6 villanos que odiamos amar
04 / 12 / 2017

6 villanos que odiamos amar


Por fgiraldo
fgiraldo
04 / 12 / 2017

No son pocas las películas en las que el espectador se descubre tomando partido por “los malos del paseo” y aunque esto le pueda generar una confusión moral, no debería sentirse mal , pues bien sea un supervillano o un genio loco que lo sorprenda, hay razones de fondo para que esto suceda.

Domingos de estrellas

10 de diciembre 10:00 p. m. → 'Jackie Brown'

¿Por qué nos gustan los villanos?

El siquiatra Carl Jung creía que necesitábamos confrontar y entender nuestra naturaleza escondida para mejorar como seres humanos. Dice Jung que confrontaciones saludables con nuestro “lado oscuro” puede ayudar a descubrir nuevas fuerzas.

A su vez, Sigmund Freud aseguraba que el la naturaleza del ser humano era inherentemente antisocial y condicionada biológicamente para conseguir lo que quiere sin importar el medio, pero dice que la sociedad lo ata y lo forza a negar su naturaleza, siendo entonces los villanos los medios socialmente adecuados para canalizar esa naturaleza “malvada”.

Los estudios sicológicos a su vez, definen que la rabia activa al ser humano y lo hace sentir “mejor” que la ansiedad o el miedo, en ese orden de ideas, resulta mucho más fácil identificarnos con el villano que con la víctima, pero la cosa no para ahí, resulta que no hay razón para sentirse mal por sentir gusto por el villano, pues la calidad del malvado siempre será equivalente a la calidad del héroe, entonces emocionarse por un villano equivaldría a emocionarse porque un héroe de igual o más parangón está por aparecer.

6 villanos de antología

A propósito de ese extraño encanto que ejercen los villanos recordamos algunos villanos que nos pusieron de su parte, bien fuera durante un momento o durante toda la película.

Josep Mengele (Alex Brendemühl)– Wakolda

 

Aunque no es el villano que más enamore, el retrato del oscuro médico alemán Josef Mengele realizado por Àlex Brendemühl resulta atrapante y seductor en la medida que, a pesar que el espectador va descubriendo su verdadera identidad e intensiones, no puede escapar al encanto añejo de su cortesía, sabiduría y elegancia.

Ordell Robbie (Samuel L. Jackson) – Jackie Brown

 

Es realmente difícil resistirse a un villano interpretado por Samuel L. Jackson, pero es Ordell Robbie el que hace que el espectador tome partido por él. Su desfachatez y actitud de “guetto”, así como la inminente traición a la que se enfrenta, hace que el televidente sienta empatía por el villano.

Coronel Hans Landa (Christoph Waltz) – Bastardos sin gloria

 

El ingenio de este villano que va y viene entre lo divertido y lo realmente malvado hace que siempre se quiera algo más de él en la pantalla. Sus apariciones siempre le ponen sabor a las escenas y la mordacidad de sus diálogos lo hace un elemento del mal que hace que el espectador se la pase bien.

Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) - El silencio de los inocentes, Dragón Rojo y Hannibal

 

Una de las mejores interpretaciones de un sicópata. Elegante y conspirador, el Hannibal de Anthony Hokins se gana aplausos y desde luego apoyo en el desarrollo de las historias pues el espectador no quiere que se pierda un personaje tan bien desarrollado. Y está bien sentir simpatía por este villano pues, no en vano, al final de ‘Hannibal’ lo vemos pasar de villano a “anti-héroe”, es decir, en alguien que “hace el bien”, aunque muy a su manera.

V (Hugo Weaving) – V de venganza

 

El caso de este personaje es especial, pues si bien en muchos casos puede ser definido como héroe o anti-héroe, su creador Alan Moore, lo diseñó para no encajar específicamente en ningún canón, en la medida que puede ser héroe o villano según el punto de vista del lector/espectador.

Patrick Bateman (Christian Bale) – Psicópata americano

 

Está muy mal sentirse a favor de un asesino serial en camino a la total locura, pero cuando la historia no te aclara si es una fantasía  imaginada o una realidad absoluta y cuando el protagonista es Christian Bale, la cosa cambia. El personaje de Bateman, con su elegancia y confusión despierta compasión y empatía en el espectador.