Los maestros que hicieron de Éider Arévalo el campeón mundial de marcha
Los maestros que hicieron de Éider Arévalo el campeón mundial de marcha
03 / 11 / 2017

Los maestros que hicieron de Éider Arévalo el campeón mundial de marcha


Por Julián David Bernal Pulido
Julián David Bernal Pulido
03 / 11 / 2017
Los maestros que hicieron de Éider Arévalo el campeón mundial de marcha
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Éider Arévalo es el colombiano campeón del mundo en la marcha atlética. El bogotano de nacimiento, pero opita de crianza, siempre tuvo un especial afecto por el atletismo, pero en su niñez se enfocaba más en la velocidad de las carreras con sus amigos en el pueblo de Pitalito, Huila.

 

Los maestros

Éider se forjó en el atletismo gracias a Eduard Chilito, un entrenador huilense que apostó por él y por otros talentos como Esteban Soto. “Cuando era pequeño siempre me gustaba correr y el profe (Eduard Chilito) llega a la escuela donde yo estudiaba y ahí decido entrar a la escuela de formación. Ahí empieza a hacer varias pruebas, entre ellas velocidad y luego de un año me enfoco en la marcha atlética. Esta me gusta más y empiezo a sumar resultados”, afirma el campeón mundial colombiano.

En la escuela Las Américas inició todo. A Éider siempre le “gustó desde siempre el atletismo en general” y lo que le apasionaba era correr porque como lo recuerda “era bueno corriendo”. Todavía lo sigue siendo, tanto así que es el mejor del mundo en su disciplina. Éider recuerda que se decidió por la marcha por lo que vio en sus compañeros de entrenamiento: “ese amor, disciplina y entrega por el deporte”. El marchista tomó fuerzas y le dijo a Chilito que quería practicar esa disciplina en específico.

“Empiezo a hacerlo y él me da todo lo necesario para continuar y me dice que tengo talento para hacerlo”, agrega sobre sus primeros pasos en la marcha.

Luego apareció en su camino el entrenador Fernando Rozo. Fue en 2009, cuando Éider y su amigo y compañero Esteban Soto decidieron ir a Bogotá en busca de oportunidades y de mejorar sus rendimientos deportivos. “(Vinimos) También por el apoyo, que no era suficiente en Pitalito”, señala el hijo de José Raúl Arévalo y Yeimy Truque.

Rozo lo acompañó en su primer triunfo internacional, cuando se proclamó campeón mundial juvenil en la Copa Mundo Juvenil en Chihuahua, México, en 2010. “Se me abrieron las puertas a lograr muchas cosas y a pensar en Mundiales, Juegos Olímpicos. No solo participar sino llegar a ganar”, narra, cómo midiendo sus palabras al igual que sus zancadas.

“El Mundial de Chihuahua, México, me marcó. Por primera vez, gané un Mundial. Llegaba siendo un juvenil con pocas posibilidades de conseguir el título. Venía de ser campeón sudamericano, pero de ahí no pasaba. Esa fue la victoria que marcó la diferencia”, añade Éider.

Éider recuerda a Rozo como un padre y en su mente quedó marcada la frase: “si no quieres sufrir, no puedes ganar”. El atleta opita explica que siempre que su entrenador les decía eso era porque “debíamos estar dispuestos a sentir un poco de dolor en los entrenamientos porque íbamos a sentir fatiga muscular, el ácido láctico en las piernas, pero si aguantábamos eso, podíamos aguantar cualquier cosa y ganar cualquier evento”.

Rozo siempre les recordaba que no eran “diferentes a los demás, que teníamos las mismas posibilidades de los chinos y los rusos y podíamos ganarles”.

En el grupo de entrenamiento de Fernando Rozo conoció a Luis Fernando López, su maestro y ahora parte del cuerpo técnico. “(en 2009) Llegamos al grupo de Fernando López y los policías, en donde lo fundamental es la disciplina. Eso me marcó y marcó la diferencia”, indica con mesura el atleta capitalino.

López fue otro de sus ‘padres’ en el atletismo. “Siempre ha sido un maestro para mí. Me ayudó muchísimo desde que llegué a Bogotá, en 2009. Siempre nos brindó su mentalidad, todo lo que es como persona y atleta, y todo lo que ha logrado”, dice Éider, que no ahorra elogios con el campeón del mundo en 2011.

 

Londres, Juegos Olímpicos y título mundial

La primera vez que Éider llegó a una olimpiada fue en Londres 2012. El colombiano llegó con pocas credenciales puesto que todavía era un juvenil, aunque ese fue el comienzo de un proceso. “Londres fue el inicio de la élite mundial. Era categoría juvenil y ahí empecé a pensar que podía ganar un Mundial o una medalla en los Juegos Olímpicos. Fue mi primera vez en unos Olímpicos y lo que hiciera era bueno porque era ganar experiencia”, resalta el marchista.

Lo que sembró en 2012, Éider lo cosechó cinco años más tarde en la capital inglesa. El colombiano consiguió el título del Mundial de Atletismo 2017 y resalta que la clave para su victoria fueron las justas inglesas: “Estar en Londres 2012 me sirvió mucho para conocer el circuito y el clima. Llegué con mucha confianza para ganar el Mundial”.

 

Tropezón no es caída

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 no fueron lo que Éider Arévalo esperaba. El resultado rompió las expectativas del colombiano que soñaba con estar en el podio de las justas.

“Era mi segunda olimpiada. En el Mundial de 2015 había logrado la séptima posición y estaba la posibilidad de estar entre los cinco primeros o ganar una medalla olímpica. Por algunas lesiones y presión psicológica obtuve la posición 15 y no se logró lo que se quería y se había trabajado, que era la medalla”, relata sobre su experiencia en territorio brasileño.

Éider, sin embargo, rescata que lo que le dejó Río de Janeiro 2016 le ayudará para lo que viene. “Eso sirvió para lo que viene del ciclo olímpico”, apunta.

 

Paso fuerte, mente fuerte

Éider Arévalo no cree que sus logros hayan sido exclusivamente conseguidos gracias al trabajo físico. Para él, el fortalecimiento mental es clave y por eso ha estado con dos psicólogos: Rafael Sabaraín e Ivonne Escobar.

“El trabajo mental es 70-30 en lograr un objetivo. El 30 restante es el trabajo físico. Trabajé desde 2009 con Rafael Sabaraín. Con él, estuve hasta 2012 en los Juegos Olímpicos de Londres, cuando él salió a la Federación de Fútbol. Luego seguimos, pero no de forma continua. Ahí hasta final de 2016 volví a empezar a trabajar con Ivonne Escobar, que es del IDRD”, cuenta el atleta opita.

Éider sabe que “el trabajo mental es muy importante porque ayuda a guiar tus pensamientos para un enfoque principal donde el resultado sea el que se quiere” y además crees que “se necesita conocerse a uno mismo, luego trabajar en esto y después enfocar hacia donde se quiere”.