Este fin de semana los sonidos y tradiciones culturales del Pacífico colombiano se dan cita en Santiago de Cali para la celebración de la vigésimo primera versión del festival Petronio Martínez y como esta edición tendrá como eje temático el aporte de la mujer en el folclore afropacífico, en Señal Colombia quisimos dar un repaso por la importancia femenina en la tradición musical de la región occidental del país.
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Según los investigadores, como Juan Sebastián Ochoa, profesor de la facultad de Música de la Universidad Javeriana y autor de “Arrullos y currulaos”, el papel desempeñado por la mujer en la tradición sonora del Pacífico afrocolombiano no solo es importante, sino que es la base de todo.
XXI Festival de Música del Pacífico - Petronio Álvarez
Domingo 20 de agosto - 8:30 p. m.
En una entrevista para el portal de la universidad Javeriana, Ochoa reveló que originalmente su investigación estaba orientada a “estudiar la influencia de la marimba en la creación musical de estas regiones; sin embargo, durante el proceso de desarrollo de lo anterior, nos dimos cuenta de que realmente el instrumento principal no era la percusión sino las voces femeninas porque son ellas el elemento primordial para narrar las historias”.
Las primeras “profes”
Los sonidos del Pacífico colombiano son ancestrales y en su transmisión las mujeres son fundamentales en la medida que el primer medio de aprendizaje de estas tradiciones es a través de la observación y replica de los maestros y maestras. Allí las mujeres aparecen como importantes difusoras de la tradición desde el hogar, donde inculcan a hijos y familiares los conocimientos básicos de los sonidos, ritmos e instrumentos.
Víctor Banguera, percusionista del grupo Gualajo, en el libro ‘Arrullos y Currulaos’ evidencia la influencia femenina en el desarrollo de su interés por las músicas del Pacífico: “Yo tocaba (sobre) ollas. Y vainas y problemas con mi mamá porque entonces me cascaba mi abuelito por eso. Especialmente mi abuelito, porque a mi mamá y a mi abuelita les gustaba eso: como ellas, mi mamá, por lo menos es cantante, canta arrullos más que todo”.
En ese mismo orden de ideas, las cantadoras guapireñas Benigna y Lísida Solís, cuentan en la investigación realizada por Ochoa que fue gracias a “las viejitas” que se interesaron y aprendieron a cantar. Esas “viejitas” no eran otras que su abuela y sus amigas que solían cantar en los arrullos. “La abuellita nos enseñaba: nos enseñaba los cantos. La tía Eulalia también”, cuenta Benigna, que además recuerda que el primer acercamiento a esos cantos se hacía a través del juego, de las rondas infantiles donde lo más importante es cantar y bailar.
La idea la aclara mejor Nidia Góngora, cantadora que ha hecho parte de agrupaciones como Socavón, Canalón y Ondatrópica, que dice que “cantar es una tradición, es parte de un aprendizaje generacional, a mi mamá le enseñó mi abuela, a mi abuela mi bisabuela y a mí, mi mamá”.
Las reinas de las músicas afropacíficas
En los sonidos autóctonos de la región occidental del país existen diferentes tipos de cantos tradicionales que se vinculan a tradiciones religiosas y sociales como los momentos de adoración de los santos (llamados arullos) o los de fiesta (llamados currulaos). Los estudiosos del tema coinciden en algo: en todas las músicas del Pacífico el protagonismo lo tienen las mujeres.
Por ejemplo, en las adoraciones, o arrullos, las mujeres son las encargadas de cantar por horas y horas, únicamente acompañados por la percusión de los bombos y los cununos, así como por el guasá.
Ya en los currulaos, que son mucho más festivos y que carecen de carácter religioso, las mujeres se mantienen relevantes, aunque aquí pueden aparecer hombres solistas y otros instrumentos como la famosa marimba de chonta.
Sin embargo, tal y como lo plantea la red de Cantadoras del Pacífico Sur, a pesar de su relevancia, las cantadoras “son vistas ante sus comunidades, niños, jóvenes y adultos, como simples acompañantes de las diferentes ceremonias y festividades de sus poblaciones y no son reconocidas como patrimonio fundamental de su identidad cultura”.
Destacan que se niega y resta importancia al esfuerzo y el acervo de esos conocimientos ancestrales que muchas de estas mujeres que hoy son adultas mayores llevan consigo desde niñas y que “al llegar a la vejez entregan y exponen, sin tener el reconocimiento y la valoración que sus manifestaciones representan”.
El rol social de las cantadoras
El papel femenino en el folclor del Pacífico es tan relevante que supera el mero acto de cantar y conservar las tradiciones, convirtiéndolas en actoras sociales para sus comunidades.
El rol va desde la acción de mantener vivos los saberes de generación en generación, hasta la mediación y visibilización de conflictos que afectan a su región. Teniendo en cuenta que el Pacífico ha sido una de las regiones más afectadas por diversas problemáticas, las cantadoras han tomado cartas en el asunto.
Problemáticas como el conflicto armado, el acceso a recursos básicos, la corrupción y otras más que afectan notablemente a la región han impulsado a las cantadoras a denunciarlo a través de cantos pero, la cosa no queda ahí, porque también han empezado a desempeñar labores comunitarias para hacer visibles estas injusticias y buscar soluciones para algunas de ellas.
Colectivos como la Red de Cantadoras del Pacífico Sur y Manos Visibles, han agrupado a estas guardianas de la tradición para desarrollar trabajos colectivos orientados a la difusión y preservación del patrimonio cultural de la región, pero también para empoderar las comunidades en torno a la productividad y la reconstrucción del tejido social.
Como se puede ver, las mujeres son la base de la dinámica social del Pacífico, sus voces son una herramienta de transmisión de los saberes tradicionales, pero también son un amplificador de la lucha, los compromisos sociales y las luchas comunitarias. Son artistas y guardianas del folclor, pero también son lideresas que desde la cultura se mantienen en pie de lucha para demostrar que mientras sus voces puedan sonar tendrán algo que decir.