Foto: Tomada y por cortesía de @alvarohodegchagui en Instagram.
Álvaro Hodeg llegó al ciclismo por amor, trabajo y sacrificio
17 / 04 / 2021

Álvaro Hodeg llegó al ciclismo por amor, trabajo y sacrificio


Por Julián David Bernal Pulido
Julián David Bernal Pulido
17 / 04 / 2021
Foto: Tomada y por cortesía de @alvarohodegchagui en Instagram.
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Si hay algo que defina a Álvaro Hodeg como ciclista es el amor. El amor por lo que hace, el amor por la bicicleta, el amor por el deporte de las bielas, la velocidad, el asfalto y el sufrimiento.

La historia de Álvaro Hodeg en el mundo del ciclismo

Todo comenzó en Montería. Álvaro, el hijo de Álvaro y Elsa María, siempre fue un apasionado por el deporte, que también le ayudó a encaminar su energía. Ya había pasado por el fútbol, el voleibol y el tenis. Ahí llegó la bicicleta, la que siempre fue su amor.

A los 14 años dejó la bicicleta de montaña, en donde ganó varias competencias regionales. En el 2010 empezó a andar en la bici de ruta y empezó a salir con su padre hasta Ciénaga de Oro, a 37 kilómetros de Montería, y a Planeta Rica, a una hora de Montería.

"Lo que ha logrado lo ha hecho a través de mucho trabajo, sacrificio, dedicación", dice su padre, que también recuerda cómo aprendió a montar bicicleta. El pedalista del Deceuninck - Quick Step dio sus primeras pedaladas en el parqueadero de su casa. Allí inició la historia de este embalador.

A pesar de esto, fue un viaje a Medellín, donde vivía su padrino, lo que lo convenció de que el ciclismo iba a ser su modo de vida. Cuando llegó, quería ir a la capital antioqueña a terminar sus estudios y entrenar en una Liga de ciclismo más organizada y con mayor tradición que la cordobesa.

En la Ciudad de la eterna primavera desarrolló sus cualidades y llamó la atención del entonces seleccionador nacional de pista, Jhon Jaime González. Así fue como llegó al Panamericano Juvenil de Aguascalientes en 2014. La apuesta a "Millo" le salió y Hodeg fue bronce en la prueba de velocidad.

Una cosa llevó a la otra y de repente el Coldeportes se fijó en el proyecto de embalador que era el monteriano. El gerente Gustavo Villegas y el director técnico Carlos Mario Jaramillo no lo dudaron y lo contrataron.

Jesús Piedrahíta, gerente administrativo del equipo, recuerda que Álvaro se tumbó a llorar cuando le entregaron el uniforme y la bicicleta luego de firmar su primer contrato. "Nunca se me va a olvidar", le dijo Piedrahíta a El Tiempo.

El cordobés compartió sus primeras pedaladas con Fernando Gaviria y el velocista Juan Esteban Arango. Pero solo fue hasta 2016 que brilló con 3 victorias en la Vuelta a Chiriquí (Panamá).

Volvió a llamar la atención y se fue a probar con el Deceuninck Quick Step tras participar en el Mundial de Richmond 2015, en donde pinchó. Luego, regresó al Coldeportes y participó en válidas nacionales, como la Vuelta al Valle, donde ganó la primera etapa.

Sus buenas piernas lo hicieron merecedor de un lugar en la selección Colombia, que fue al Tour de l'Avenir. Tras 4 top 5 en las primeras 4 etapas, Álvaro logró levantar los brazos en la quinta y ahí mismo fue confirmado como nuevo corredor del entonces Quick-Step Floors.

En estos años en el World Tour, los números del cordobés son increíbles. En su temporada de debut se impuso en la Handzame Classic y ganó etapas en la Volta a Catalunya, la Vuelta a Polonia, la Vuelta a Alemania y el Tour de Turquía.

En 2019, ganó una etapa del Tour Colombia, una etapa en el Tour de Noruega, se quedó con el título de la clásica Flecha de Heist, obtuvo dos triunfos en la tradicional Adriatica Ionica Race, así como también se llevó la victoria en una etapa del BinckBank y se llevó el título de campeón del Giro de Münsterland.

Su padre lo sabe bien. A Álvaro "le apasiona el ciclismo, él ama el ciclismo. Él lo hace con mucho gusto, con mucho amor y eso le ha facilitado las cosas" y por eso sueña con verlo disputando alguna de las 3 Grandes Vueltas.