Santiago Botero aún sigue pagando el peaje de su fabuloso pasado, ese que lo llevó a ser uno de los mejores contrarrelojistas del mundo en su época. Entre un centenar de banderas españolas, una que otra italiana y varias francesas, aún resalta el tricolor nacional que logró poner este antioqueño en el podio histórico de la Vuelta a Andalucía.
Vuelta a Andalucía Ruta del Sol
Del 20 al 24 de febrero en las mañanas por Señal Colombia
Su segunda posición en 1999 lo hace una voz autorizada para hablar de la competencia que da inicio al calendario profesional en España y que usted podrá ver por la pantalla de Señal Colombia Deportes.
Y aunque su memoria divaga por momentos, accede a tener una charla en la que hace el intento de rememorar uno de sus primeros triunfos en Europa vistiendo la camiseta del equipo Kelme.
¿Es cierto que a esa carrera no llegó en su mejor condición a pesar de haber realizado un mes antes su pretemporada?
Durante la Vuelta a Mallorca, que normalmente es la primera competencia del año, tuve un inconveniente físico y me vi obligado a abandonar. Entonces toda la preparación que había hecho en Colombia se perdió, o eso pensaba yo. Fui para ver cómo me sentía y terminé haciendo una muy buena competencia.
¿Exactamente qué le dio?
Una gripa, bastante fuerte. Tuve fiebre, vómito y dolor de estómago. Así era imposible competir. Cuando comienzan las concentraciones de los equipos cualquier pedalista puede llevar un virus que tiende a propagarse muy fácil. Yo venía de Colombia y pues el cambio de clima me hizo más vulnerable. Además estaba muy delgado.
¿Cuánto tiempo le tomó recuperarse?
Recuerdo que entre Mallorca y Andalucía habían nueve días. Una mañana me sentí mejor y empecé a entrenar. Ya no me dolía el cuerpo y al ver mi evolución el equipo decidió incluirme en la nómina. Ahí me di cuenta que a pesar del percance el trabajo hecho en diciembre no se había perdido. Solo necesitaba ponerme a punto.
Hablemos de ese 15 de febrero de 1999, día en el que ganó la segunda etapa entre Castell Ferro y Málaga (153.1 kilómetros). Rememore esa jornada.
Uy, me la pones difícil. Ya son muchos años.
Haga el intento…
Vamos a ver.. El capo del equipo era Pascual Rodríguez y pues teníamos que trabajar para él. Era la primera etapa de montaña y cuando íbamos más adelante de la mitad decidimos fugarnos. La idea era que yo ganara la jornada y él, siendo segundo, se ponía de líder. Como no había una crono en la que yo pudiera descontarle los segundos que me llevaba en la general, optamos por apoyarlo hasta el final.
¿Fue esa la etapa más dura?
Sabe que no. La última (168.1 km entre Úbeda y Granada) fue la peor. Hubo muchos ataques de los demás equipos, viento de costado y eso sumado al nerviosismo de controlar el lote va sumando. Fue el día que más nos costó trabajar. Recuerdo que el equipo Once apretó y tocó hacer un esfuerzo descomunal. Menos mal habíamos sacado una ventaja considerable en la montaña. Si no, la cosa hubiera sido diferente.
¿De esa competencia, cuál es el rival que más recuerda?
Fue hace tanto que ya no me acuerdo… Creo que había un ruso que corría en Portugal, Andréi Zinchenko, algo así, era como un toro. No se agotaba con nada. Y a eso súmele que la carrera daba buenos puntos UCI entonces era un botín bastante atractivo.
¿Donde tiene el trofeo de la victoria en la segunda etapa?
En una vitrina en mi casa. Andalucía es una región con una gran mezcla de culturas y eso se ve reflejado en los galardones que entregan. Con decirle que el podio parecía de Colombia por la alegría de la gente. Si tuviera que hacer una comparación diría que es como la costa colombiana.
¿Ha vuelto a Andalucía después de ese año?
La última vez fue en 2005 en la Vuelta a España porque el recorrido pasaba por esa región. De resto nada. Ahora que lo pienso bien, sólo corrí esa competencia una vez.