Película La mano invisible
04 / 02 / 2022

"La mano invisible": precariedad laboral como espectáculo


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
04 / 02 / 2022
Cine

La mano invisible

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La mano invisible (2017) es el primer largometraje del cineasta David Macián, una película enigmática e incisiva que reflexiona sobre la precariedad laboral y "la mano invisible" que frivoliza la vida humana.

La historia de La mano invisible es una adaptación para el cine realizada por Macián junto al guionista Daniel Cortázar, inspirada en la novela homónima deIsaac Rosa, donde el escritor hace una parábola sobre el espectáculo del trabajo y la mano de obra como representación de la precariedad laboral.

Protagonizada por Josean Bengoetxea, José Luis Torrijo, Bárbara Santa-Cruz, Daniel Pérez-Prada, entre otros, esta película muestra cómo un grupo de personas se prestan para un macabro y misterioso experimento en el que los protagonistas hacen sus trabajos diarios pero sin lograr con ellos nada más allá de recibir un salario y dar un espectáculo para un grupo indefinido de personas.

¿Quién es la mano invisible?

La película se desarrolla en una nave industrial, en la que once personas han sido contratadas para hacer su trabajo habitual frente a un público. Del grupo hacen parte un albañil, un carnicero, una costurera, una teleoperadora, un camarero, un trabajador de bodega, un mecánico, un informático y una limpiadora.

Sin saber de qué se trata, este grupo de personas se han presentado a una entrevista laboral tradicional donde parece que van a laborar como siempre lo han hecho. Sin embargo, sin darse cuenta se ven envueltos en un espectáculo que no se sabe si es una obra de arte, un reality show, o un simple entretenimiento social.

Todos los involucrados tienen, sin embargo, algo en común: realizan oficios que se hacen mecánicamente, y todos son contratados para que un público que observa atento, y desde las sombras, las labores que realizan.

Desde el inicio de la película el público sabe que se trata de un sin sentido, pero pronto se hace cómplice como el público invisible que los ve trabajar, pues el espectador también observa cómo estos empleados han firmado un contrato inusual que consiste en hacer y deshacer lo que hacen.

Así, el trabajo del albañil se convierte en un bucle donde cada día hace un muro y lo derriba una vez está terminando la jornada. El mecánico arma y desarma un automóvil, mientras la costurera cose y luego rompe las prendas que ha realizado, y así con los demás trabajadores del espectáculo.

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La mano invisible hace al público testigo de cómo estas personas son víctimas de una progresiva deshumanización, en la que cada vez crece la demanda por acelerar el ritmo de producción mientras reciben un trato diferenciado entre los diferentes trabajadores que al final crea suspicacias entre ellos y pésimo ambiente laboral.

Con el paso del tiempo los trabajadores viven el sentimiento de desprotección, la erosión de la autoestima, el empeoramiento de las condiciones de trabajo, e incluso el miedo a volverse a quedar cesantes y sin el cheque que a fin de mes sacia el instinto de supervivencia de los seres humanos.

Todo esto sin un aparente objetivo productivo que justifique su labor, pero sometidos a una progresiva alienación donde los protagonistas acaban desarrollando un vínculo tóxico con su empleo, reducidos a una mano de obra explotada pero a la vez inútil.

La mano invisible revela cómo dicha condición de espectáculo anula el valor de los oficios con que estos personajes han desarrollado su identidad y su sentido productivo, hecho que al final los vuelve todavía más vulnerables a la explotación laboral.

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Una película con "militancia temática"

La producción de La mano invisible se realizó teniendo en cuenta su crítica al sistema, y se trató por ello de una producción cooperativa donde todo el equipo, desde el equipo técnico hasta el elenco financió el costo de la película, optando por recibir dividendos de los beneficios futuros que generó la producción.

Para lograrlo, la producción funcionó bajo una figura organizacional de cooperativa, donde a través de asambleas todo el equipo y productores asociados conocían la situación en la que se encontraba el proyecto, así como las decisiones que se tomaron en su desarrollo.

La financiación de la película se hizo con aportes que se realizaron a través de una plataforma en línea de financiación colectiva. Los sueldos del equipo artístico y técnico fueron capitalizados, es decir, calculando lo que debería ser el salario de cada uno y optando a también a un porcentaje de los ingresos de la película, que se repartirían proporcionalmente en función de dichos porcentajes.

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