Jack Nicholson en la película Mejor imposible.
Jack Nicholson en Mejor imposible.
14 / 06 / 2018

Jack Nicholson: la cara desquiciada más celebrada de Hollywood


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
14 / 06 / 2018
Jack Nicholson en la película Mejor imposible.
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Aunque Jack Nicholson no protagoniza una película desde 2010, el actor de Neptune (Nueva Jersey) no deja de ser uno de los intérpretes más versátiles de la industria del cine de los Estados Unidos, desarrollándose en el drama, las comedias románticas y la comedia negra. Pero Nicholson siempre tuvo una constante en sus interpretaciones: sus personajes parecen sufrir de trastornos mentales, o por lo menos parecen estar un poco perturbados.

Jack Nicholson es una de las leyendas de Hollywood. Junto con Daniel Day-Lewis y Walter Brennan tiene el privilegio de tener tres estatuillas de los Óscar marcadas con su nombre y fue uno de los actores más destacados del cine norteamericano durante las décadas del 70 al 90. En sus interpretaciones Nicholson siempre sorprendió porque, independiente del género del largometraje, logró atrapar la esencia de los personajes agregándole detalles de un rostro perturbado, un tanto de necio o outlaw -rebelde-, proporcionado por una sonrisa enigmática acompañada de una mirada potente enmarcada por sus cejas en forma de triángulo.

 

Ese rostro enigmático, del que no se sabe bien qué esperar y con el que dio un sello especial a sus personajes no es gratuito. A decir verdad, la vida de Nicholson así como su inmersión en el mundo del cine no son común y corrientes: siendo un adulto se enteró de que su verdadera madre era quien él creía que era su hermana y, quien pensaba que era la mujer que le dio a luz, realmente era su abuela. Su padre, llamado Don Furcillo Rose, era un adicto al alcohol que abandonó a la madre -hermana- de Nicholson, por lo que el actor, en medio de una familia cuyos roles no estaban realmente definidos apenas terminó el bachillerato se fue de casa a buscar camino en el mundo del cine.

John Joseph Nicholson -su verdadero nombre- llegó a tener tres Óscar empezando desde cero. A los 17 años se fue hacia Los Ángeles, California, para convertirse en el chico de los recados en una de las compañías referentes del cine mundial: Metro Goldwyn Mayer (MGM). A su vez, Nicholson empezó a estudiar actuación y fue precisamente en el desarrollo de sus estudios que en un obra de teatro en el Players Ring Theatre se dio la oportunidad para iniciar su carrera en el cine. A finales de la década de 1950, Nicholson se encontró con Roger Corman, un astuto cineasta y quien lo llevó a las pantallas del séptimo arte.

 

A partir de allí, Nicholson trabajaría en casi dos docenas de películas de “serie B” (de bajo presupuesto), empezando por The Cry Baby Killer (1958) hasta Easy Rider (1969), cinta con la que daría su salto definitivo a la fama.

 

Nicholson como el maldito demente

Algunos de los papeles más sobresalientes de Jack Nicholson se deben a su capacidad de hacer interpretaciones en las que el personaje tiene desalineadas las tuercas de la cordura. Desde sus primeras apariciones en la gran pantalla Nicholson trabajó en dicha caracterización y, por ejemplo, desde La tiendita del horror (1960), el personaje Wilbur Force tenía matices de loco, pues se trataba de un paciente masoquista que visitaba al dentista sádico Mushnik.

 

Sin embargo, su papel en Atrapado sin salida (1975) interpreta a un delincuente que termina recluido en un hospital psiquiátrico. Randle McMurphy, el delincuente personificado por Nicholson tiene que asumir el papel de rebelde del asilo e iniciar una serie de eventos que pondrán de cabeza el hospital psiquiátrico. Si bien McMurphy no tiene un diagnóstico de loco, en su lugar de reclusión hace todo tipo de locuras y con una absoluta convicción de felicidad, lo que al final lo deja en el lugar de, al menos, lo suficientemente desequilibrado como para buscar el peor de los finales que pueden desencadenarse en reclusión psiquiátrica: electrochoques, una lobotomía y la muerte. Esta película fue sin duda uno de los grandes aciertos de Nicholson, pues por la dirección de Miloš Forman, le significó su primer premio Óscar a mejor actor, acompañado de otra estatuilla de la academia para Forman, quien también se hizo acreedor del galardón a mejor director.

 

Pero ninguna otra cara de desquiciado ha de superar el actor de New Jersey después de la dirección de dos de los directores más sobresalientes de los últimos tiempos: Stanley Kubrick y Tim Burton. Por un lado, el rostro de Nicholson atravesando a son de hachazos la puerta del baño en una habitación en el Hotel Overlock es una de las imágenes más populares, referente de alguien que realmente ya no es dueño de sí mismo sino poseído por algún mal difícil de descifrar. El personaje de Nicholson, Jack Torrance, hace parte del reparto de El Resplandor (1980), catalogada por el mítico director Martin Scorsese como una de las 11 mejores películas de terror de todos los tiempos.

 

Otro rostro de maniático sin remedio hace parte de su interpretación del personaje de DC Cómics, el Guasón. En la versión de Batman de Tim Burton (1989), Nicholson logra crispar el cuero cabelludo con una interpretación magnífica del villano que lucha contra el enmascarado de Ciudad Gótica. Vale la pena decir que, además, su interpretación, junto con el arte (la escenografía, la utilería, atuendos, etc.), es lo más relevante de la película, pues no es una de las películas de las que Burton podría hacer alarde, como tampoco lo podría hacer el ganador del Óscar por Birdman (2014), Michael Keaton.

