Liv Ullman, protagonista de la película "Gritos y susurros", de Ingmar Bergman.
30 / 10 / 2020

“Gritos y susurros”, Bergman en su máxima expresión


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
30 / 10 / 2020
Cine

Gritos y susurros

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Gritos y susurros (1972) es una de las películas más icónicas del director sueco Ingmar Bergman con una espléndida fotografía, un guion complejo repleto de simbolismos, personajes enigmáticos y una historia que alude al humanismo más profundo.

Bergman, considerado uno de los directores más influyentes del siglo XX, y para muchos el más grande director de la historia del cine, cuenta la historia de tres hermanas y una sirvienta que saludan a la muerte y con ella a sí mismas.

Esta película, ganadora del premio Óscar a mejor fotografía, y nominada a mejor película, mejor director y mejor guion original, es uno de los largometrajes más celebrados de Bergman, en los que la imagen a color es fundamental.

El color en esta película es clave, o al menos así lo confirmó el mismo director, quien afirmó que todas sus películas pueden imaginarse a blanco y negro, menos Gritos y susurros.

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Filmada en el castillo de Taxinge-Näsby (Suecia) en 1971, la temática de Gritos y susurros incluye la fe, la psique femenina y la búsqueda de significado en el sufrimiento.

Para lograrlo Bergman recreó uno de sus sueños, donde se vio sumergido en un cuarto rojo con cuatro mujeres vestidas de blanco que se mueven en él y hablan con susurros.

La historia de las hermanas Karin, Maria y Agnes, quienes se reúnen en la casa familiar para pasar juntas los últimos días de vida de Agnes, quien padece un cáncer terminal.

A ellas les acompaña una antigua y fiel sirvienta, Ana. Aunque las tres hermanas fueron muy unidas durante la infancia, perdieron el contacto y la capacidad de demostrarse cariño.

Cuatro mujeres de blanco caminan en un jardín - Imagen de la película Gritos y susurros de Ingmar Bergman

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Sus personalidades advierten tensiones psicológicas y patologías extrañas. Agnes, por ejemplo, mientras agoniza recuerda a su madre y la envidia que había sentido de adolescente por su hermana menor.

Ana es la única que cuida y consuela los ataques de dolor de Agnes, pues las otras dos hermanas no soportan el contacto físico.

El tiempo, representado en los relojes de la casa, y el cuarto rojo son capturados por el ojo del director de fotografía Sven Nykvist, quien es cómplice de Bergman es su estilo de narración estático y similar a una obra de teatro, lo que otorga a la cinta una sensación de claustrofobia y encuentro consigo mismos, que también caracterizó al director sueco.

La actriz Liv Ullmann en la película Gritos y susurros de Ingmar BergmanLiv Ullmann, musa de Bergman, interpreta a Maria.

El elenco, con el que Bergman demuestra una sensibilidad especial por la mujer, está conformado por algunas de las actrices que lo acompañaron a lo largo de su carrera.

Ingrid Thulin, por ejemplo, personifica a Karin, una mujer de exacerbante belleza, superficial y egoísta, y es una de las actrices que más trabajó con el director y que vio en Gritos y susurros una de las más brillantes personificaciones de su vida.

Agnes, interpretada por Harriet Andersson, es otro ejemplo del trabajo que hizo Bergman en vida para rodearse de actrices que pudieran hacer frente a sus ideas, usualmente cargadas de la exigencia actoral que conllevan los papeles con alta densidad psicológica.

Imagen de la película Gritos y susurro de Ingmar BergmanHarriet Andersson (centro) interpreta a Agnes.

Bergman como inspiración

El reconocido cineasta estadounidense Woody Allen ha dicho públicamente que la obra de Bergman ha sido una fuente de inspiración para sus películas. Pero Gritos y susurros va más allá, y su influencia en Hannah y sus hermanas (1986) o Interiores (1978) es, según los expertos, evidente.

Diane Keaton, Mary Beth Hurt y Kristin Griffith en InterioresDiane Keaton, Mary Beth Hurt y Kristin Griffith en Interiores.

El cineasta austríaco Michael Haneke también ha reconocido la influencia de Bergman en su obra, particularmente en La pianista (2001).

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Imagen de la película La pianistaIsabelle Huppert en la película La pianista.

Se dice que el impacto de Gritos y susurros también alcanzó a Stanley Kubrick, y se puede notar en una de sus cintas cumbre: El resplandor (1980). En esta el uso del color rojo para representar las alteraciones del alma parece más que una simple coincidencia.

Shelley Duvall en El resplandorShelley Duvall en El resplandor.