Sosuke, protagonista de la película Ponyo en el acantilado
30 / 01 / 2020

"Ponyo", una revisión a la condición humana


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
30 / 01 / 2020
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En Señal Colombia somos fanáticos del anime y, por extensión, de la filmografía del mítico Studio Ghibli. Una de las películas que tenemos en nuestra programación es Ponyo en el acantilado.

Esta película estrenada en 2008 es una intepretación que hizo el cineasta Hayao Miyazaki del clásico cuento La sirenita del escritor danés Hans Christian Andersen.

Si bien la versión de Disney es bastante conocida y, de hecho, se aleja del relato original pues el final feliz no hace honor a lo que ocurre con el personaje de Andersen.

Ponyo, la sirenita de Miyazaki, en cambio, se acerca más a la historia original y nos enfrenta a la importancia de la amistad, la infancia y a la necesidad de cuidar del planeta, en contraste con la historia romántica de Disney.

De acuerdo con la página especializada española Fotogramas, Ponyo en el acantilado (2008) "es una película que irradia inocencia y buenas intenciones, que cambia el significado que tenía el amor en esta historia para crear algo más puro, menos idealizado, y al mismo tiempo más complejo", por lo que el descubrimiento de la historia de la sirenita en esta película es uno de sus atractivos principales, además de la poderosa animación que marca el estilo de Miyazaki y Studio Ghibli.

Esta película cuenta la historia de una pecesita que quiere ser humana. A través de un sueño que tiene, y que nace de sus excursiones a la superficie transportada por una pequeña burbuja desde la que observa el mundo extraño y bello pero peligroso de la superficie, Miyazaki nos transporta a la conexión que establece con el pequeño Sosuke, un niño de 5 años que está lejos de imaginar que entabla una fuerte amistad con una princesa del mar.

Un niño y un pez dentro de una burbuja se tocan sobre la tierra

A lo largo de la película, los protagonistas y los espectadores se encuentran con todo tipo de temáticas que son el sello de Ghibli que logra combinar los intereses de la infancia y de los adultos con una maestría difícil de superar.

La historia de Ponyo y Sosuke pone en cuestión desde los asuntos de la paternidad y la maternidad hasta la importancia del cuidado del planeta o la fragilidad de la condición humana, presa de su propio ego pero también de su maravillosa capacidad de amar y hacer nuevas amistades.

Esta adaptación, con tantos matices por descubrir, gustó tanto en su lanzamiento que se hizo con la nominación del León de oro (mejor película) en el Festival de Cine de Venecia. También, un año después, generó un alto impacto entre los jurados de la Asociación de Críticos de Chicago, quienes también nominaron la cinta a Mejor film de animación.

niña sobre una ballena en la película <em>Ponyo en el acantilado</em>

La experiencia audiovisual que Miyazaki imprimió en esta obra fue nueva frente a sus obras anteriores con Studio Ghibli, pues estuvo involucrado y comprometido con la animación ilustrada a mano en el filme, incluso dibujando el océano y las olas él mismo. Se dice que los detalles en la animación provocaron que Ponyo en el acantilado cuente con 170.000 imágenes individuales, superando cualquier otra película previa de Miyazaki.

No te pierdas esta película de animación en nuestra pantalla, una interpretación con matices japoneses de la sirenita que puede sorprender. En definitiva, se trata de un largometraje apto para todas las edades y cuya historia deja la sensación de asistir a varias incógnitas que atraviesan la estabilidad de las sociedades humanas en la actualidad.