Ilustración: Cristhian Beltrán
'leandro, el último juglar'
16 / 09 / 2020

Vallenato, traidición musical y patrimonio inmaterial


Por Sherly Montaguth
Sherly Montaguth
16 / 09 / 2020
Cultura

Festival Cuna de Acordeones

Ilustración: Cristhian Beltrán
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En Señal Colombia nos ponemos vallenatos recordando a grandes juglares del género con un pedacito de la historia del vallenato, ritmo que llega al alma.

El porqué el vallenato se llama como se llama es algo que realmente no se sabe, y teorías tiene. Lo que sí se sabe es que nació de una mezcla cultural entre los cantos de vaquería, la herencia de los cantos africanos y ritmos indígenas de la costa norte de Colombia, siempre con su característica poética que -en conjunto- convirtieron al vallenato en una música tradicional del Caribe y, posteriormente, de todo el país.

Siempre que se habla de vallenato en la época actual parece prestarse a debate entre los seguidores del vallenato tradicional y el comercial, marcando siempre la diferencia entre los instrumentos que ambas corrientes utilizan. La pelea en cualquier muro de Facebook se puede volver interminable entre los puristas y los fieles seguidores de intérpretes como Silvestre Dangond, dando la impresión de que si te gusta uno no te puede gustar el otro.

Y entonces, ¿cuál instrumento fue primero?, ¿la guitarra o el acordeón? Los cantos vallenatos fueron entonados en un principio en compañía de la flauta de millo o carrizo, un instrumento muy usado en la costa que también se usa en la cumbia y que incluso llega a reemplazar a la gaita en algunas regiones. Con el tiempo llegaría de Europa un instrumento, también de aire, a reemplazar el uso del carrizo: el famoso acordeón. La guitarra vino después al ser usada para componer y al acompañar al acordeón con punteos en las primeras grabaciones de música vallenata, matrimonio que se mantiene firme con los años.

Flauta de millo interpretada por uno de Los Gaiteros de San Jacinto.
Foto: Sol Reyes

También se fueron añadiendo otros dos instrumentos que se pueden considerar parte del vallenato tradicional, la guacharaca y la caja que derivó del tambor aborigen, ambos le dan la percusión a cada melodía vallenata. Con los años y la llegada del vallenato comercial se fueron sumando muchos más instrumentos eléctricos como el bajo y teclados.

En su viaje sonoro por la costa el vallenato a su vez fue pariendo a sus cuatro aires: el son, el paseo, el merengue y la puya. Por supuesto cada aire tiene su ciencia y sus tiempos, pero mejor que leerlos es escucharlos:

Son: Juancho Polo Valencia - Alicia Adorada

Paseo: Alfredo Gutiérrez - Matílde Lina

Merengue: Vicente Munive - Negocio brillante

Puya: Alejo Durán - La puya vallenata

Gran parte de la riqueza del vallenato está precisamente en sus letras, que cuentan viejas historias de amores o historias de pueblo que permiten conocer un poco sobre la vida en las épocas de la composición; así, la diversidad lírica del vallenato va desde la poesía más pura en canciones románticas y nostálgicas como las compuestas por el juglar Leandro Díaz, hasta las canciones de humor grabadas por el maestro Calixto Ochoa.

Por esto y más, la Unesco decidió declarar a nuestro vallenato tradicional como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, segunda música colombiana en tener este título después de la música de marimba en el 2010. La idea detrás de la declaración es promover el aporte que el vallenato le ha dado a nuestra cultura a través de sus melodías y sus letras cargadas de cotidianidad y realidad, y alzar una voz de alarma por la disminución en el uso de espacios públicos para las parrandas y piquerías, tendencia que puede amenazar el futuro del vallenato; no olvidemos que de esos espacios han salido canciones emblemáticas de nuestro folclor como La gota fría, compuesta por Emiliano Zuleta para Lorenzo Morales.

Cada año, desde 1968, se celebra en Valledupar el Festival de la Leyenda Vallenata, el cual nació para exaltar el folclor vallenato, sus expresiones y herencia popular, incluyendo dentro de su misión la preservación de aires vallenatos como son, paseo, merengue y puya, incluyendo también otros géneros vallenatos importantes en la preservación de la memoria y tradición oral como la piquería y la parranda.

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