En el documental 'Laura, vida y rebeldía', la escritora colombiana Laura Restrepo habla de su necesidad de estar en contacto con un pueblo en movimiento. "El impacto en la cultura y en el arte es muy grande. En los sitios donde se llega a estados de conformismo, de apatía frente a la política, o resignación, o lo que tú quieras, el mundo de la cultura se apaga".
Inspirados en la reflexión de Restrepo, nos hicimos la pregunta de cómo el proceso creativo y el oficio de contar historias pueden estar impulsados por un sentimiento de inconformidad con el status quo. Por ejemplo, para muchas mujeres artistas, académicas y activistas en la historia de nuestro país, su obra representó un acto de rebeldía pues se atrevieron a desafiar las estrictas reglas de la sociedad machista.
Para entender mejor esa simbiosis entre rebeldía y creatividad, acudimos a 'Rebeldes', un libro escrito por Myriam Bautista González que explica la vida de 6 mujeres colombianas referentes de los siglos XIX y XX.
Débora Arango Pérez (1907-2005)
Débora Arango Pérez "no fue revolucionaria de palabra sino de obra", como asegura Bautista en su libro, puesto que su pintura fue rebelde para la época. Pintaba desnudos en tiempos donde la iglesia ejercía cargas morales bastante conservadoras. Fue entonces cuando las autoridades religiosas de Medellín buscaban censurarla porque pintaba como le venía en gana.
Por ejemplo, un obispo de Medellín la citó a su despacho para reprenderla por atreverse a ilustrar mujeres desnudas. Ella argumentó que "lo hacía igual que el maestro Pedro Nel Gómez". De inmediato, el obispo respondió que él tenía licencia por ser hombre. Aun así, ella ponderó y le refutó: "Si había pecados para mujeres y pecados para hombres". A lo que el jerarca quedó sin palabras y la dejó salir sin tener más que alegarle.
En la actualidad, Débora Arango es recordada en el billete de 2 mil pesos.
En 1938 fue invitada a visitar Bogotá por Jorge Eliécer Gaitán en calidad de Ministro de Educación para exponer sus obras en el Teatro Colón, que tan solo duró un día porque la iglesia, con el apoyo de Laureano Gómez, aseveró que sus desnudos eran “inmorales, perversos, pornográficos e incorrectos técnicamente".
Soledad Acosta de Samper (1833-1913)
Soledad Acosta también vivió de las letras pues amaba escribir novelas y contenido periodístico. Escribía folletines dominicales y textos dirigidos a mujeres, aunque para el siglo XIX y XX los índices de analfabetismo arrojaban que pocas personas sabían leer y escribir, ella insistía en reivindicar el rol de la mujer a pesar de que los sectores más tradicionales y religiosos la observaran con escepticismo.
"La creatividad de Soledad Acosta parecía no tener límites, no se agotó con la escritura de novelas costumbristas, románticas, históricas, libros de viajes, biografías, textos religiosos y obras de teatro. Hizo investigación histórica, lo cual era muy extraño, recopilando la vida de varios próceres para volver sobre sus glorias y, lo que resulta casi inverosímil, levantó a mano un listado con nombres y apellidos de las esposas de los conquistadores españoles que se establecieron", recalca Bautista en su libro.
Por otro lado, para entender un poco más sobre la vida y rebeldía de ella, escucha el siguiente audio investigado por Señal Memoria, hecho el 18 de octubre de 2013, en el que la periodista Margarita Vidal entrevista a la exprimera dama Jacquin Strouss de Samper, y le cuenta sobre los pensamientos vanguardistas de Soledad.
Virginia Gutiérrez de Pineda (1921-1999)
Virginia Gutiérrez de Pineda fue un antropóloga recordada por abrir el debate respecto a la conformación de la familia en Colombia . Escribió varios libros en los que cuestionó la visión patriarcal de la familia y propuso la noción de múltiples manifestaciones del concepto familia.
Fue ella quien inauguró la cátedra de antropología médica en la Universidad Nacional y además uno de los auditorios de esta institución la rememora con su nombre. También aparece en la divisa colombiana, pues es el personaje ilustrado en los billetes de 10 mil pesos.
