Manuscrito 'La Vorágine' José Eustasio Rivera
29 / 04 / 2024

Más allá de ‘La Vorágine’: el legado de José Eustasio Rivera


Por Nazly Viviana Lopez Villalobos
Nazly Viviana Lopez Villalobos
29 / 04 / 2024
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“Este cuaderno viajó conmigo por todos los ríos de Colombia durante el año 1923, sus páginas fueron escritas en las popas de las canoas y las piedras que me sirvieron de cabecera, sobre los cajones y rollos de cables, entre las plagas y los calores. Terminé la novela en Neiva el 21 de abril de 1924”, se lee en una de las páginas del manuscrito de ‘La Vorágine’.

‘La Vorágine’ cumplió 100 años de su publicación en 2024, y que mejor que conmemorarla recordando los primeros trazos que reposan en el manuscrito original que resguarda la Biblioteca Nacional de Colombia, así como al autor de esta obra insignia de la literatura colombiana y el viaje que emprendió para crear la novela.

En Señal Colombia conversamos con Norma Donato, investigadora del Instituto de Textos y Manuscritos Modernos en calidad de doctoranda de la Escuela Normal Superior de París en cotutela con la Universidad Complutense de Madrid, y experta en los manuscritos de ‘La Vorágine’, quien nos transportó en un viaje por el tiempo y la historia a través de un fascinante relato que no solo destaca la obra sino también a quien está detrás de ella.

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Otra cara de José Eustasio Rivera: ¿Quién era el autor de ‘La Vorágine’?

Por medio de una biografía y un trabajo biográfico Donato describió a Rivera, un poco de su personalidad, su carácter y convicciones que lo acercaron a sumergirse en la selva, interesarse por la justicia y contar la historia que publicó en 1924.

La biografía, descrita por la investigadora como la más completa y rigurosa, es ‘Horizonte humano: vida de José Eustasio Rivera’ de Eduardo Neale-Silva, la cual se escribió durante 10 años, a través de un gran trabajo de archivo y testimonial, pues el autor conoció a muchos amigos de José Eustasio.

“Él habla de una persona con una moralidad muy alta, un político incorruptible, alguien decidido a pelear por los menos favorecidos, por ejemplo, en uno de sus primeros pleitos como abogado al resolver un asunto de herencias en el Casanare, resulta cambiándose de bando y termina acusando a su defendido, porque él cree que la causa justa está es al revés. Eso demuestra su carácter”, indica Donato.

Mientras, el trabajo biográfico de Ricardo Charria Tovar, un amigo muy cercano de Rivera, revela un lado más personal sobre el escritor colombiano, presentándolo como un hombre muy estudioso, que leía mucho, muy querido con sus amigos, y que ante cualquier contratiempo les tendía la mano.

Además, un dato muy curioso contado por Charria es que Rivera pedía plata prestada, dejaba en prenda de pago bienes que nunca recogía, pero tampoco pagaba el dinero que le entregaban.

Una anécdota que pudo corroborar Donato, quien encontró el manuscrito de ‘Juan Gil’ después de que Rivera pidiera prestado un dinero a cambio de la obra y nunca lo pagara, “¡Gracias a Dios! Porque por eso pudimos recuperar el manuscrito inédito que encontré de Rivera y que recién acaba de comprar la Biblioteca Nacional”.

Sin esa característica de Rivera, gracias a esa costumbre de no pagar, quizás nunca se habría encontrado ‘Juan Gil’, ni tendríamos el placer de conocer y aprender más sobre este manuscrito; se habría extraviado tal como se perdieron otras cuatro obras de teatro, tres libros de poesía y otra novela llamada ‘Mancha negra’.

Él le da ‘Juan Gil’ a un compañero de residencia como prenda de pago de un dinero que le presta, y que nunca le devuelve. Entonces, ese material nunca es recuperado y se va para Manizales en manos del señor Félix Henao Toro, un médico compañero de Rivera, y allí dura un siglo hasta que yo lo encontré en el año 2021”, relató sobre el hallazgo del manuscrito que ahora hace parte de la Biblioteca Nacional.

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La travesía literaria de Rivera y el contexto detrás de ‘La Vorágine’

Antes de destacar la obra, recordamos al autor de este clásico de la literatura, el señor José Eustasio Rivera quien estudió derecho en la Universidad Nacional, y que tras su graduación en el año 1917 emprendió una carrera pública, en la cual, debido a sus contactos llegó a ser, en varias ocasiones, representante a la Cámara por el Partido Conservador.

Para hablar de ‘La Vorágine’ y entender su importancia, primero se debe conocer a Rivera y el entorno en el que el escritor se movía, pues fue esta sucesión de hechos lo que lo acercaron a construir la novela, que un siglo después continúa siendo significativa por su estilo literario y su contenido de denuncia social.

Uno de sus cargos oficiales fue también el de abogado en la comisión de límites con Venezuela donde su función era acompañar la comisión que estaba integrada por personas de varios países con el objetivo de delimitar el territorio entre Colombia y Venezuela”, explicó Donato.

Sin embargo, según destacó Donato, no le fue muy bien en este trabajo pues discutió con su jefe y con los miembros que conformaban la comisión venezolana, además de que nunca le llegaron los instrumentos que necesitaba para hacer su trabajo, llevándolo a presentar su renuncia para comenzar una travesía solo por el sur de la selva.  

