Si hay alguien que conoce el género del drama puro y duro es Alejandro González Iñárritu, el director mexicano que conquistó Hollywood con historias emotivas y desgarradoras de personajes en situaciones extremas que ponen a prueba su valor.
Esa descripción puede aplicar prácticamente para cualquiera de sus películas, desde Amores perros hasta El renacido. Sin duda, Iñárritu es un explorador de la desesperación como motor de la voluntad humana.
Sus primeros tres largometrajes, Amores perros, 21 Gramos y Babel, conforman la llamada trilogía de la muerte. Todas mantienen una estructura similar: narraciones no lineales de personajes interconectados por una tragedia.
Es notable cómo se destacan los personajes femeninos en estas tres películas. Por ejemplo, en Amores perros, Valeria es una modelo y actriz que parece estar en la cima del mundo, pero un accidente le cambia la vida por completo. Mientras en 21 Gramos, Cristina es una mujer tratando de buscarle algún sentido a la vida tras la repentina muerte de su esposo y sus hijas.
En Babel, uno de los personajes más fascinantes es Chieko, una adolescente japonesa incapaz de lidiar con el dolor que le produjo el suicidio de su madre. Vive en Tokio literalmente rodeada de millones de personas, pero atrapada en una solitaria burbuja acentuada por su sordera. En medio de su desesperación, usa su cuerpo en un aciago intento por encontrar una conexión con otras personas.
Además del interesante desarrollo de los personajes, sus películas se destacan por el uso de la banda sonora como elemento clave que enfatiza el drama. Para esto, su principal aliado ha sido el multipremiado compositor argentino Gustavo Santaolalla, con quien ha colaborado en varias de sus películas.
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Con frecuencia, el mexicano se rodea de los mejores compañeros de equipo posibles, como su compatriotas Emmanuel Lubezki, en la dirección de fotografía, y Guillermo Arriaga, en la escritura del guion. Este último, la mente detrás de la trilogía de la muerte.
Biutiful marcó el inicio de una nueva etapa en su filmografía en la que se alejó del paradigma no lineal con muchos personajes y se enfocó en historias con un único protagonista masculino. En esta cinta, Uxbal es un enfermo terminal involucrado con tráfico de inmigranes ilegales en Barcelona a quien le urge asegurar el futuro de sus hijos antes de morir.
También se aventuró a incursionar en el género de la comedia negra con Birdman y, al parecer, le funcionó muy bien ya que conquistó el premio Óscar a mejor película. Esto le ayudó a alivianar el tono de sus historias que algunos critican por mostrar un exceso de sordidez y grandilocuencia.
Con la taquillerísima The Revenant, confirmó su estatus como uno de los directores de cine más importantes de la actualidad y hace parte de la "santísima trinidad" del cine mexicano, junto con Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro.
Su ambición artística y técnica lo han convertido en una referencia para los nuevos cineastas de todo el mundo, pero en especial en América Latina, quienes ven en él un director que rompió el esquema de hacer "cine mexicano" o "latino" y se dedicó a hacer cine universal.
