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Gabriel García Márquez, uno de los colombianos más ilustres que ha dado el país por ser reconocido como uno de los narradores más importantes del siglo XX, es además uno de los máximos exponentes del realismo mágico, un estilo literario que presenta la realidad de una forma fantástica, casi mágica.
Además de ser un referente obligado del realismo mágico, García Márquez, nacido en Aracataca (Magdalena) en 1927, fue un personaje envuelto en polémicas por sus ideas políticas, contrarias a las de las élites que han gobernado el país por décadas, pero que sobrevivió a la presión política debido a la calidad de su obra literaria, la cual le significó en 1982 el Premio Nobel de Literatura.
Como novelista Gabriel García Márquez siempre es asociado con el realismo mágico junto al guatemalteco Miguel Ángel Asturias, pues son ubicados como figuras centrales de este género, donde su maestría en las letras les permitió incluir en sus historias elementos que parecen mezclar la fantasía y el mito con las actividades del día a día.
En el caso de García Márquez se sabe que creó, alrededor de la población ficticia de Macondo, todo un mundo semejante al cotidiano pero al mismo tiempo fuera de lo real, casi mágico. Por ello, la literatura lo ha posicionado como un escritor capaz de tratar con maestría la realidad hasta llevarla hasta los límites entre lo verdadero y lo fantástico, donde sus fronteras se desvanecen con gracia.
Breve Biografía de Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez fue un escritor y periodista colombiano. Aunque empezó sus estudios de derecho en, abandonó dicha carrera para dedicarse al periodismo, oficio del cual es uno de los más importantes exponentes en la historia de Colombia.
Sus primeros artículos fueron publicados en El Espectador y en El Heraldo, lo que le llevó a hacer parte del “Grupo de Barranquilla”, en el cual conoció la obra de algunos de los autores que impactaron en un comienzo su interés a fondo por la literatura: William Faulkner, Virginia Woolf, Ernest Hemingway y Franz Kafka, entre otros.
De acuerdo con el Instituto Cervantes, luego de la publicación de su primera obra, titulada La hojarasca en 1955, García Márquez viajó a Europa y se radicó allí por cuatro años, viviendo en Ginebra, Roma y París. Fue durante su estancia en Francia, en medio de complejas dificultades económicas, que Gabo (como se le llamó con cariño al escritor) escribió El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1962), las cuales pese a su calidad no le dieron el reconocimiento internacional.
Tras su regreso se instala en Venezuela, Cuba y Nueva York, para finalmente establecerse en México. Allí demostró que su habilidad con las letras no se limitaban a oficio periodístico y literario, pues trabajó en publicidad y escribió su primer guión para el cine: El gallo de oro, en colaboración nada más y nada menos que con el destacadísimo literato mexicano Carlos Fuentes.
Para 1967 publica la que se convirtió en su obra insignia: Cien años de soledad, novela que le representó un éxito casi inmediato, agotando la primera edición en muy poco tiempo.
Después de la publicación de Cien años de soledad, Gabo alternó su residencia entre México, Cartagena de Indias, La Habana y París, hasta que en 1982 recibe el Premio Nobel de Literatura por su novela.
Más adelante escribió El amor en los tiempos del cólera, El general en su laberinto y Doce cuentos peregrinos, y alternó sus actividades de escritura con la promoción cultural, otra de las grandes pasiones de Gabriel García Márquez.
Durante este tiempo, precisamente, participó en la fundación de la prestigiosa Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba), donde dirigió un taller de guión.
Murió en México D.F. el 17 de abril de 2014.
García Márquez y el Realismo Mágico
¿Qué es el realismo mágico?
El realismo mágico es un tipo de narrativa donde lo extraordinario se presenta como algo cotidiano, como acontecimientos que pese a su magia son cosa de todos los días.
El realismo mágico se ha descrito como una forma de narración basada en la aguda observación de la realidad donde las singularidades y extrañezas del día a día son exaltadas y bellamente descritas pero enmarcadas en el contexto dentro de la normalidad.
Algunas de las características del realismo mágico son:
- La observación de la realidad como motor de la creatividad literaria.
- Normalización de las peculiaridades y acontecimientos extraordinarios en lugar de sustituirlos por acontecimientos fantásticos.
- El narrador de estas obras tiende a no ofrecer explicaciones sobre los acontecimientos insólitos, precisamente a que incluso para el narrador la magia que ocurre es algo convencional que no genera extrañeza alguna.
- Exaltación de la percepción sensorial de la realidad.
Además de Gabriel García Márquez, también son destacados exponentes del realismo mágico autores como el guatemalteco Miguel Ángel Asturias con su obra Hombres de maíz y Señor presidente; el cubano Alejo Carpentier con textos como El reino de este mundo, Los pasos perdidos y Concierto barroco; la mexicana Elena Garro, con títulos como Los recuerdos del porvenir y La semana de los colores; o el mexicano Juan Rulfo, autor de las célebres obras Pedro Páramo y El llano en llamas.
Ejemplos del realismo mágico en la obra de Gabo
Si buscamos ejemplos de realismo mágico en la obra de Gabriel García Márquez basta con abrir las páginas de su obra cumbre Cien años de soledad.
