La desigualdad de género sigue siendo una preocupación latente en el mundo y una de las razones por las que se sigue perpetrando a través de generaciones es debido a la crianza, ya que en muchas ocasiones se siguen reproduciendo estereotipos de género y los más pequeños no tienen la oportunidad de crecer en un ambiente en el que puedan explorar sus identidades libremente, sino que por el contrario se les asignan comportamientos específicos, colores y hasta juguetes.
¿Qué son los estereotipos de género?
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF resalta que cada cultura y sociedad asigna papeles, roles, formas de ser y actuar específicos para hombres y mujeres, esto quiere decir que se condiciona a las personas desde que nacen a desarrollar ciertos comportamientos y gustos guiados simplemente por su sexo biológico.
Así que los estereotipos de género se refieren a aquellas “creencias simplificadas y generalizadas sobre cómo son las mujeres y los varones, y qué rasgos y comportamientos se esperan o se consideran apropiados para cada uno.”
Crecer bajo estos estereotipos es crecer bajo la idea de que solamente existe lo masculino y lo femenino, y que hay comportamientos específicos de cada uno, de este modo los niños y las niñas van incorporando comportamientos que la sociedad espera de ellos en función de su sexo al nacer. Cambiar esta perspectiva es fundamental para eliminar la violencia de género y la desigualdad.
La responsabilidad de una crianza con perspectiva de género y libre de estereotipos recae principalmente en padres, madres y cuidadores, pero también influyen diversos actores de la sociedad como las familias, colegas, amistades, instituciones educativas, líderes de fé, medios de comunicación, empresas y hasta celebridades.
De hecho, hay comportamientos y creencias cotidianas que siguen alimentando estos estereotipos de género, como decir que los hombres no lloran, que las mujeres hacen mejor las tareas de cuidados, que los niños tienen más habilidades de liderazgo y toma de decisiones, que niños y niñas deben practicar deportes diferentes o que las muñecas solo son para las niñas.
Según UNICEF, “las creencias y normas tradicionales de género ejercen presión sobre las personas, justifican la discriminación y, por tanto, desempeñan un papel esencial en la (re) producción de las desigualdades de género.”
Vale la pena resaltar la diferencia entre identidad de género y sexo biológico, la primera se refiere a la forma en la que cada persona se identifica a sí misma, que puede coincidir o no con el sexo biológico al nacer, el cual conocemos como masculino y femenino.
Estereotipos de género y violencia
Según la Organización Mundial de la Salud OMS, a nivel mundial 1 de cada 2 niñas y niños de entre 2 y 17 años sufre algún tipo de violencia cada año y se estima que el 58% de niñas y niños en América Latina y el 61% en América del Norte sufrieron abuso físico, sexual o emocional durante el último año.
Crecer en un ambiente violento, además de afectar a los más pequeños a nivel físico y psicológico, influye en los comportamientos que se desarrollan, ya que según la evidencia científica, lo que hacen las personas adultas es la mayor influencia sobre los roles de género que se forman en la infancia.
“La desigualdad y el desequilibrio de poder socialmente atribuido entre mujeres y hombres son el origen de la violencia contra las mujeres y pueden justificarla” menciona UNICEF, organización que también hace énfasis en que la perpetuación de estos estereotipos puede dificultar que se identifique la violencia, ya que quienes crecen en hogares donde se ejerce violencia contra la mujer pueden entender que estos comportamientos son normales.
Aparte de la violencia física o psicológica, los estereotipos de género pueden conducir a la discriminación y el acoso, así como una afectación en la salud mental con estrés, ansiedad o depresión al no amoldarse a ellos. Incluso, se puede limitar la educación o las oportunidades laborales si los niños siguen carreras en campos dominados por hombres y las niñas hacen lo mismo en campos dominados por mujeres.
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¿Cómo transformar la crianza para que tenga perspectiva de género?
Lo primero que hay que hacer es informarse acerca de aquellos comportamientos, creencias y expresiones que siguen alimentando los estereotipos de género, una vez se tengan identificados, se deben eliminar de la cotidianidad.
Se deben garantizar los espacios y las condiciones para que exista un desarrollo igualitario entre niños, niñas y adolescentes, sobre todo en los primeros años de vida. Promulgando el respeto, la no violencia, la libertad para explorar y elegir sin que se sientan juzgados.
Algunas de las acciones que se han propuesto en aras de una crianza con perspectiva de género son las siguientes:
1. Compartir responsabilidades de cuidado y tareas domésticas
Los niños, niñas y adolescentes que crecen en hogares en los que las personas adultas se respetan, comparten responsabilidades familiares y laborales tienen mayores probabilidades de reproducir este tipo de relaciones equitativas en su vida adulta.
2. Actividades físicas para niños y niñas
Hay que desarraigarse de la creencia de que las niñas son más frágiles que los niños, al contrario, hay que incentivarles por igual para que realicen actividades como arrastrarse o trepar, ya que al desarrollar destrezas físicas se contribuye a alimentar la confianza y la seguridad.
3. Juegos y juguetes no sexistas
Aunque las tiendas de juguetes sigan teniendo una división entre elementos para niños y niñas, hay que desmitificar esta creencia, no existen juguetes con género y hay que darle la oportunidad a ellos que elijan aquello que les llama la atención.
4. Conversar sobre las emociones
Se tiene la creencia de que los niños no deberían hablar abiertamente de emociones, por eso hay que tener comunicación tanto con niños y niñas para entender su sentir y comprenderlos mejor, animarlos a que compartan sus emociones, sentimientos, preocupaciones y opiniones.
5. Intereses libres de estereotipos de género
Hay que darle libertad a niños y niñas en cuanto a sus intereses, sin condicionarlos por el tipo de actividad que les llame la atención desarrollar. Tampoco hay que condicionarlos con la estética o las ropa que les guste utilizar.
6. Apoyo emocional
Usualmente los adolescentes pasan por un proceso de transformación o reafirmación identitaria, es importante estar presente en esas etapas de cambio mostrando apoyo y orientación, además de crear espacios de diálogo en los que se sientan cómodos.
7. El lenguaje
Las expresiones que utilizamos, pueden perpetuar o ayudar a romper los estereotipos de género, así que es importante oponerse a burlas de género o comentarios peyorativos que refuercen los roles de género estereotipados.
8. Ambientes seguros
Hay que crear ambientes libres de violencia de todo tipo, incluso replantearse la forma en que se corrige a los niños y niñas y que no sea sesgada por el género.