Llega a la pantalla de Señal Colombia la película ‘Jardín de amapolas’ (2014), un largometraje colombiano que nos transporta a los hermosos paisajes de Nariño, pero también nos sumerge en algunos de los dramas recurrentes en las regiones rurales del territorio nacional.
Dirigida por Juan Carlos Melo, esta película narra la historia de un campesino colombiano y su hijo, quienes después de ser desplazados de su pueblo a manos de grupos paramilitares, encontraron refugio en la casa de un familiar. Allí, para sobrevivir, el padre es obligado a trabajar en un cultivo ilícito de amapola.
Video: Tráiler de la película 'Jardín de amapolas'
Protagonizado por Luis Burgos, Paula Páez, Carlos Hualpa y Juan Carlos Rosero, este largometraje recibió varios reconocimientos que dieron cuenta de la calidad de la producción, pues ganó el premio a la Producción de Largometrajes en el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico -FDC-; el “Copia 0, Primer Corte” en Ventana Sur en Argentina (2011); también el Premio especial del jurado, Special Young Jury Prize en el XV Latin American Film Encounters en Marsella, Francia (2013) y el Premio del público en el Festival de cine colombiano de Nueva York, Estados Unidos (2014), entre otros reconocimientos y selecciones en festivales en diferentes partes del mundo.
Según afirmó Juan Carlos Melo a Señal Colombia, una de las particularidades de 'Jardín de amapolas' es que su historia está basada en una historia real, y tiene como centro de atención la amistad de Simón y Luisa, a la vez que se desenvuelve en un ambiente de narcotráfico y violencia.
Video: Entrevista a Juan Carlos Melo.
Otra característica importante de la película de Melo es que para su realización trabajó con actores naturales, pues ninguno de ellos había antes actuado frente a una cámara. Esto, si bien puede tratarse de un arma de doble filo, garantiza al espectador una dosis de realidad que sumada al hecho de que está basada en una historia real, impacta y permite relacionarse emocionalmente con la obra.
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'Jardín de amapolas' es, en otras palabras, un retrato cinematográfico de la vida rural en Nariño, uno de los departamentos más azotados por la corrupción, el narcotráfico y la violencia producto de dicha actividad ilegal en las zonas rurales.
Es además, una muy bonita aproximación desde la imagen en movimiento -conservadora y de bajo presupuesto- para poner en contexto al público de la magnitud del problema de narcotráfico, que es comúnmente asociado a grandes grupos criminales organizados, pero que también olvida el drama de las personas que viven en las zonas afligidas y que no pidieron nacer allí.