La desaparición de Remedios, la bella es uno de los primeros ejemplos comúnmente citados, pues mientras Remedios le ayuda a Fernanda a doblar una sábana, Fernanda nota la palidez de Remedios, y al preguntarle si se siente, Remedios le contesta que nunca se había sentido mejor, y de repente comienza a levitar con la sábana y se despide de Fernanda con la mano mientras se eleva al cielo.
Los pergaminos que levitan también son un constante recordatorio de la mirada sobre la realidad llevada a la magia. Esto ocurre mientras Aureliano Buendía está en la cocina y cuatro niños traviesos entran en su cuarto para destruir los pergaminos. Sin embargo, contrario a lo que se espera, una fuerza misteriosa los levanta del suelo y los mantiene suspendidos en el aire hasta que regresa Aureliano, evitando así la travesura infantil.
La forma en la que Gabo describe las pestes de insomnio y amnesia también son grandes ejemplos del realismo mágico en su obra. Cuando nadie en Macondo puede conciliar el sueño por aquella peste, los habitantes del pueblo se organizaron de tal modo que el trabajo recobró su ritmo y nadie volvió a preocuparse por “la inútil costumbre de dormir".
Luego llega la peste de amnesia y todos en Macondo comienzan a olvidarse de las cosas, por lo que José Arcadio pone pequeños letreros por toda la casa para recordar los nombres de objetos básicos como mesa, silla, pared, cama, vaca, etc. De estas pestes, además, Macondo no se libra hasta que Melquíades resucita de la muerte, de la cual vuelve porque “no pudo soportar la soledad”.
La famosa invasión de mariposas amarillas también es un excelente ejemplo para citar. Estas mariposas precedían las apariciones de Mauricio Babilonia, quien tiene una relación con Meme (Renata Remedios Buendía), y cuyas mariposas que lo acompañan llegan a invadir la casa cuando Meme se cita con él.
Pero además, la histórica Masacre de las bananeras también es narrada en clave de realismo mágico, pues José Arcadio Segundo Buendía hace parte de este momento.
“La huelga grande estalló. Los cultivos se quedaron a medias, la fruta se pasó en las cepas y los trenes de ciento veinte vagones se pararon en los ramales. Los obreros ociosos desbordaron los pueblos. La calle de los Turcos reverberó en un sábado de muchos días, y en el salón de billares del Hotel de Jacob hubo que establecer turnos de veinticuatro horas. Allí estaba José Arcadio Segundo, el día en que se anunció que el ejército había sido encargado de restablecer el orden público. Aunque no era hombre de presagios, la noticia fue para él como un anuncio de la muerte, que había esperado desde la mañana distante en que el coronel Gerineldo Márquez le permitió ver un fusilamiento”, cuenta Márquez en Cien años de soledad.
Obras Emblemáticas de García Márquez y su legado literario
Cien años de soledad representó, de acuerdo con la National Geographic, un punto de inflexión en la carrera literaria de Gabriel García Márquez, pues desde dicha novela Gabo empezó a explorar más a fondo su talento con grandes obras como Relato de un náufrago y El otoño del patriarca.
Gabo no se limitó a la novela, y también publicó numerosos ensayos donde argumentaba las razones de sus inclinaciones políticas, y por las cuales fue muy criticado e incluso exiliado de Colombia.
Crónica de una muerte anunciada, publicada en 1981 previo al Premio Nobel, también sería una obra fundamental en su carrera. De hecho, asegura la misma publicación, fue el trampolín que lo lanzó hasta la consecución del Premio Nobel de Literatura en 1982.
Más tarde llegarían El olor de la guayaba y El amor en los tiempos del cólera, otras dos obras que confirmaron su genio literario.
Por todo esto y por mucho más la obra de Gabriel García Márquez en la literatura universal es innegable, tanto que hace el estudio de sus novelas, ensayos y en general su producción artística es ampliamente analizada en aulas de colegios y universidades, como parte ineludible de las futuras generaciones de autores.
Cien años de soledad, de acuerdo con el más reciente recuento de Revista Semana, ha sido traducida a 49 idiomas de todo el mundo.
El papel de García Márquez en la cultura global y colombiana
De Gabriel García Márquez se puede decir que ayudó a poner a Colombia en el mapa internacional por fuera de la fama adquirida por el narcotráfico, pues no sólo consiguió la distinción más importante de literatura del mundo, sino que trabajó en la promoción del arte, del cine y en fin, dejó un legado que da cuenta de una inquietud difícil de encontrar nuevamente en una sola persona.
De acuerdo con el proyecto Centro Gabo, García Márquez además de toda su producción literaria y periodística, también fundó Comprimido, el primer periódico metafísico del mundo; fue fundador de la Revista Alternativa en 1974; creó la Fundación Habeas, una Institución que trabaja por la defensa de los Derechos Humanos en América Latina y creó la Fundación Nuevo Cine Latinoamericano, cuyo propósito es contribuir al desarrollo e integración del séptimo arte latinoamericano.
Además, dejó la Fundación Gabo y junto a otros socios adquirió la Revista Cambio, con el propósito de publicar reportajes y hacer un semillero de periodistas que supieran hacer reportajes.
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