La Masacre de las Bananeras cumple 97 años este diciembre, un episodio decisivo en la historia nacional que evidenció la vulnerabilidad de los trabajadores, la responsabilidad estatal y la necesidad de construir un país más justo y consciente de su memoria colectiva.

Masacre de las bananeras: qué pasó, cómo y por qué ocurrió
La Masacre de las bananeras ocurrió el 6 de diciembre de 1928 en Ciénaga, Magdalena, cuando el Ejército colombiano abrió fuego contra miles de trabajadores de la United Fruit Company que se encontraban en una huelga pacífica. Los obreros reclamaban garantías laborales mínimas: pago en dinero y no en vales, jornada de ocho horas, descanso dominical, indemnizaciones por accidentes, fin de la tercerización y mejores condiciones de salubridad.
La protesta fue creciendo a lo largo de las plantaciones bananeras del Caribe colombiano hasta convertirse en una movilización histórica. Sin embargo, bajo la presión diplomática y económica de la United Fruit Company, una de las corporaciones más influyentes de la época, el gobierno de Miguel Abadía Méndez envió tropas para “restablecer el orden”.
Aunque el número exacto de víctimas sigue siendo un debate histórico, las estimaciones oscilan entre decenas y varios cientos de muertos. Lo que sí permanece claro es que fue un acto de represión estatal que dejó una profunda herida en la memoria del país.
La injerencia del Estado y las responsabilidades que marcaron una época
El papel del Estado fue determinante. Documentos oficiales, reportes diplomáticos y testimonios de la época evidencian que la intervención militar se realizó con conocimiento pleno del gobierno nacional y bajo la directriz de evitar una supuesta “amenaza revolucionaria”.
La presión de Estados Unidos y la United Fruit Company, que advertían pérdidas económicas y el riesgo de una ocupación militar estadounidense si el gobierno colombiano no actuaba, también influyó en la decisión final.
El resultado fue una acción violenta que no solo aplastó la huelga, sino que dejó en evidencia la fragilidad de los derechos laborales y la subordinación del poder político frente a intereses corporativos extranjeros.
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Consecuencias y transformaciones para Colombia
Aunque la masacre fue un episodio doloroso, también provocó un cambio en la conciencia nacional. Entre las principales transformaciones se destacan:
Fortalecimiento del movimiento obrero: la tragedia impulsó nuevas organizaciones sindicales y la consolidación de luchas laborales en todo el país.
Reformas sociales y laborales posteriores: aunque tardías, en las décadas siguientes surgieron normas que regulaban la jornada de trabajo, la seguridad social y la negociación colectiva.
Despertar político: la masacre alimentó el pensamiento crítico de intelectuales y partidos políticos, especialmente aquellos de tendencia liberal y de izquierda, que vieron en el hecho un símbolo del abuso del poder estatal y corporativo.
Impacto cultural y literario: autores como Gabriel García Márquez inmortalizaron la tragedia, ayudando a que las nuevas generaciones comprendieran su magnitud.
La masacre, aunque silenciada durante años, se convirtió en un punto de inflexión para comprender cómo la desigualdad y la desprotección laboral pueden conducir a tragedias irreparables.
Conmemoración y homenaje a las víctimas
Al cumplirse 97 años, la memoria de la Masacre de las bananeras sigue viva en Ciénaga y en todo el país. Diferentes colectivos, historiadores y comunidades del Magdalena realizan actos conmemorativos para honrar a los trabajadores que perdieron la vida reclamando dignidad.
Recordar a las víctimas es también reconocer que su lucha no fue en vano: gracias a su sacrificio, Colombia avanzó hacia la construcción de un Estado más atento a los derechos laborales, más consciente de los abusos del poder y más comprometido con la defensa de la vida.
Hoy, el país sigue aprendiendo de aquel capítulo oscuro. Conmemorar no es solo mirar atrás, sino asegurarnos de que la historia no vuelva a repetirse.


