Imagen del documental "The harder they fall".
Imagen del documental The harder they fall.
31 / 01 / 2019

¿Es más exigente el deporte hoy en día?


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
31 / 01 / 2019
Imagen del documental "The harder they fall".
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El mercado, el espectáculo y el marketing deportivo han hecho del deporte una actividad tan lucrativa que cada día se hace más competitiva. El documental The harder they fall, por ejemplo, muestra cómo por cuenta del espectáculo innumerables campeones terminan física y psicológicamente destrozados, debido al ritmo desenfrenado del calendario deportivo, lo que los obliga a seguir empujando los límites naturales del cuerpo humano.

“Años atrás los deportistas se preparaban para una competencia anual, ahora cada atleta compite en diversos eventos al año que le permiten mejorar su desarrollo deportivo y al mismo tiempo clasificar de esa manera a eventos de mayor nivel como en el caso de deportes de combate, atletismo, tenis, entre otros. En el caso de los deportes de tiempo y marca, el aumento de exigencia se ha visto reflejado en el desarrollo tecnológico, como por ejemplo en el ciclismo, que ha mostrado avances desde la forma de entrenamiento hasta la indumentaria”, explicó Miguel Acevedo Rico, director técnico de posicionamiento y liderazgo deportivo de Coldeportes.

Pero esto no siempre fue así, y el deporte antes de tener tales índices de competitividad trataba más sobre una manifestación cultura y un enfrentamiento simbólico para representar el combate entre seres humanos. De acuerdo con expertos como Carlos Hernando Domingo, profesor titular de la Universitat Jaume I de Castellón y director del Servicio de Deportes de la Universitat Jaume I de Castellón, el deporte competitivo como lo conocemos hoy en día empezó después de la revolución industrial, por la forma utilitarista y materialista de la actividad deportiva.


“En los últimos años la perspectiva utilitarista del deporte ha ido ganando terreno en la forma de entender y definir el hecho deportivo. (...) La pretendida universalidad del deporte, que algunos incluso defenderían como símbolo de la universalidad de la humanidad (...) no deja de ser desde este nuevo posicionamiento más que una universalidad burguesa. Algunos de los ideólogos afines a este posicionamiento crítico lo consideran, al mismo tiempo, como una expresión y una necesidad de la sociedad industrial y mecanicista, y, de hecho, según la óptica de la civilización del ocio que vivimos en los países desarrollados, como una necesidad cultural”, explicó Domingo en la Revista Digital de Educación Física.

La competición como ganancia, la existencia de una clasificación o jerarquía, la medida y cuantificación, el rendimiento técnico, la especialización, etc., son algunos de los valores compartidos entre las sociedades capitalistas y el deporte tal como lo vivimos en nuestros días.

Carlos Hernando Domingo

Para los estudiosos, señala el experto, fue precisamente la popularización como evento masivo lo que lo convirtió en más que una manifestación cultural en un negocio que, en tanto más lucrativo, más despiadado y competitivo es para los deportistas profesionales.

Domingo sustenta los estudiosos han catalogado el deporte el siglo XX como un gigante con pies de barro, aludiendo a factores como la manipulación ideológica, la obstinación por el rendimiento, el desmedido afán de victoria, el dopaje, los intereses comerciales y económicos, etc, son aspectos que sin lugar a dudas socavan los fundamentos humanísticos del deporte.


De acuerdo con Acevedo, la preparación física de los atletas ha evolucionado sin detenerse en los últimos años y cada vez se hace más exigente. Según explicó, en la actualidad la preparación previa de un deportista está determinada según el nivel internacional que tenga cada competencia, por lo que, por ejemplo, en el patinaje colombiano los estándares de entrenamiento de alto rendimiento han logrado 16 años como campeones mundiales a los colombianos, pero esto no se habría logrado si los deportistas no tuvieran jornadas de preparación del más alto nivel, así como “fogueos” o competencias amistosas con alta exigencia.

¿Es para tanto?

