Quizá el nombre de Marina Abramovic no sea muy familiar para muchos, pero para muchos otros la nacida en Belgrado es una auténtica rockstar de la plástica, la artista que rompió las barreras del performance y que demostró que el arte puede ser una herramienta transgresora que puede ser usada tanto para divertir como para denunciar.
Espacio más allá: Marina Abramovic y el Brasil
Domingo 17 de septiembre → 8:00 p. m.
Una mujer que despierta tanto amor como odio, tanta fascinación como repulsión. Marina Abramovic, conocida como “la abuela del arte performance”, es la reina de transgresión artística, al punto que periodistas especializados en artes plásticas como Lorenzo Pereira de la revista Widewalls han llegado a decir que, “la vida de Abramovic, sus performances, el arte corporal por ella creado, los experimentos que han levantado ampolla y su estatus de celebridad pueden llegar a ser entendidos como una pieza de arte gigante”.
La artista serbia, nacida en la extinta Yugoeslavia, es considerada como una de las pioneras de la expresión performática, en la medida que fue una de las primeras personas en explorar la expresión creativa a partir del cuerpo para crear una acción en un tiempo y espacio determinado.
¿Qué es lo que hace a Marina Abramovic y a su obra algo tan disruptivo? Dejaremos que lo averigües por ti mismo, cuando te mostremos algunos de sus actos más irreverentes:
1. Rythm 0 – Ritmo 0 (1974)
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Esta obra marcó un hito dentro de las artes plásticas en general, más allá del performance como tal. Fue la creación que la puso en el panorama porque a partir de una acción sencilla y en apariencia inocua, logró un impacto que muchos artistas a lo largo de su obra han soñado alcanzar, aunque no lo han logrado.
Rythm 0 fue presentado en una galería donde Abramovic se presentó semidesnuda, dispuso 72 elementos sobre una mesa (desde boas de plumas, rosas y una cámara de fotografías instantáneas, hasta cuchillos, un hacha, e inclusive, una pistola cargada) y asegurando que se mantendría inmóvil, pasara lo que pasara, durante 6 horas, invitó a los asistentes a elegir un instrumento de la mesa y usarlo como quisiera.
Lo que empezó tímidamente, con personas que intentaban hacerle cosquillas o dibujar con labial sobre su piel, pronto degeneró en agresiones más fuertes, llegando al punto en que alguien tomó la pistola cargada y otro asistente lo detuvo todo para evitar una tragedia.
“Lo que aprendí fue que, si dejas que el público decida, te pueden matar. Me sentí verdaderamente atacada: me cortaron la ropa, me clavaron las espinas de las rosas en el estómago, una persona me apuntó a la cabeza con la pistola y otra se la quitó. Después de exactamente seis horas, según el plan, me levanté y empecé a caminar hacia el público. Todos escaparon, evitando un enfrentamiento real", reflexionó Abramovic sobre su obra que se convirtió en una denuncia y reflexión sobre el contrato social, la confianza y las dinámicas sociales.
2. Balkan baroque- Barroco balcánico (1997)
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Dado su origen yugoslavo, muchas de las creaciones de Abramovic encuentran su inspiración en la Guerra civil balcánica que se desarrolló entre 1991 y 1995, donde aproximadamente 130 mil personas murieron y dos tercios de la población del extinto país soviético fueron desplazados.
Este performance es una gran prueba de la transgresora forma en que la artista se ha atrevido a denunciar: durante 4 días, Marina se sentó, a media luz, en medio de, al menos, 1.500 huesos de animales aún con tejidos. Vestida de blanco se mantuvo activa durante el tiempo de la acción artística pelando los huesos con sus propias manos mientras cantaba canciones folclóricas infantiles de su país.
Al ser consultada por el diario inglés The Guardian sobre el leitmotiv de esta creación, Marina respondió: “cuando la gente me pregunta de dónde soy, nunca digo que de Serbia. Siempre digo que vengo de un país que ya no existe más”.
3. Rythm 2 – Ritmo 2 (1974)
Otra de las obras de Abramovic que levantaron ampolla por romper las convenciones sociales alrededor de temas tabú. En esta ocasión, inspirada por la búsqueda de las expresiones del inconsciente, Marina llevaría el arte un paso más allá de lo hecho hasta la fecha y un paso más cerca de lo políticamente incorrecto.
Durante los primeros 50 minutos de la instalación, la yugoslava ingirió todo tipo de medicamentos recetados para pacientes con daño neurológico de motricidad para así poder perder el control de su cuerpo pero mantenerse alerta y con capacidad de respuesta mental. Cuando los fármacos surtieron efectos, la artista empezó a sufrir espasmos delante de la audiencia mientras mantenía la conciencia.
En la segunda parte del performance, Abramovic recibió una droga diferente, comúnmente administrada para calmar los ataques de esquizofrenia. El espectáculo concluía cuando la artista se quedaba dormida.
Acto seguido, la serbia tomó otra droga, esta vez una administrada para calmar los ataques de esquizofrenia y finalmente cayó dormida.
4. Eight lessons on emptiness with end – Ocho lecciones sobre el vacío con fin (2009).
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Otra de las obras que sobrepasaban con creces los límites de lo que se considera políticamente incorrecto. Realizado en el país asiático de Laos, en esta ocasión la artista volvió a denunciar las diversas formas de la violencia, pero esta vez se valió de un recurso perturbador, aunque en apariencia inocente: niños de entre cuatro y siete años.
Los niños eran dispuestos para escenificar situaciones de guerra que, al ser representadas por infantes, adquirían un carácter turbulento, pero que según la propia artista, más que ofrecer una posición política, demostraban el nivel de exposición de los más pequeños ante situaciones y eventos de violencia.
"Hay otros significados, es mucho más sobre el fruto de nosotros mismo. Los niños son nuestro futuro, nuestro destino, qué les espera a nuestros hijos en una sociedad corrupta, violenta. Si le pides a un niño de cinco años que interprete una ejecución, sabe perfectamente cómo hacerlo. Lo ven en la televisión, en Internet, en todas partes. Es a lo que están expuestos. Y eso pasa en todas partes, pregunten a los niños españoles. Eso es lo que estamos haciendo a los niños, que son nuestro futuro y son el futuro de este planeta. Así que es sobre la humanidad, no es político", dijo Marina sobre este performance.
5. The artist is present – El artista es presente (2010)
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Esta es la obra más celebrada y mediática de la artista. En el marco de una retrospectiva de su obra, Abramovic puso en marcha este performance que, además, se convirtió en el performance más extenso jamás realizado.
Durante 716 horas y 30 minutos Marina permaneció inmóvil, sentada frente a una mesa y otra silla en la que los espectadores podían sentarse e compartir el espacio durante el tiempo que quisieran. De forma diaria, durante 7 horas, los asistentes tomaron parte de la obra que incluyó un momento emotivo cuando uno de los asistentes que se sentó frente a Abramovic resultó ser Uwe Laysiepe, conocido como Ulay, pareja de la artista durante 12 años y cocreador de algunos de sus perfomances.
Estas son solo algunas muestras que seleccionamos del extenso catálogo creativo de la artista yugoeslava para demostrar que Abramovic es, sin duda, la reina de la transgresión, ¿Cuál es la obra de ‘la abuela del performance’ que más te ha impactado?, cuéntanos en los comentarios.
Si quieres conocer más de esta grandiosa artista no dejes de ver 'Espacio más allá: Marina Abramamovic y el Brasil' el próximo domingo 17 de septiembre. Aquí te dejamos el trailer:
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