Recibió el Premio Nacional al Mérito Científico cuando consiguió el apoyo de Unicef y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, al diagnosticar el número de niños callejeros que viven sin familia en seis ciudades de Colombia, todo con el fin de diseñar una política pública que los protegiera.
También fue condecorada con la Cruz de Boyacá por Belisario Betancourt y Ernesto Samper Pizano por sus contribuciones académicas.
Emilia Pardo Umaña (1907-1961)
Descrita por Myriam Bautista como "aguda, creativa y chispeante redactora", Emilia tuvo la fortuna de ser la primera mujer contratada (formalmente) para trabajar en una sala de redacción del diario El Espectador en 1934.
De acuerdo con Bautista, Pardo se posicionó como "columnista costumbrista, anecdótica, familiar, fácil de leer y coloquial, que fueron características de su redacción, por las que se hizo populaar. Fue comentada y más querida que odiada". Es así como su creatividad fue rompiendo el esquema de que los hombres dominaran el oficio del periodismo.
Tan notoria fue la mezcla de rebeldía y creatividad, que fue presidente en la fundación del Círculo de Periodistas de Bogotá en 1946, una organización que busca "mantener como canon fundamental la libre expresión del pensamiento, y defender por todos los medios las normas constitucionales y legales que garantizan la libertad de prensa".
Pardo ha sido objeto de estudio para entenderla en la actualidad, al punto de que ilustradores independientes investigaron sobre su trabajo y produjeron uno nuevo basado en sus textos, incluso donde se mencionan frases hechas por Emilia que se siguen comentando en la actualidad como "y se roban... hasta un hueco".
María Cano Márquez (1886-1967)
Proclamada como la "flor del trabajo" en Medellín por su sentido de ayuda a los obreros, indígenas y campesinos, esta mujer se destacó por su activismo. Fue defensora de la población vulnerable entre 1924 y 1934.
Durante esa década, sufrió persecuciones policiales y repudio del establecimiento, especialmente por sus críticas a la influencia norteamericana en el mercado colombiano.
Al igual que Jorge Eliécer Gaitán, "Mariacano", como se le decía a secas, protestó con texto y discursos por la masacre de las bananeras ocurrida en 1928, que la motivó a consolidar un movimiento para enfrentar a los conservadores. Por ello, la historia la recuerda como agitadora de masas y primera mujer líder política en Colombia.
Cecilia Cardinal de Martín (1924-2013)
Ferviente defensora del derecho a la salud, pero en especial del derecho a la educación sexual tras vivir un entorno machista, varios de sus profesores de la Universidad Nacional le auguraban no graduarse de medicina por el simple hecho de ser mujer. Sin embargo, perseveró hasta especializarse como ginecobstetra y consolidarse como una de las pioneras en educación sexual en Colombia.
Como ningún hospital en Bogotá la quiso recibir por ser mujer viajó a Nueva York, reforzó su inglés y pudo aplicar sus conocimientos en el Long Island College Hospital. Al volver, se dió cuenta de que la sexualidad no era únicamente memorizar y analizar la parte más recóndita de nuestro sistema reproductivo, sino que había algo más humano de por medio, llamado placer.
Descrita por Bautista como "alegre y permanente defensa por la plenitud", Cardinal defendió a capa y espada la educación sexual en el país, pues veía con impotencia el trato indigno que se les daba a las mujeres que necesitaban abortar o simplemente necesitaban ser examinadas por un ginecólogo.
Elementos que se pueden constatar en una entrevista hecha por la Asociación Colombiana de Psiquiatría, donde vislumbró su rebeldía y habló con una de sus primeras pacientes: "Yo les preguntaba el por qué no habían consultado al médico, y ellas me contestaban: «porque me daba mucha pena que me examinara un hombre, pero con usted es diferente. Qué rico que ahora hay una doctora, una mujer...». Entonces, muy romántica, pensé que debía hacerme ginecóloga. Estaba destinada a servirle a las mujeres de mi país".