Hay un sector de la población que es con frecuencia ignorado por el cine comercial, antes más que ahora, pero que tiene una historia larga e interesante dentro del cine independiente. Se trata de las películas cuyas historias y personajes centrales son LGBT, o queer, para usar un término más global.
Estas historias encontraron en el cine de nicho una ventana para mostrar las realidades más íntimas de personajes cuya orientación sexual o identidad de género, sea cual sea, no corresponden al de la mayoría.
Se podría decir que el vocablo inglés queer, que literalmente traduce “extraño”, se utiliza hoy en día como un término global que alude a todo lo que no es heterosexual o de género binario. En ese sentido, dentro de este tipo de cine, como en el arca de Noé, prácticamente caben todos: gays, lesbianas, bisexuales, asexuales, transgéneros, imbinarios, etc...
El cine queer se ha convertido en un movimiento tan diverso como la sociedad misma. En esta corriente se tejen toda clase de historias, pero sobresalen los relatos de amores prohibidos y personajes marginados que nadan contra la corriente. Estas premisas sirven para construir dramas cautivantes que, desde historias muy particulares, apelan a sentimientos universales que pueden conmover a cualquier espectador.
Sin embargo, la temática queer en el cine también ha adquirido un tinte activista, ya que a través de la pantalla grande se puede alcanzar audiencias masivas y, a lo mejor, propiciar un cambio en la mentalidad a favor de la tolerancia y en contra de la homofobia. Se podría argumentar que el cine ha sido uno de los principales aliados de la causa LGBT.
De este submundo cinematográfico han surgido creadores que han dejado huella en la historia del séptimo arte. Para no ir muy lejos, podemos mencionar al cineasta español Pedro Almodóvar, quien desde los años 70 desafió los cánones de la sociedad conservadora con un cine provocador de estética rocambolesca y colorida que, a la postre, se convirtió en su sello personal.
Otro creador destacado es el canadiense Xavier Dolan, quien desde muy joven generó una gran impresión en la movida del cine independiente internacional con películas sinceras con adolescente rebeldes como protagonistas. 'Yo maté a mi madre', 'Tom en la granja' y 'Mommy' son algunas de sus cintas más reconocidas.
Hoy en día, el cine queer ya no es (necesariamente) rebelde. Gracias a las facilidades de distribución que ofrece internet, existe toda una audiencia que busca historias LGBT en toda clase de géneros, desde la comedia hasta el terror.