Ese episodio fue fundamental para la escritura de ‘La Vorágine’ porque, aunque él ya había empezado a escribir la novela antes desde antes, es este viaje el que permite que su obra tome un viraje fundamental y vaya ya no solamente a la historia de Arturo Cova y Alicia, los dos amantes que se escapan, sino que vaya hacia la historia de Clemente Silva, de los caucheros y de todo el genocidio en el sistema de extracción del caucho en el sur de Colombia”, señaló la investigadora.

Esta situación fue una ficha clave en la creación de ‘La Vorágine’, pues hace que la novela se transforme y se convierta en el relato que conocemos hoy, un reflejo de la esclavitud en las caucheras, la violencia y la explotación en medio de las profundidades de la selva.

“Después de esto, Rivera vuelve a Bogotá, trata de hacer una moción de censura contra el ministro de Relaciones Exteriores, justamente porque en su informe le contó todo lo que estaba pasando y el ministro hizo caso omiso”, detalló.

Finalmente, la moción de censura no se llevó a cabo pues la bancada oficial se retiró del recinto para que no hubiera quórum, sin embargo, Rivera expuso todo esto ante los medios de comunicación, por ello, según comenta Donato, hay varias entrevistas donde él cuenta con detalle lo sucedido.

“Luego decide irse de Colombia, algunos dicen que por amenazas, otros que para buscar un mejor futuro, porque claramente aquí el ambiente político ya estaba un poco cargado. Entonces se va a Nueva York, donde funda una editorial llamada Editorial Andes con la esperanza de publicar la quinta edición de su novela, pero también de convertirse en un referente de la literatura latinoamericana en Estados Unidos”, destaca.

Por desgracia, Rivera muere el 1 de diciembre de 1928, según el parte médico por un absceso cerebral producto de alguna enfermedad tropical que no se determinó, pues no se realizó una autopsia. Tras su partida y dado que no tuvo hijos, sus pertenencias fueron entregadas a su madre, Catalina Salas de Rivera, quien residía en Bogotá, para después heredarse a sus hermanas y sobrinos nietos.

Finalmente, en el año 2009 la Biblioteca Nacional adquiere los cuadernos de contabilidad donde José Eustasio Rivera escribió con su puño y letra ‘La Vorágine’, junto a los mapas que trazó, los cuales estaban en propiedad de Sergio Calderón, su sobrino nieto.

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La influencia de ‘La Vorágine’ en la literatura colombiana y latinoamericana

’La Vorágine’ inaugura una forma de hacer y de entender la literatura que tiene que ver más con el compromiso, la denuncia, con meterse en todos estos detalles políticos y eso pues es una novedad”, resalta Donato.

Del mismo modo, ‘La Vorágine’ fue recibida muy bien por el resto de los países y por otros autores latinoamericanos, pues de acuerdo con la investigadora, toda Latinoamérica se sintió identificada con este fenómeno de explotación y de abuso de las empresas que expuso la novela.

“Todo este fenómeno de multinacionales que vienen al territorio latinoamericano a explotar a los indígenas y no indígenas, es un sentimiento de dolor patrio común a todas las naciones latinoamericanas, entonces yo creo que eso juega un papel fundamental en la identificación de todos los países alrededor de la novela”, señala.

Manuscrito 'La Vorágine' José Eustasio Rivera

Foto: Nazlhy Viviana López

Manuscritos de ‘La Vorágine’: testigos de la creación un clásico de la literatura

Como un testimonio del proceso creativo de José Eustasio Rivera, los manuscritos de ‘La Vorágine’ son invaluables porque no solo permiten comprender al autor y su escritura, sino que revela muchas pistas frente a cómo pulió su obra, los detalles que quería mostrar y lo que quería ocultar.

“Los manuscritos son una cosa fascinante, porque es leer una versión desconocida de la novela, es como si leyeras otra obra antes de que fuera esa que conoces, es verla en su estado naciente. Otra cosa que me parece encantadora de trabajar con los manuscritos es que puedes, de alguna manera, sentir al autor más cerca por su trazo, por sus tachones y por sus errores”, menciona Donato.

En medio de ese relato que contagia de emoción, destacó otra experiencia que la unió con Rivera a través del análisis y estudio del manuscrito de ‘Juan Gil’: encontrar la huella digital del autor en la tinta, “sabemos qué es de él porque quedó en la tinta fresca”.

No obstante, el trabajo de Rivera también está rodeado de misterio y de una búsqueda por encontrar varios de sus escritos, precisamente, después de que Donato hallara ‘Juan Gil,’ y una carta de un hermano de José Eustasio en un archivo público, se logró determinar que aún hay obras del autor en algún lugar, el gran interrogante es dónde están.

“En la carta, dirigida al abogado de Rivera en Nueva York cuando el autor muere, le solicita que revise muy bien el inventario de las pertenencias que envía de su hermano, pues descubrió que faltaban tres obras de teatro: ‘Las arrepentidas’, ‘El virrey’ y ‘Juan Gil’, dos libros de poesía de ‘Tierra de promisión’ aparte del tomo que ya se conoce, y otros dos libros de poesía y la novela ‘Mancha negra’”.

Un hallazgo trascendental, no solo para la investigación de Donato, para aprender más de la pluma y el estilo de José Eustasio, sino para la historia de la literatura colombiana, como ella misma señala, “lo que quiere decir esa carta es que Rivera escribió mucho más de lo que conocemos, y que esas obras perdidas hay que buscarlas si queremos conocer realmente a José Eustasio Rivera”.

José Eustasio Rivera

Foto: Nazlhy Viviana López