Jairo Ocampo fue campeón mundial de bolos hace 41 años y sigue campante / Coldeportes
Jairo Ocampo fue campeón mundial de bolos hace 41 años y sigue campante / Coldeportes
24 / 11 / 2015

Jairo Ocampo fue campeón mundial de bolos hace 44 años y sigue campante


Por Señal Colombia
Señal Colombia
24 / 11 / 2015
Jairo Ocampo fue campeón mundial de bolos hace 41 años y sigue campante / Coldeportes

Cuando Jairo Ocampo Gómez ganó el primer título mundial para Colombia en los bolos, muchos de los campeones de esta disciplina en el país ni siquiera estaban en los planes de sus padres para venir a este mundo.

 

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Del 19 de julio al 3 de agosto por Señal Colombia

 

La quindiana Clara Juliana Guerrero tiene 36, la tolimense María José Rodríguez 29 y el bogotano Manuel Otálora 37. Ocampo tiene 72. Pero saben quién es y le profesan gran respeto y admiración.

Y se lo recuerdan cada que lo encuentran en diversos torneos, como en estos vigésimos Juegos Nacionales, en la Bolera Mundialista de Cali. Este martes 17 de noviembre se celebran 44 años (en 1974), de cuando el caldense logró esa corona en la Bolera Prados del Este de Caracas, Venezuela.

Entre 400 deportistas, Ocampo fue avanzando hasta llegar a la ronda final, en la que enfrentó al belga Louis Wildemersen, al guatemalteco José María Arruzu y al australiano Chris Baston.

El colombiano y el europeo fueron los mejores y pasaron a decidir el título. “Allá tuve gran apoyo del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, y de toda la gente, que se fueron conmigo luego que eliminaran al local.

Y me dieron todo el apoyo. Tengo un agradecimiento grande con Venezuela a raíz de eso”. Ocampo recuerda muy bien la definición. “Yo desde la penúltima línea tenía una buena ventaja y le gané por 24 puntos a Wildemersen, quien también era jugador zurdo. Él ya murió. Para el último tiro le tenía 17 puntos de ventaja y lancé sin apremios. En toda la línea estuve tranquilo, y cuando vi la oportunidad me fui solo, tomé ventaja y gané. Cerré con moñona y confirmé mi victoria”.

Jairo, con 28 años en ese entonces, hizo 587 pines en tres líneas, para un promedio de 195.67, mientras el belga hizo 563 pines y un promedio de 187.67. Así se convirtió en el primer colombiano y el primer latinoamericano en conseguir el título mundial de bolos.

Una vida en los bolos Jairo Ocampo Gómez nació en Manizales el 29 de 1946. Cuando salía de clases en la Escuela Santander, iba directo a pararse en la puerta del Club Versalles inicialmente, y luego en el Club Manizales, cerca de la catedral, para ver quién iba a jugar bolos para él ejercer como caddie y parar los pines, porque eran boleras rústicas que no tenían máquinas automáticas.

Una vez hubo un torneo de bolos de prensa, en el que jugaron famosos como Eucario Bermúdez, Javier Giraldo Neira y Bernardo Chica Hincapié, editor de La Patria. Nosotros les paramos los pines a ellos. Y cuando acabaron, hicieron un torneo para los caddies y yo gané. Terminé jugando mejor que todos. Vencí luego en algunos campeonatos allá y fuera de Manizales y me volví instructor. Ahí comenzó mi carrera”.

Jugaba en torneos en el eje cafetero, campeonatos nacionales y empezó a salir gracias al apoyo que recibió de Gonzalo Gutiérrez, gerente del Club Manizales. Iba mucho al Quindío, donde recibió ayuda de los padres de Clara Juliana Guerrero, quienes fundaron la Corporación Bolo Club de Armenia. El deporte lo absorbió y dejó el estudio.

“No pude terminar carrera por andar metido en los bolos. Estaba estudiando derecho y lo dejé al año y medio. Luego contaduría y pasó lo mismo. Primero en la Universidad de Caldas y luego en la Autónoma de Bucaramanga. Hice eso sí cursos para estar al tanto de todo en la vida”.

Pasó por Bogotá, logró contactos, y luego se radicó en Bucaramanga, donde recibió mucho apoyo. Fue instructor del Club Unión, de la Bolera de la 56 y del Club de Profesionales. Allí conoció a su esposa, Rosalba Angarita, santandereana con quien tiene dos hijos: Jairo Andrés, quien es ingeniero mecánico de la Universidad Autónoma de Manizales, y Lucas Felipe, administrador de empresas de la Nacional. “Ellos juegan a ratos, no lo hacen mal pero no son dedicados.

Están más entregados a sus trabajos”. Su vida eran los bolos y ahí empezó el dilema con la familia. “Por estar en esto dejé muchas cosas a medias y casi hasta mi matrimonio (risas). Hoy veo que muchos deportistas tienen esa duda también. Pero el esfuerzo al final vale la pena porque recuerde que está el programa de glorias del deporte de Coldeportes nacional, en el que le dan un apoyo a uno por haberle dado gloria a Colombia”.

Jairo Ocampo toma parte en los Juegos Nacionales representando a Caldas. “Hace 41 años yo nunca soñé que a estas alturas de la vida estaría compitiendo. Pero esto del bolo es una goma muy brava, difícil de dejar. Uno siempre dice que se retira y mire. Yo hace tres años le dije adiós al bolo competitivo.

 

Seguía practicando y jugando uno que otro torneo en el eje cafetero. Uno como deportista no se aleja del todo, sigue entrenando”. Y sigue su relato. “Dado el puntaje que hice en esas líneas, muchos de mi entorno me dijeron ‘oiga, usted puede darle todavía. Hágale’.

Les hice caso, me animé y me metí al proceso de selección para representar a Caldas en los Juegos Nacionales y conseguí clasificar. Y este año he estado preparándome muy fuerte para coger el ritmo, obviamente ya no el mismo de antes porque los años pesan, la cédula pasa factura (risas)”.

Sabe que es difícil enfrentar a gente más joven por aquello de la edad, el peso de la bola y la fuerza con que se lanza, cosas fundamentales en los bolos. “Esos son factores que influyen porque ya uno manejar una bola de 15 ó 16 libras es duro, no lo puede hacer como alguien de 30 años. Y aparte de eso, hoy el bolo también está muy tecnificado”, dice.

“A mí me anima mucho enfrentarlos, es un buen reto a estas alturas de mi vida. Pero me alegra más saber que Colombia está en un pedestal alto a nivel mundial y eso mucha gente no lo conoce. Uno se pone a mirar el escalafón de la Federación Internacional y Colombia está de quinta, se ha convertido en potencia en el planeta”. Ocampo participó en varios mundiales y lo recuerda bien.

“En Teherán, Irán, quedé noveno. En Seringen, Holanda, fui 19. En Helsinki, Finlandia, 18. Luego en Caracas gané el título mundial. Enseguida fui octavo en Londres, Inglaterra. Yo terminé cinco campeonatos mundiales figurando entre los 20 mejores, algo que pocas veces se ha visto. En mi carrera logré contar 101 campeonatos internacionales ganados, oficiales y por invitación”.

A sus casi 70 años, Ocampo sigue firme y jugando bien, derribando pines. Y lo hará mientras pueda, porque le gusta disfrutar del reconocimiento de las nuevas figuras, de las que es ídolo.