Arturo Ripstein en la cinta de Fernando Trueba: "La reina de España"
Arturo Ripstein en la cinta de Fernando Trueba: 'La reina de España'
20 / 03 / 2018

Una mirada al cine de Arturo Ripstein


Por Paola Arcila Perdomo
Paola Arcila Perdomo
20 / 03 / 2018
Arturo Ripstein en la cinta de Fernando Trueba: "La reina de España"
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Hicimos un repaso por la historia de Arturo Ripstein, un director que logró marcar una diferencia en el cine mexicano.

La vida del director de cine mexicano, nacionalizado en España, ha transcurrido en un estudio desde que era muy pequeño y de la mano de su padre Alfredo Ripstein Jr., un reconocido productor de películas. Sin duda alguna fue su progenitor quien lo llevó por el mundo del cine y es con el español Luis Buñuel, a quien conoce por la cinta 'Nazarín' (1958), con quien entabla una gran amistad desde que tenía tan solo 15 años.

Buñuel se convierte en su inspiración desde la adolescencia y es por él por quien comienza el recorrido que seguiría durante toda su vida: "con Buñuel me convencí de que no había otro camino que ser director", aseguró en una entrevista a Europa Press. Haber conocido a Buñuel, además, era haber entendido que existía un "cine alternativo".

Así comienza su historia en el mundo del cine y, con la semilla del cine puesta en el alma y en la cabeza, al día de hoy ha dirigido más de 35 películas con personajes que siempre están al límite, que evocan el rechazo o que encarnan lo malévolo, el odio, la venganza, con un tinte de humor negro, quebrado, seco, casi sucio. Usualmente Ripstein lleva su cine con bellas escenografías aunque carezcan de cualquier tipo de riqueza. Siempre se percibe ese olor, esas escenas con un lenguaje de vecindad y secuencias de buen ritmo pero devastadoras. 

Y es que llega otra casualidad a su vida, una de las mejores para comenzar en el mundo del cine. Ripstein conoce a Gabriel García Márquez a los 21 años de edad. Otra vez su padre es parte importante de la construcción de su carrera uniendo al escritor colombiano, a Carlos Fuentes, él como productor, y a su hijo como director del primer filme que logró realizar: Tiempo de morir, cinta que convirtió a Arturo Ripstein en el director más joven del mundo en filmar su ópera prima.

La primera película de Ripstein hace las veces de visionar más de 50 años de la filmografía del director, en donde personajes tristes, abatidos y débiles son movidos por la venganza y la rabia, un resultado que va justificando porqué los protagonistas actúan de esa manera. 

Trascurren 7 años para que llegue El castillo de la pureza, posteriormente El Santo Oficio en 1974, filme que estuvo en Cannes y que lo consolida como director y, después, la cinta que tenemos en nuestra pantalla El lugar sin límites, una cinta realizada en el estado de Querétaro, en el centro de México, en el que nos narra la historia del travesti 'La Manuela' y su hija 'La Japonesita', dueños de un prostíbulo que está a punto de ser vendido por el dueño del pueblo.

La historia que gira sobre estos dos personajes y Pancho, quien hace de macho, pero que en verdad es un pueblerino venido a menos, quien es cliente habitual del lugar y enredado, entre chiste y chanza, con 'La Manuela'. 

Después de este filme cargado de drama y una posterior tragedia llegan cintas como Cadena perpetua, La seducción, De todo como en botica o Mentiras piadosas, entre otras tantas. Y es para 1996 cuando llega al mundo la cinta Profundo carmesí, un filme que ganó ocho Premios Ariel, que fue reconocido con una mención honorífica en la categoría de Cine Latinoamericano en Sundance y que ganó tres premios en el Festival de Cine de Venecia. 

Esta es la historia de dos personajes solitarios y adoloridos que se encuentran casi que por accidente. Basada en una historia real, estos dos personajes desbordan su locura estando juntos y pasan de ser una pareja de enamorados a una pareja de ladrones y asesinos. Un filme negro que impacta por el retrato descompuesto de dos seres humanos que llegan a tomar decisiones impensables.

"Ellos descubren el amor loco. Y la única forma de que perdure es la muerte, porque el amor se desgasta, es una emoción sobrevalorada".

Ripstein habla de Profundo carmesí en entrevista con 'El país'.

Para 1997, el director gana el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, el segundo cineasta en conseguir dicho premio después de su gran amigo y mentor, Luis Buñuel. Un merecido premio al que se suman, a lo largo de su carrera, el Premio Ariel, Premio al Cine Latinoamericano en el Festival de Sundance, la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes, el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia, el Premio Akira Kurosawa por trayectoria en el Festival Internacional de Cine de San Francisco, además de homenajes por su importante trayectoria en Festivales de Cine como el de Monterrey y el de Venecia. 

El director sigue trabajando en otros filmes como El evangelio de las maravillas (1998), una cinta en donde de nuevo están presentes las letras de Gabriel García Márquez con la película homónima 'El coronel no tiene quien le escriba' (1999) y otros filmes como La perdición de los hombres con el cual ganó la deseada Concha de Oro del 48º Festival de Cine Internacional de San Sebastián, al inicio del milenio. 

Sin duda alguna, su filmografía es tan extensa como interesante. Recordamos también filmes como Así es la vida, La perdición de los hombres, Las razones del corazón y su más reciente cinta La calle de la amargura que nos narra en su sinopsis la vida de "dos putas añosas, dicho con el debido respeto, que matan accidentalmente a dos luchadores enanos". Una historia real que ocupó un espacio considerable en los medios por su sordidez. La cinta fue exhibida en la Mostra de Venecia en el 2015, fuera de competencia, para festejar los 50 años de carrera del director. 

Las producciones de Ripstein llevan a enaltecer su importante carrera en la cinematografía que, además de trascender a través de los años, ha puesto en ver filmes con una línea lógica, cargada de temas recurrentes, crudos, vidas atroces y obras intensas que, en pocas palabras, lo consagran entre los más grandes del cine.