De hecho, una de las mejores escenas logradas por el Guasón interpretado por el difunto Heath Legder (1979 - 2008) es una readaptación de lo logrado por Nicholson, con la diferencia de que la dirección del británico Christopher Nolan de esta versión de Batman sí se llevó elogios de la academia.

 

La cara de maldito demente de Nicholson también fue explotada en otros largometrajes, pero en la comedia. Es difícil olvidarse del doctor Buddy Reydell (Nicholson) en la película Locos de ira (2003), en la que está acompañado de Adam Sandler. Lo mismo ocurre en la película Antes de partir (2007), en la que, acompañado de Morgan Freeman, Nicholson interpreta a un millonario excéntrico con cáncer terminal dispuesto a hacerlo todo antes de morir.

 

El héroe rebelde o el maleante de Jack Nicholson

Nicholson jamás temió enfrentarse a personajes que lo pusieran en la situación del bueno que no gusta mucho de las normas y mucho menos el papel antagónico de maleante. Por el contrario, sus interpretaciones lograban un antagónico fresco con el que el público incluso podría sentirse identificado por su excentricidad gratuita, natural.

 

En Easy Rider (1969), por ejemplo, Nicholson hizo una brillante interpretación de un borracho que sacó de la cárcel a dos moteros que, para conseguir un dinero extra, se animan a hacer tráfico de cocaína por la frontera de Estados Unidos con México, para luego unírseles en su aventura. Por dicho papel, Nicholson recibió su primera nominación al Óscar, en la categoría mejor actor de reparto.

 

Algo similar sucedió con su papel de Billy “Bad-ass” Buddusky (Billy el malo Buddusky) en El último deber (1973), en el que interpretó a un miembro de la marina estadounidense con problemas de autoridad y tendencia a los conflictos. Por esta interpretación Nicholson recibió su segunda nominación al Óscar en la categoría a mejor actor.

 

De la misma forma, en la película ¡Marcianos al ataque! (1996), dirigida por Tim Burton, el director apeló a Nicholson para interpretar dos papeles: el presidente James Dale y el gánster Art Land. Por un lado, Land es el maleante al que los protagonistas tendrán que acudir para intentar resolver la amenaza extraterrestre y, por otro, el presidente Dale es un mandatario bonachón y un tanto fracasado que no sabrá responder a la amenaza que representan los marcianos.

 

Otro director que explotó la versatilidad de Nicholson fue nada más y nada menos que el legendario director francés del largometraje El pianista (2002), Roman Polanski, en la película Chinatown (1974). En esta cinta Nicholson interpretó a un detective privado que, a pesar de que todo le indica que no inmiscuya en asuntos que no son suyos, termina envuelto en asuntos familiares que desencadenan, incluso, la muerte de un reconocido ingeniero de la compañía de agua dela ciudad.

Sin embargo, nadie mejor para sacar el lado más perverso de un actor que el gran Martin Scorsese. En su película Los infiltrados (2006), Scorsese le da la misión a Nicholson de interpretar a un temido gánster de Boston que infiltró desde la academia de policía a uno de sus hombres interpretado por Matt Damon, pero que también tendrá que vérselas con un infiltrado en su banda, interpretado por Leonardo Di Caprio.

 

Jack Nicholson como seductor desequilibrado o rebelde

Su faceta de seductor tal vez esté relacionada con la fama que se hizo el actor de mujeriego. Cierto o no, algunos de sus papeles más celebrados están relacionados con seductores poco convencionales o que tienen un claro desequilibrio emocional: ¿coincidencia?

Como sea, no resulta extraño que Nicholson desde los comienzos de su carrera ya hiciera parte de elencos en largometrajes de comedias y dramas románticos. En 1970, por ejemplo, se estrenó la película Mi vida es mi vida, protagonizada junto a Susan Anspach, Karen Black y Billy Green Bush. En esta película Nicholson interpretó a Bobby Dupea, quien trabaja en una plataforma petrolífera y dedica su tiempo libre a beber cerveza y jugar al póker, pero que esconde un pasado como niño prodigio del piano. Dupea, atormentado, mujeriego y antipático, desprecia a su novia Rayette porque a pesar de su belleza no es muy brillante, pero le sirve de excusa para huir de su pasado. Una vez vuelve a casa para visitar a su padre moribundo conoce a la mujer de su hermano, Catherine, una mujer sofisticada de la que no puede evitar enamorarse.

Por esta interpretación de músico genio conflictivo, Nicholson tuvo su primera nominación al Óscar en la categoría de mejor actor.

 

Su faceta de seductor le significó, en 1983, otro galardón de la Academia a mejor actor de reparto, por su aparición en la película La fuerza del Cariño (1983), un drama ampliamente celebrado ese año en los Óscar y dirigido por James L. Brocks, quien con su película también levantó las estatuillas a mejor director, mejor guion adaptado, mejor película y, como si fuera poco, la actriz Shirley McLaine también se llevó el premio en la categoría de mejor actriz. En esta Nicholson será el enamorado de Aurora, interpretada por McLaine, quien se rendirá a los pies del vecino astronauta interpretado por Jack Nicholson.

La habilidad para conquistar mujeres de Nicholson también le significó otro premio a mejor actor en los premios Óscar. La película Mejor imposible (1997), también dirigida por James L. Brooks, propuso a Nicholson para el papel de Melvin Udall, un famoso, aunque problemático y desequilibrado, escritor de novelas románticas que encontrará el amor de Carol Connelly (Hellen Hunt) debido a la obligación de niñero de la mascota de su vecino, un artista plástico homosexual que además de estar quebrado ha perdido su inspiración.

 

Mejor imposible estará en las pantallas de Señal Colombia el próximo 19 de junio a las 10:00 p. m., para que descubras por ti mismo la magia de este actor, uno de los más grandes intérpretes del cine norteamericano.