Oro blanco, droga maldita (1985) es una película colombo-mexicana dirigida por el cineasta colombiano Ramiro Meléndez que cuenta la historia de un grupo de pilotos que se dedican a la fumigación de campos de algodón, pero que en realidad transportan cocaína de Colombia a los Estados Unidos.
Grabada en México y Estados Unidos, Oro blanco, droga maldita fue protagonizada por Guillermo Marzán, Eric del Castillo, Gregorio Casal, Blanca Guerra e Hilda Aguirre, algunos de ellos grandes estrellas del cine mexicano en el momento.
A lo largo de 90 minutos, Meléndez cuenta una historia del género Thriller policiaco al estilo del Miami Vice de la década del 80, en la que los protagonistas son un cártel colombiano y sus pilotos, además de un atrevido investigador que intenta desmantelar la estructura criminal.
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Misterio, venganza y poder por el narcotráfico
La historia de Oro blanco, droga maldita empieza en 1979, en Managua, capital de Nicaragua, cuando triunfa la Revolución Sandinista y termina la dictadura de la dinastía Somoza.
Allí, en plena revolución, un piloto colombiano que ha ayudado a la revolución, llamado Germán, rescata a su gran amigo, el piloto Aldo De la Roche, y regresan juntos a Colombia para emplearse como pilotos de fumigación de cultivos de algodón.
Algunos años después, en 1983 en plena bonanza cocalera colombiana, Germán es asesinado por órdenes de Juvenal, uno de los lugartenientes de la organización criminal, porque le manifestó su deseo de retirarse del negocio.
Sin saber que fueron grandes amigos, Juvenal contrata en reemplazo de Germán a Aldo De la Roche, quien también es un piloto aéreo experimentado en geografías complicadas como la colombiana.
Allí, en la pista de avionetas que vuelan con una empresa de fumigación como fachada, Aldo conoce a Omaira, Ortega, Hernando Urrego, a Amalia, la esposa de Urrego, y los demás integrantes de la organización.
De la Rocha es un gran piloto y ex militar, por lo que pronto se hace un lugar importante en la organización cumpliendo arriesgadas y casi imposibles misiones de realizar, como participar en fugas de prisión, vuelos sin orientación visual y transportes de excesos de carga cocalera hacia los Estados Unidos.
Sin embargo, De la Rocha se entera de que Germán fue asesinado por órdenes de Juvenal, y es cuando una trama de “soplones”, investigadores de inteligencia y mujeres espías se desenvuelve para convertirse en un río de muerte provocado por la verdadera jefe de la organización, una astuta mujer que sabe utilizar a los demás para llevar a cabo sus ambiciones.