Italia, aparte de ser una de las cunas culturales de la Europa moderna, también tiene la reputación de ser el lugar de origen de poderosas mafias trasnacionales. Esta imagen se ha replicado en el mundo debido a la literatura y el séptimo arte.
Para la muestra, dos novelas icónicas: El Padrino, del italo-esadunidense Mario Puzo, y Gomorra, del periodista italiano Roberto Saviano. Ambas fueron adaptadas al cine y se conviertieron en películas de culto pues la realidad de las mafias italianas es innegable y se ha hecho atractiva por sus tradiciones o su poder político y económico.
Sin embargo, toda historia tiene más de una arista. La película El Oro de Scampia (2014), de Marco Pontecorvo, nos trae una nueva forma de ver a Scampia, el barrio con peor reputación de toda Italia.
Scampia se ubica en Nápoles, ciudad que también carga con una reputación negativa en ese país. Esta historia, inspirada por hechos de la vida real, muestra que no todos los habitantes de Scampia acuden a la mafia para subsistir y encontrar empleo, sino que apuestan a futuros más prometedores.
Giuseppe Fiorello interpreta a Enzo, un entrenador de judo.
Como Gomorra (2008), El oro de Scampia transcurre en Scampia, donde las edificaciones más temidas fueron "Las Velas". Allí, entre vidrios rotos, el abandono del Estado italiano, los pasillos grafiteados y las viejas fortalezas construidas por los feroces clanes familiares de la Camorra, viven miles de almas jóvenes que en algún punto deben decidir si hacer parte de las mafias o buscar otra forma de vida.
Con más de 500 años de existencia, dicha organización criminal es quien manda allí y su forma de operar se basa en la violencia y los negocios ilegales como el tráfico de drogas. Sin embargo, hay personas como Enzo Capuano, protagonista de El oro de Scampia, un profesor de judo interpretado por Giuseppe Fiorello, quien educa a niños del barrio en la ética del deporte.
El escenario de la película es en el barrio Scampia, en Nápoles.
Esto es inadmisible para los clanes y su trabajo atraerá la hostilidad de la Camorra. Pero Capuano está dispuesto a correr el riesgo y fija con su equipo de judo un increíble objetivo: llegar a los Juegos Olímpicos y traer al barrio una medalla.
Enzo encarna aquella mirada de Pontecorvo, quien se niega a aceptar el destino de Scampia y que parece eternamente ligado al destino de Nápoles, la ciudad más poblada del sur de Italia y la que registra las mayores tasas de desempleo de todo el país.
De esta manera, Pontecorvo nos acerca a la realidad del gueto italiano, a través de un narrador omnisciente encarnado en el héroe Enzo Capuano, y se desenvuelve en un ambiente donde predominan los personajes gangsteriles en su diario vivir.
En contraposición, a pesar de que el escenario es el mismo, Pontecorvo pone el foco en las historias de aquellos muchachos que no quieren hacer parte las peligrosas dinámicas económicas de su barrio.
El oro de Scampia es entonces una historia "de valentía, lucha constante y de confianza en el ser humano, donde virtudes como la amistad, el trabajo o el esfuerzo alcanzan finalmente una recompensa. Los protagonistas en la ficción, Enzo y Toni Capuano nacen de una historia real, la de Giovanni y Pinno Maddaloni, un padre y su hijo que logran vencer a la Camorra (...) porque más allá del importantísimo oro de Pino en las olimpiadas de Sídney, la verdadera victoria la consiguen en Scampia, gracias a unos Kimonos de judo que trocándose en capas de superhéroes, logran salvar del sistema y de la manovalanza (el oficio de ser matón) a muchos de los jóvenes del barrio", afirmó sobre la película Antonio Javier Marqués Salgado, PhD y miembro del área de filología italiana de la Universidad de Oviedo en su ensayo 'Scampia: de set cinematográfico, guerras entre clanes y abandono por parte del Estado hasta la dignidad del hombre'.