El primer equipo que fichó a Juan Guillermo Cuadrado fue “Manchester Fútbol Club”, como dice en ese escudo rojo con ocho estrellas y una caricatura de un niño con camiseta roja y pantaloneta negra. Por ese equipo de Apartadó, que lo reclutó de la escuela Mingo de Necoclí, se volvió popular en Urabá por hechos concretos como este: en un partido clasificatorio al torneo PonyFútbol, le anotó 12 goles a un conjunto de San Juan. 31-2 el marcador final.
Luis Ayala, el entrenador de Manchester, escuchó por primera vez de Juan Guillermo cuando no había cumplido los 10 años. Habló con colegas de Necoclí y con Marcela Bello, la madre del niño. Todos coincidieron en misma la historia: mucho talento, poco dinero. Marcela había tomado la responsabilidad del hogar tras el asesinato de su esposo Guillermo, y el deber la llevó a empacar y lavar en bananeras, a administrar una heladería, a terminar el bachillerato a las volandas y estudiar sistemas en el Sena para aspirar a mejores cargos.
La oferta era difícil, pero necesaria: radicar a Juan Guillermo en Apartadó bajo el cuidado de Luis. Allí jugaría en la cancha del barrio San Fernando, una muy parecida al potrero de la Batea donde empezó a patear en Necoclí. Ambas con arena amarillenta en lugar de pasto, caseríos alrededor y carros parqueados cerca de las porterías. El cambio no era radical. Las ciudades están separadas por un recorrido en carro de una hora y son casi igual de calurosas.
Pasó del colegio Antonio Roldán Betancur al Alfonso López, pero su comportamiento siguió siendo el mismo: más interesado por la pelota que por el tablero. De ahí que llevara pantaloneta debajo del pantalón y se saltara un muro de la segunda institución para jugar fútbol. Por eso le apodaron 'El hombre araña'. “Si no estudias, te regresamos a Necoclí”, le decían Ayala y Denilson Rivas, sus entrenadores en Manchester. Para minimizar su déficit de atención, lo inscribieron en el Colegio Colombo Darién, de unos conocidos que lo vigilarían con más cuidado.
Igual su hábitat siguió siendo la cancha. Manchester de Apartadó, su plataforma. Con este club destacó en el torneo Asefal de Barranquilla en 2000 y allí entró en el rango de mira de Agustín Garizábalo, cazatalentos del Deportivo Cali en la Región Caribe. Tres meses después de ese torneo, se realizó una veeduría en Atlántico para que Nelson Gallego, director de las inferiores del Cali, reclutara a los mejores.
“¿Es posible traer al chico?”, preguntaba con urgencia Garizábalo a los entrenadores de Apartadó. 550 kilómetros de distancia entre ambas ciudades generaban incertidumbre. El último día de pruebas, en la cancha del club Johann, en Sabanagrande, apareció Juan Guillermo sobre la hora. Cansado de tantas horas de viaje en carro. Organizaron 20 minutos más de fútbol sólo para que se mostrara, pero Nelson Gallego lanzó su primera apreciación sin siquiera verlo jugar.
–¿Tú estás loco, Garizábalo?–
– ¿Qué pasa?–
– Es muy flaquito. Muy escuálido–
13 años. 1.38 centímetros. Mangas hasta los antebrazos. El contexto no favorecía. El Deportivo Cali prefería talla y masa muscular. Ese día, Juan Guillermo lucía perturbado en los primeros minutos que le dieron. Finalmente, robó un balón e hizo una asistencia. No mucho más. Pero el viaje y la exhibición terminaron en nada. En un vamos a evaluar. En te llamamos. Cuadrado debió persuadir un poco más.
Meses después con Manchester, en el torneo Nacional de Escuelas en Sincelejo, fue goleador y mejor jugador del certamen. Garizábalo sintió la necesidad de insistir un poco más tras ver desde las gradas su actuación. “Tenemos que ayudar a ese pelado, profe, no sería justo que se perdiera un chico así”. Nelson Gallego no tuvo otro remedio que confiar.
El Deportivo Cali organizó la Copa Afisa y Cuadrado participó con el equipo Estrellas Urabá 2.000 dirigido por John Bernardo Ochoa. Era la oportunidad perfecta. Luego de dos días de viaje, Juan Guillermo se escapó de su delegación y llegó directamente a la casa de Nelson Gallego para que lo alojara. Ya era muy tarde y Gallego no tuvo más opción. Aunque no toleraba el desparpajo del niño.
Y al día siguiente el malhumor del entrenador se multiplicó. Una vez en Pance, donde se realizaría el torneo, Cuadrado empeoró todo. Había dejado su carnet junto a otras pertenencias. “¡Mijo, pues se quedó sin jugar!”, le gritó Gallego. Mario Agudelo, exfutbolista de Atlético Nacional y quien también se alojaba en la casa de Nelson Gallego, se ofreció a traer el carnet que era requisito sagrado para jugar. Mientras Agudelo se marchaba, Cuadrado le gritó a lo lejos:
–Vení… No me vayás a desordenar la ropa... oís”–
Su personalidad (al igual que su talento) convencieron a Gallego por siempre. Y desde entonces comenzó una larga historia que desencadenó en su salida de Apartadó, la incorporación frustrada al Deportivo Cali por flaco, el fichaje por el Medellín, el viaje a Europa y su reciente llegada a la Premier League. Pero que quede algo claro: Cuadrado fue primero del Manchester que del Chelsea.
#DatoDeportivo
Juan Guillermo Cuadrado es el décimo colombiano que llega a la Premier League, después de Faustino 'El Tino' Asprilla, Hamilton Ricard, Juan Pablo Ángel, John Viáfara, Hugo Rodallega, Pablo Armero, Carlos Sánchez, David Ospina y Falcao.
Por: Juan Diego Ramírez.