10 deportistas representarán a 21 millones de refugiados del mundo.
Hace un par de años Yusra Mardini no tenía planeado estar viviendo en Berlín, Alemania, menos aún que no cumpliría su sueño de representar en los Juegos Olímpicos al país que la vio nacer.
Todo cambió para ella en agosto de 2015 con el recrudecimiento de la guerra en Siria, un conflicto por el que 11 millones de sus habitantes han tenido que salir de su país en los últimos cinco años y que la obligó a huir de manera intempestiva en una pequeña nave llena de gente.
El motor de la embarcación se averió, la mayoría de personas no sabían nadar y Yusra y su hermana Sarah decidieron lanzarse al agua para conducir el bote hacia la costa. Después de nadar tres horas lograron llegar a la Isla de Lebos en Grecia, viajaron por Macedonia, Serbia, Hungría y Austria antes de llegar a Alemania en donde se encuentran refugiadas.
Hoy Yusra, de 18 años, estará en los Juegos Olímpicos representando a los refugiados de todo el mundo. Será la primera vez que un grupo de personas que se encuentra bajo esta situación compita en el evento más importante del deporte mundial, bajo una bandera que ahora, además de representar al deporte olímpico, se convierte en el símbolo de una problemática que no discrimina ni tiene fronteras.
Son 10 deportistas, cuyas historias en el deporte son un ejemplo de esperanza para los refugiados del planeta. Con el apoyo del Comité Olímpico Internacional (COI) este equipo hará parte de las justas que se llevan a cabo en Río de Janeiro, Brasil.
Hasta el 31 de diciembre de 2015, la Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, aseguró que de los 65 millones de personas desplazadas de manera forzosa, el 30% tenían condición de refugiados, es decir, son más de 21 millones de personas que se encuentran fuera de su país, en muchos casos divididos de sus familiares y seres queridos. Así como Yusra, quien llegó a Alemania y continuó entrenando para seguir destacándose en la natación, tal como se lo enseñó su padre cuando era pequeña.
La joven siria estuvo en el Mundial de Natación del 2012 y gracias a su excelente desempeño, al entrenador Sven Spannekrebs y a sus registros en las piscinas, el COI le dio la oportunidad ir a Río. Ella competirá en los 200 metros estilo libre y mariposa en el Estadio Olímpico Acuático representando al equipo de refugiados.
“Estoy feliz de ser parte de este equipo y representar a más de 60 millones de personas. Esperamos inspirar a nuevos atletas en todo el mundo, no sólo refugiados”, dice Yusra, quien espera volver a Siria para contarle a más jóvenes acerca de su experiencia.
Lo que puede resolver el deporte
El deporte ha sido uno de los elementos que en cierta medida ha ayudado a que los refugiados puedan construir su vida en un país diferente al suyo. Diversos motivos religiosos, étnicos y raciales les han impedido estar en su territorio de origen por lo que buscan asilo fuera de sus fronteras. Los refugiados se encuentran con otra nación, otra cultura y se deben enfrentar a las nuevas condiciones con las que encuentran.
"Espero que mi historia sea un ejemplo para todo el mundo. Quizás mi familia me vea y podamos volver a reunirnos” expresa la judoca Yolande Mabika, quien tuvo que dejar la República Democrática del Congo y ahora se encuentra en Brasil.
Llegar hasta otros lugares del mundo, para muchos, no es una tarea fácil. Sus historias de resiliencia y de perseverancia se ven reflejadas en su disciplina a la hora de competir. Hay esperanza, sin embargo. El deporte olímpico ha reconocido la existencia de un problema mundial que trasciende las fronteras, el lenguaje y las diferencias que tenemos como seres humanos, esperemos que lo haga también así el mundo entero.
Foto: Página de Facebook Equipo de refugiados de los Juegos Olímpicos.