Katherine Dúmar, taekwondista colombiana.
Katherine Dúmar, taekwondista colombiana.
24 / 11 / 2015

Katherine Dúmar ama los dulces, la comida ‘chatarra’ y el taekwondo


Por Señal Colombia
Señal Colombia
24 / 11 / 2015
Katherine Dúmar, taekwondista colombiana.
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Ella es distinta a todos sus colegas deportistas de alto rendimiento. Frentera y sin tapujos, poco le importa el qué dirán. Mientras los demás niegan y ocultan sus aficiones y pecados por alimentos prohibidos para un atleta de élite, Katherine Dúmar Portacio (centro en la foto) reconoce y no le da pena decir que adora los dulces y la comida ‘chatarra’ tanto como el taekwondo, la disciplina a la que está dedicada y con la que espera llegar a ser campeona olímpica y mundial.

Así como lo leyó. La medallista de bronce en el Mundial de Taekwondo 2013 en Rusia y campeona nacional en los 67 kilogramos categoría superligero, es una aficionada a los dulces, los postres, las hamburguesas y los perros calientes. “Yo no me pongo con rodeos. Los como cada vez que puedo. Igual con las hamburguesas y los perros calientes. Ese es mi pecadito. Pero yo no me voy a privar de los placeres de la vida por esos mitos. ¡Nooooo! Para eso entreno fuerte para bajar esos gramos de más”, aseguró.

Y agregó: “¿por qué tengo que cohibirme de cosas deliciosas por la creencia de que es dañino? No. Yo como eso y míreme. No pasa nada. Yo como raciones normales, no abuso. Un caramelo, un postre y ya. Igual cuando me provoca una hamburguesa, me la como. Es que yo no lo hago a toda hora y no es que me coma tres postres, o una bolsa de caramelos, o la ‘megahambuerguesa’. No, una ración normal y ya. Y luego al gimnasio a eliminar mi pecadito (risas..)”.

 

Sueño olímpico

Nacida en Bogotá el 27 de septiembre de 1993, la campeona nacional tiene sangre costeña pues sus padres son cordobeses. Su papá la abandonó siendo niña y se quedó en la costa. Su mamá, doña Fidelia Portacio, amante de las artes marciales, se vino para Bogotá a hacer una nueva vida y tuvo a Katherine.

Se estableció en la capital, pero se dio cuenta que su hija no estaba a gusto. Sin embargo, Katherine entró en 2003 (a los 12 años) a aprender taekwondo, influenciada por su mamá para que lograr lo que ella no pudo. Asimismo, logró graduarse como bachiller en el Colegio Dulce María. Pero en 2010, con 17 años, Katherine tomó una drástica determinación. Se cansó del frío bogotano, de la lluvia, y se fue para Sogamoso. “Quería una mejor calidad de vida, un mejor clima. Los paisajes boyacenses me enamoraron y quería otro estilo de vida. Y allí conocí a mi entrenador René Forero y pues me amañé y allí estoy”.

Es calmada, analítica, se considera buena persona y muy amiguera. Le gusta que quienes la rodean estén alegres y por eso intenta hacerlos reír. Cree en Dios, aunque no se encomienda a él cuando va a combate por una razón que ella misma explica: “Claro, yo creo en Dios. Le rezo. Pero no me encomiendo a él para mis peleas porque si mi rival también cree en él y le pide ayuda, el pobre qué hace. ¿A cuál le da la mano? No quiero ponerlo en aprietos”.

También practica el ajedrez, aunque considera que debe mejorar para ser competitiva, porque eso le gusta. “Y me fascina el billar pool, me encanta. Me quita el estrés porque tiene su ciencia para saber cómo pegarle a una la bola para que meter la otra en la buchaca”.

En sus pocos ratos libres pasea por los pueblitos de Boyacá. “Me encantan estos paisajes, son lo más lindo que he visto. Me gusta ir a Iza. Esto es otro mundo, hermoso”. Su mamá lo es todo para ella, porque la sacó adelante y fue alcahuete para irse a vivir a Sogamoso y cambiar su vida.

Katherine está dedicada de lleno al taekwondo. Entrena 10 horas diarias junto a su novio Sergio Rodríguez, también taekwondista y con quien lleva ocho años de amores. Se levanta a las 7:00 a.m. y le ayuda a su mamá con el desayuno. De 8:30 de la mañana a 1:30 de la tarde va al gimnasio a entrenar. Llega a almorzar y vuelve a prácticas al coliseo del Centro Internacional de Entrenamiento en Altura CIALT, de 5:00 de la tarde a 10 de la noche. “Espero que le arreglen las goteras porque siempre que llueve nos toca sacar el agua y se retrasa el entrenamiento”.