Brigitte Bardot murió este domingo a los 91 años en su residencia de La Madrague, en Saint-Tropez. Fue una de las figuras más influyentes y controvertidas del cine europeo del siglo XX,. La noticia fue confirmada por la Fundación Brigitte Bardot, institución que presidía desde su creación y que marcó su vida tras abandonar definitivamente la actuación.
“La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta”, indicó la organización en un comunicado, anunciando que la actriz murió en horas de la mañana, tras décadas alejada del estrellato y del mundo del cine.
A las afueras de su casa en la Costa Azul, un pequeño grupo de admiradores se congregó para depositar flores en silencio, despidiendo a una mujer que trascendió la pantalla para convertirse en un símbolo cultural global.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, reaccionó en la red social X afirmando que “lloramos la pérdida de una leyenda del siglo”. Por su parte, Marine Le Pen, líder del partido de ultraderecha Agrupación Nacional, con el que Bardot mantuvo afinidad en sus últimos años, la definió como una mujer “increíblemente francesa: libre, indomable, íntegra”.
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Un mito antes que una polémica
Antes de que su nombre quedara asociado a controversias políticas y sociales, Brigitte Bardot fue, ante todo, un mito. Con apenas una veintena de años encarnó una ruptura radical con la moral conservadora de la Francia de los años cincuenta, imponiendo una nueva forma de entender el cuerpo, la sensualidad y la libertad femenina.
Protagonista de películas como Y Dios creó a la mujer y El desprecio, rodó cerca de medio centenar de filmes y dejó escenas imborrables en la historia del cine: desde el mambo febril e improvisado en un restaurante de Saint-Tropez, hasta el célebre monólogo desnuda dirigido por Jean-Luc Godard.
Su imagen rubia, su mirada desafiante y su vida privada expuesta sin tregua por los paparazzi llevaron a muchos a compararla con Marilyn Monroe, una versión “a la francesa” del sex symbol perseguido por la fama.
La fascinación que despertó fue global. En Brasil, donde contribuyó a forjar la leyenda de Búzios, su nombre incluso inspiró canciones populares. "Brigitte Bardot, Bardot/Brigitte besó, besó/y dentro del cine/todo el mundo enloqueció”, cantaba Jorge Veiga en los años sesenta, reflejo de un fenómeno planetario.
El retiro abrupto y una vida lejos del cine
Nacida en 1934 en el seno de una familia burguesa, Brigitte Bardot fue primero bailarina y modelo. Su primer esposo, el director Roger Vadim, la lanzó al estrellato con Y Dios creó a la mujer, película que selló su destino como ícono erótico.
Tras años de rodajes ininterrumpidos y una fama que ella misma describió como asfixiante, tomó una decisión radical: abandonar el cine antes de cumplir 40 años. Lo hizo en 1973, sin despedidas ni regresos.
Su vida personal, marcada por matrimonios mediáticos -Vadim, Jacques Charrier, Gunter Sachs y Bernard d’Ormale- y una relación conflictiva con la maternidad, también fue objeto de escrutinio constante. Ella misma reconoció no haber tenido instinto maternal y dejó la crianza de su único hijo, Nicolas, en manos de su entonces esposo.
De estrella mundial a defensora de los animales
En su segunda vida pública, Brigitte Bardot se reinventó como activista por los derechos de los animales. El punto de quiebre ocurrió durante el rodaje de su última película, cuando compró una cabra destinada al consumo y la instaló en su habitación de hotel para salvarla.
Desde entonces, su compromiso fue total. Combatió la tauromaquia, denunció la caza de animales salvajes, se opuso al consumo de carne de caballo y convirtió su fama en una herramienta de presión política y social.
“Un ángel para los animales que luchó y acudió a los tribunales para protegerlos a todos”, afirmó este domingo Ingrid Newkirk, fundadora de la organización PETA.
En 1986 creó la Fundación Brigitte Bardot, desde la cual trabajó durante décadas, recogiendo animales en peligro y gestionando campañas internacionales. Vivió sus últimos años entre La Madrague y La Garrigue, dos refugios en el sur de Francia, lejos de las cámaras pero fiel a sus convicciones.
Brigitte Bardot murió: una figura polémica
En las últimas décadas, Brigitte Bardot expresó abiertamente su cercanía con la extrema derecha francesa y con el entonces Frente Nacional, hoy Agrupación Nacional, además de emitir declaraciones contra la inmigración, el islam y ciertas prácticas culturales, lo que le valió reiteradas condenas judiciales por incitación al odio y difamación.
Sus posturas generaron una profunda fractura entre quienes seguían viendo en ella un símbolo de libertad individual y quienes cuestionaban el alcance y la responsabilidad de sus palabras, especialmente en una Francia cada vez más diversa y polarizada. Lejos de retractarse, defendió su derecho a expresarse sin concesiones.
“La libertad es ser uno mismo, incluso cuando incomoda”, escribió en el epílogo de Mon BBcédaire, publicado en octubre pasado.
Con su muerte se cierra el capítulo de una mujer que redefinió el cine, la fama y el activismo, y cuya figura seguirá generando debates, admiración y contradicciones. Bardot no solo fue una estrella: fue un fenómeno cultural que marcó una época y dejó una huella imborrable en la historia del siglo XX.


