La película Almas negras, del año 2014 y dirigida por Francesco Munzi, cuenta una historia sobre el narcotráfico, la venganza y los sentimientos de la temida mafia calabresa.
"Me basé en la novela de Gioacchino Criaco, pero la traicioné para respetar su propia idea: que estos criminales tienen sus fragilidades. Algo que rompe con la idea del mafioso en sí mismo", cuenta Francesco Munzi sobre Almas Negras, esta obra del séptimo arte que en un su momento marcó el regreso del cine italiano de denuncia.
Formado en el Centro Experimental de Cine de Roma, Munzi logra con Almas Negras mostrar los mecanismos íntimos de la 'Ndrangheta, la temida mafia calabresa, a través de la historia de tres hermanos, hijos de un pastor de cabras en las perdidas montañas de Aspromonte.
La historia fue filmada en el pueblo de Africo, el corazón de una de las organizaciones criminales más crueles, que maneja el tráfico de la cocaína en Europa y que extiende sus crímenes hasta América Latina, sobre todo México y Colombia.
"Mi encuentro con Calabria fue como el de un antropólogo, un documentalista lleno de curiosidad", reveló en el año 2014 el cineasta.
Munzi confiesa que llegó a Africo lleno de "miedos y prejuicios", pero aclara que la gente de esa zona le abrió las puertas de sus casas y estuvo tan dispuesta a ser parte de su obra, que decidió mezclar actores profesionales con gente de la región.
Protagonizada por tres hermanos, Luigi, Luciano y Rocco (Marco Leonardi, Peppino Mazzotta, Fabrizio Ferracane), Almas Negras cuenta el cambio de tres austeros hijos de un campesino asesinado por venganza que pasaron a manejar jugosos negocios en Milán y América Latina.
El dinero, la ambición, los negocios y la adrenalina que les puede generar el temor de morir en cualquier momento desata una guerra entre hermanos. Y es este escenario el que le permite al cineasta narrar una historia universal, de mafiosos de cualquier lugar del mundo, atormentados por un pasado y condenados a un futuro poco agradable.