En Memorias del calavero (2014), el director boyacense Rubén Mendoza hace un viaje con el equipo de producción junto al protagonista, un hombre mayor enigmático que protagonizó su primer y exitoso cortometraje, La sociedad del semáforo (2010).
El largometraje, que en apariencia comienza como un road movie (película de carretera) documental, fue la segunda película del director en 2014 después de la también multipremiada película Tierra en la lengua (2014), y con la que el director deja ver en la intimidad de su propia producción a su amigo "El cucho", personaje principal de sus primeras historias en la pantalla gigante.
Dirigida y escrita por Rubén Mendoza, y protagonizada por Antonio Reyes, Luis Corredor y el cantante santandereano Edson Velandia, Memorias del calavero participó en varios reconocidos eventos, como el Festival Internacional de Cine de Cartagena, el Festival de Cine de La Habana y el Festival de Cine Colombiano de Medellín.
Un personaje enigmático
Fruto de la amistad que surgió entre el director y "El Cucho", quien encarnó a "Cienfuegos" La Sociedad del Semáforo, Memorias del Calavero cuenta la historia del viaje de retorno de un viejo que se hace llamar "El Cucho", a su tierra natal en Santander.
Allí la autoridad y algunos actores armados de este país lo persiguen para apresarlo o, en el peor de los casos, arrebatarle la vida.
La película, que inicia en clave de documental pero que se va diluyendo en la no-ficción, deja ver un viaje a una redención imposible después de un pasado atravesado por sustancias y tragedias inimaginables.
Memorias del Calavero es realmente la historia del "Cucho", un hombre que parece que ha atravesado por todos los círculos del infierno en vida, con anécdotas propias relacionadas con la violencia del país, la situación de calle, la drogadicción y la locura.
Así, Mendoza se convierte también en un documentalista junto a su equipo , quienes acompañan a "Cucho" en una travesía por las montañas colombianas que incluye, entre otras aventuras, borracheras en burdeles de carretera, momentos de introspección al calor del chocolate y la comunión con los demás.
El espectador, sin embargo, no sólo está atento a la vida del "Cucho", sino que está en constante expectativa de un gran secreto que el protagonista ha prometido compartir con el director y, a su vez, con el público.
Dicho secreto parece ser tan íntimo que no puede ser comunicado de otra manera que con una película en su nombre, por lo que le propone al director que lo acompañe con su equipo de rodaje en un viaje a su tierra natal, en Santander, comprometiéndose a revelar el misterio cuando alcancen su destino.
¡No te pierdas Memorias del calavero una narración entrañable que habla del amor, la amistad y el terror de ser alcanzado por nuestros propios demonios y, en fin, de la condición humana!
