Cada 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, una fecha organizada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el fin de crear conciencia acerca de la prevención del suicidio en todo el mundo.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el suicidio es un problema de salud pública importante pero descuidado, en parte porque parece rodeado de estigmas, mitos y tabúes que cobra, de acuerdo con cifras de la OMS, más de 700.000 vidas humanas, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos.
Pero, además, según la OPS, desde la pandemia por COVID-19 más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés, por lo que cada vez más es importancia centrarse en la prevención del suicidio, pues acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida.
“Desafortunadamente, la cultura social, incluso desde el Estado, se ha reforzado la mala percepción de buscar ayuda y cuidado de la salud mental, y se trata de una encrucijada a la que hay que prestar atención, pues una persona sin buena salud mental tiene mayor riesgo de una conducta suicida”, aseguró Juan Camilo Ramírez, Director del programa de psicología en Medicina y Psicología Especializada Sas, una empresa de carácter privado que presta servicios de atención psicológica domiciliaria.
Prevención del suicidio: cuida la vida
De acuerdo con la OPS, en la Región de las Américas se notificó un promedio de 81.746 muertes por suicidio al año entre 2010 y 2014, en los que alrededor del 79% de los suicidios en la región ocurrieron en hombres. Además, suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años y el 77% de los suicidios se produce en los países de ingresos bajos y medianos.
Por eso, en países como Colombia es de vital importancia continuar promoviendo la prevención del suicidio, así como su comprensión y desmitificación, pues las víctimas no sólo son quienes toman la decisión de quitarse la vida, sino que se trata de una tragedia que afecta a familias, comunidades y países, y que tienen efectos duraderos para los allegados de la víctima.
“Es muy importante que para los medios de comunicación y la sociedad en general que cambien la concepción del suicidio, del tabú que genera esta temática. Mucha población no ha sido formada frente a la importancia de la salud mental, de lo prioritario que es gozar de calidad de vida psicológica y emocional. Parece un tema de segundo plano, y se piensa que la salud física está primero que la mental, y lo cierto es que son igual de importantes”, explicó Ramírez.
De acuerdo con el profesional, hay formas de prevenir las tentativas de suicidio, algunas consignadas por ejemplo por la OMS, como las hospitalizaciones de emergencia, el fortalecimiento los grupos de apoyo, así como aumentar las actividades psicológicamente significativas que producen bienestar mental, como por ejemplo la meditación, la práctica del mindfullness, el ejercicio, el yoga, entre otras.
De la misma forma, comprender que la ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento, el consumo de alcohol y el disparo con armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en el mundo, y que reconocer en las personas con depresiones o cuadros emocionales o psicológicos delicados su cercanía con armas, consumo abusivo de alcohol o sustancias psicoactivas es reconocer un riesgo que puede prevenir un suicidio.
¿Cómo prevenir el suicidio?
El suicidio puede ocurrir a cualquier edad, y aunque existen muchos factores de riesgo que incrementan las posibilidades de ideaciones suicidas, cualquier persona puede presentar en algún momento pensamientos de este tipo.
Se trata de un fenómeno que afecta a todas las regiones del mundo, aunque más del 77% de los suicidios ocurridos en 2019, según la OMS, tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos.
“Hay que revisar los contextos donde se da el suicidio, donde se puede ver que no dependen solamente de factores genéticos o de enfermedades diagnosticadas, sino de eventos de la vida cotidiana asociados por ejemplo al estrés, la sobrecarga laboral, la falta de oportunidades, incluso algunos patrones de crianza que juegan un papel muy importante ante la decisión de consumar un suicidio.
Es importante reconocer que el abuso de sustancias estupefacientes también influyen, por el deterioro biológico como también porque afectan muchas de nuestras relaciones vitales (trabajo, familia, sociedad). El abuso del alcohol también juega un papel muy importante” destacó el director del programa de psicología de Medicina y Psicología Especializada Sas.
De esta manera, es muy importante escuchar a las personas que le comuniquen a alguien cualquier ideación suicida, por leve que parezca, así como promover el cuidado de la salud mental.
Así mismo, “hay factores de riesgo asociados al suicidio relacionados con eventos vitales en la vida de un ser humano que deterioran la salud mental, como factores estresantes, riesgo psicosocial, procesos de duelo que no se saben enfrentar, dificultades económicas, y en muchos casos el acoso escolar, por lo que es importante no dejar de acompañar a personas que estén atravesando momentos difíciles”, agregó el profesional.
Es muy importante reconocer estos aspectos, pues en muchos casos, las tendencias suicidas se dan en personas que lo cometen impulsivamente en situaciones de crisis, en las que su capacidad para afrontar las tensiones de la vida, como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, ha sido mermada.
De acuerdo con la OMS, se ha demostrado también que las personas que han vivido conflictos como catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas.
“Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes; los pueblos indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales; y los reclusos. El principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio”, aclaró la OMS en su página para la prevención del suicidio.
Ahora, ¿cómo hace uno como amigo, como familiar o conocido de alguien para dar un soporte en el momento de una persona que tiene ideación suicida? “Es muy importante no castigar, ni censurar a quien comunica estas ideas a alguien de su confianza. Clave practicar la escucha activa, pues así la persona se percibe tranquila y genera confianza. Jamás hay que subvalorar ni menospreciar el pensamiento suicida. Es muy bueno que las persona exterioricen sus pensamientos y emociones, lo que genera capacidad para disminuir el malestar emocional y psicológico. Para una persona percibir que es escuchada y tomada en cuenta, que no es motivo de burla, y por el contrario se le extiende apoyo, la puede motivar a cuidar de su salud mental y buscar ayuda. Además, es vital que reciba ayuda profesional”, concluyó Ramírez.