Erick Duncan y Marco Sosa, de La Valija de Fuego, en el especial sobre librerías de Señal Literaria
Erick Duncan en Señal Literaria
08 / 12 / 2025

Carta navideña desde un RTVC sitiado


Por Erick Duncan, director de Señal Literaria
Erick Duncan, director de Señal Literaria
08 / 12 / 2025
General

Señal Literaria

Erick Duncan y Marco Sosa, de La Valija de Fuego, en el especial sobre librerías de Señal Literaria
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Ya decía Oscar Wilde que era espantoso que hablaran mal de ti, pero que había algo peor: que no hablaran. Da pereza, pero parece que el irlandés tenía razón y vaya si su frase le calza al dedillo a lo que viene pasando con RTVC. 

No deja de ser curioso que, con una programación cultural tan completa, que incluye programas de literatura, arte, poesía, música y hasta humor político, el Sistema de Medios Públicos reciba, a cada rato, una andanada de golpes que, en teoría, buscan hacer un control de lo que se hace en la entidad, pero que finalmente terminan por desprestigiar el trabajo de cientos de colaboradores de la casa de medios del Estado.

Se volvió moda endilgarle a RTVC todo tipo de conductas que rayan en la falta de ética, con pruebas fuera de contexto, audios diminutos, afirmaciones temerarias, “periodismo de oídas” y desde otras casas periodísticas que se prestan de trincheras políticas. Han convertido, por decir lo menos, una guerra personal que tienen casada hace años algunos periodistas contra un colega suyo, y gerente del Sistema de Medios, en una cruzada contra todo el trabajo de RTVC.

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El leitmotiv de los ataques se repite una y otra vez, tanto, que ni siquiera parece un esfuerzo sostenido por hacer mejorar el trabajo de la entidad, sino un vano ensañamiento en el que se repite un discurso hasta el infinito. Que solo se hace propaganda política, que deben cerrar la entidad, que desde el sistema de noticias se ataca, persigue y se chuza a más de un opositor político… Y todo, sin rigor. 

Recuerdo acá las lecciones de periodismo que daban viejos maestros como Javier Darío Restrepo, Guillermo Cano y recientemente Jorge Cardona cuando, antes de la publicación de una nota o columna con acusaciones serias, resaltaban que lo ideal era preguntar si había manera de sustentar las afirmaciones del texto, consultarles a las partes; verificar, investigar (elemental) y de ser posible, contrastar…

Y bueno, podría ser curioso que el director de un programa de literatura de RTVC, justamente, comente estos temas cuando son de resorte político y noticioso, pero hay que echar mano de las viejas costumbres de solidaridad y colegaje del oficio, en este caso, con los periodistas del sistema de noticias, a los que persiguen y maltratan una y otra vez cuando, por ejemplo, cubren las marchas que se convocan contra el gobierno actual, intentos de golpearlos o dañarles los equipos. 

O también recuerdo el caso, más que triste y lamentable, de una periodista del noticiero a la que, palabras más, palabras menos, hicieron llorar en las zonas aledañas a la clínica donde un joven candidato presidencial luchaba por su vida, con el desenlace que ya todos conocemos; ¿es en serio? ¿Por qué el silencio cuando suceden estas situaciones con periodistas de Señal Colombia o Radio Nacional? ¿Qué dice la Flip? ¿Qué tienen que ver los periodistas con ese sino trágico y violento que nos persigue en la arena política colombiana? ¿Qué periodistas, siguiendo entonces esa lógica, fueron los responsables de los magnicidios de Galán, Pizarro y Bernardo Jaramillo en las mismas elecciones presidenciales?

Cada vez que llega una andanada de ataques contra el Sistema de Medios Públicos es posible pensar en los camarógrafos, editores, realizadores, sonidistas, luminotécnicos, productores, asistentes, guionistas, presentadores y claro, periodistas que hacen su trabajo honradamente y de la mejor manera posible, porque son ellos finalmente las víctimas a la hora del té. O en los periodistas de las emisoras de paz, que ahora hacen presencia en regiones a las que no llegaba ni la sombra de los medios: El Tambo, San José del Guaviare, Calamar, el Micay… Vuelvo a la palabra pereza para consignar lo que me dijo una vez un maestro del periodismo en uso de buen retiro, cuyo nombre me reservo para evitarle reclamaciones: “Qué pereza hablar de los colegas o volverse el juzgador de un medio, ahora se volvió costumbre descalificar a los que no están en la galería porque, finalmente, todos se acomodan. El buen periodismo, como la literatura, se defiende solo”…

Y bueno, todo esto ocurriendo en momentos en los que el Sistema de Medios Públicos vuelve, después de años, a tener protagonismo en la conversación pública. Sí, léase bien: RTVC, Señal Colombia y Radio Nacional aparecen en los primeros lugares de la lista de medios más consultados en el Panel de Opinión 2025.

 

Más allá de todo, lo que uno ve cuando sale a todas esas regiones, es el agradecimiento de la gente que ve la televisión pública y ahora se sienten un poco más reflejados, visibilizados bajo el reflector de la radio y la televisión. Esa gratitud es lo que, a lo sumo, quedará en la memoria de la audiencia que ha acompañado el trabajo del Sistema de Medios en este periodo.

Por lo pronto, y antes de que desaparezca el 2025, están más que invitados (también los críticos) a ver la franja cultural de RTVC y Señal Colombia, en particular, con programas como Extramuros, Colombia verso a verso, Noticracia, En clave con Deysa Rayo y Señal Literaria, el programa que dirige quien suscribe este texto y que lleva a la pantalla lo mejor de la literatura, con nombres como Piedad Bonnet, Darío Jaramillo Agudelo, Luis Fayad, Pilar Quintana, Andrés Neuman, Vanessa Londoño o Ricardo Silva Romero, solo por citar unos cuantos. Seguramente esa es una forma afilada de hacer propaganda… propaganda literaria, claro.

A los lectores y seguidores de las apuestas culturales de RTVC les deseamos desde este rincón mediático, que también es artístico y literario, felices fiestas. Que el espíritu de la paz y de las navidades los atropelle y que el Ebenezer Scrooge que más de uno lleva en el corazón, ceda en su avaricia y desprecio por los otros.  Seguiremos llevando la mejor literatura a la pantalla pública hasta que entendamos que la cultura es un bien de primera necesidad como lo son la vivienda y la educación.

Y como este texto arrancó con una cita literaria, no puede cerrar de otra forma que citando el viejo verso de Rubén Darío (atribuido por años a Cervantes, en el Quijote, pero es más bien un homenaje del poeta nicaragüense): “Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos”.