Agua de Dios es un documental dirigido y producido por el escritor , documentalista y periodista Alfredo Serrano Zabala, en el que cuenta la historia del municipio cundinamarqués de Agua de Dios.
El documental se ha catalogado como una rememoración de la forma en la que el municipio Agua de Dios se convirtió en una especie de campo de concentración mucho antes que el mundo conociera el horror causado por la Alemania Nazi.
Agua de Dios deja ver, además, una historia de un confinamiento injusto que justificó el Estado por cuenta de una epidemia que después fue descartada.
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Una deuda de la historia con el municipio
El municipio de Agua de Dios fue por mucho tiempo un lugar de aislamiento para personas con lepra, y así se fue tejiendo la narración a su alrededor. El territorio fue cercado por rejas de alambre, y se convirtió en un lugar donde las personas eran despojadas de todos sus derechos y expuestas a tratos inhumanos.
De acuerdo con el director, la historia de Agua de Dios, parece una leyenda triste, humillante, y distorsionada, narrada por extranjeros, quienes vieron el lugar como un campo de llagas y epidemia, como una peste bíblica hoy conocida como Bacilo de Hansen.
Desde las entrañas de los pacientes, sus hijos, nietos y bisnietos de los desventurados y desventuradas diagnosticados con dicho mal, Serrano Zabala cuenta cómo por orden del Gobierno Nacional de la época estas personas fueron perseguidas, atrapadas y confinadas en un vagón de un tren oscuro que partía desde Bogotá rumbo a Tocaima, para luego hacer tránsito obligatorio hacia un confinamiento eterno en Agua de Dios.
Allí, describe el documental, una vez los pacientes pasaban por el lúgubre “Puente de los Suspiros”, pasaban a hacer parte de una cárcel gigantesca, similar a un campo de concentración muy bien resguardado y del que nadie lograba salir.
A Agua de Dios llegaron, personas de todas las edades y sexo, de diferentes regiones de Colombia, e incluso pacientes que provenían del exterior, y gente de todas las raíces sociales, pero también un grupo muy nutrido de artistas de numerosos géneros y oficios.
Allí se asentaron también, de manera paralela junto a los enfermos, una especie de santos y santas italianos y holandeses, quienes apoyados por sus órdenes religiosas atendieron con su experiencia europea una enfermedad que este continente apenas conocía.
No te pierdas el corto documental Agua de Dios, una historia lúgubre que concluyó, por fortaleza de sus gentes, en una victoria social que hoy en día reclama reparación y restitución, por cuenta de una deuda estatal que se quedó atrás pero que se mantiene en la memoria de sus protagonistas.
