio son vitales para nuestra cultura y, aunque el turismo atrae ruido, también desarrolla las economías locales de algunos territorios como Salento. Claro está, que el debate está abierto en redes sociales. Cuéntanos tu postura.