La concepción del deporte como un espectáculo medible, cuantificable y que genera rendimientos ha empujado a que los profesionales sean llevados cada vez a más y más exigencias. Como ejemplo podemos recordar al tenista Rafael Nadal ha llegado a jugar hasta 93 encuentros deportivos en un año, sin contar los días de entrenamiento y lo desgastante que puede resultar una carrera deportiva exitosa, que no solo incluye la actividad física, sino los negocios de marketing (uso de la imagen y presión de los patrocinadores), apariciones en la prensa, etc.

“Todo esto hace referencia al nuevo pensar del atleta y su entorno. Se ha vuelto más exigente desde hace algunas décadas y lo vemos en la preparación física, así como en la tecnología, la indumentaria, los avances biomédicos, como la nutrición o la psicología deportiva, que los impulsa a ser más competitivos”, aseguró el director técnico de posicionamiento y liderazgo deportivo de Coldeportes.


De acuerdo con el diario especializado Mundo deportivo, Nadal ha jugado desde 2003 al menos 1.058 partidos, un promedio de 70.5 partidos anuales, es decir, al menos un enfrentamiento profesional cada 5 días durante los últimos 15 años en uno de los deportes más exigentes del planeta. El tenis, en sus encuentros más complejos de deportistas de alta resistencia llegan a durar más de cinco horas, como por ejemplo el mítico encuentro Isner-Mahut del torneo Wimbledon 2010, que alcanzó las 11 horas de largo.

Pero, además, las cifras económicas que mueve el deporte en la actualidad también dan cuenta de que, en un negocio en el que el éxito deportivo significa mejores márgenes de ganancia, cada vez hay más exigencia competitiva entre los deportistas y los circuitos deportivos mundiales.

Basta con recordar que, de acuerdo con el diario económico español Expansión, en España las apuestas deportivas mueven 5.000 millones de Euros al año, es decir más de 17 billones de pesos colombianos. De la misma forma, tan solo en el negocio de las apuestas, la revista Dinero publicó que a 2020, solamente por apuestas en línea se generarán ventas mensuales por $300.000 millones en el país.

También, podemos recordar que según el diario económico Expansión, en 2014 el equipo de ciclismo de Movistar, para el que corrió el colombiano Nairo Quintana, destinó 10 millones de Euros para el sostenimiento del equipo; o que de acuerdo con el portal especializado Transfermarket el valor de los 25 jugadores de fútbol mejor valorados en el mercado suman 2.895 millones de Euros.

Por eso, no es de extrañarse que, según explicaron los expertos en marketing deportivo al portal Medium, el trabajo que desarrollan quienes hacen marketing enfocado en el deporte tiene como finalidad promover la venta de otros productos a través del deporte. Esto se debe a que los productos terminan relacionándose con los valores esenciales de un deporte o un deportista, para así persuadir a su público de adquirir más bienes o servicios.

De ahí que la exigencia de los deportistas no se limiten a su juego, sino que las marcas utilizan a deportistas reconocidos mundialmente con el propósito de mejorar el nivel de fidelidad por parte del público.

Todos estos aspectos económicos se convierten, junto con la competencia, en la máquina que termina exigiendo resultados a los deportistas a como dé lugar, y algunos como el famosos ciclista Lance Armstrong terminan cediendo a las tentaciones del dopaje o sencillamente terminan con sus cuerpos profundamente deteriorados al final de sus carreras, como sucedió con el afamado futbolista argentino Gabriel Batistuta.

A los dos días no podía caminar, no al mes. Me oriné en la cama, teniendo el baño a tres metros, porque no me quería levantar. Eran las cuatro de la mañana y pensaba lo que me iba a doler el tobillo si me paraba. Me fui a ver al doctor Avanzi y le dije: ‘Cortáme las piernas’. Me miró y me contestó que estaba loco. Yo insistía, no podía más, vivía malhumorado. No puedo contar el dolor, es imposible transmitírselo a la gente.

Gabriel Batistuta en 2015 en declaraciones al portal especializado “TyC Sports