Alejandro Valverde: amor y competitividad / MOVISTAR TEAM
Alejandro Valverde: amor y competitividad / MOVISTAR TEAM
08 / 02 / 2019

Alejandro Valverde: amor y competitividad


Por Julián David Bernal Pulido
Julián David Bernal Pulido
08 / 02 / 2019
Alejandro Valverde: amor y competitividad / MOVISTAR TEAM
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"Aquí se acaba mi carrera, me he destrozado la pierna". Esas fueron las primeras palabras de Alejandro Valverde a su esposa, Natalia Mateo, luego de la caída en la primera etapa del Tour de Francia 2017, en la que se fracturó su pierna izquierda en la rótula y el astrágalo.

Así pudo terminar la carrera de Alejandro, pero él decidió que no fuera así. Aunque los pronósticos no eran los mejores, la rápida decisión de llevarlo a cirugía y sus ganas de más en el ciclismo fueron la clave para conseguir en 2018 el título de campeón mundial de ruta.

Hablar del palmarés del "Bala", como se le conoce en el ciclismo, nos llevaría varias horas, pero el Mundial de ruta le había sido esquivo en 6 ocasiones, con dos subcampeonatos y 4 medallas de bronce. Le había faltado un poco más.

Eso no sucedió en 2018. Tras su recuperación, Alejandro volvió renovado, mejor que nunca. Tuvo triunfos en la Comunidad Valenciana, el Tour de Abu Dhabi, la Vuelta a la Cataluña, el Gran Premio Miguel Induráin y la Ruta de Occitania.

El punto cúlmine llegó en Innsbruck (Austria). Aquel 30 de septiembre quedará en la memoria del ciclismo mundial, como el día en que Alejandro, por fin, alcanzó lo que había soñado y se le había escapado, el maillot arcoiris.

 

Las razones de ser uno de los mejores

El "Imbatido", como le llamaban cuando era niño porque ganaba todo en lo que participaba, tiene varias cualidades que lo han llevado camino al éxito. La competitividad y el amor por la bicicleta, a la que llama su "oficina" son algunas de las características que lo ponen en el olimpo de los ciclistas de la actualidad.

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El amor de Valverde por la bicicleta es grande. Esto lo lleva a cuidarse, prepararse y esforzarse siempre más para así ser el mejor. En la recuperación de su lesión, cuando le decían que hiciera 45 repeticiones de algún ejercicio, hacía 15 más. Sabía que debía llevar su cuerpo y mente al límite para poder regresar.

Alejandro, además, siempre quiere más. Es un ciclista hecho para el espectáculo. Le gusta siempre ganar y por eso se prepara para ser el mejor. Su clave, como lo reconoce, es que corre sin miedo "haciendo movimientos a los que antes no me atrevía por temor a quedarme sin fuerzas".

Valverde es un ciclista irrepetible. Para Eusebio Unzué, director deportivo del Movistar Team, Alejandro es un corredor especial, que fue "tocado por una varita mágica". Esto, según el técnico español, lo hace único y capaz de ganar en cualquier tipo de prueba.

Para Valverde todo ha sido un regalo luego de la caída. Los triunfos que acumula, el título mundial y poder seguir sobre la bicicleta, luego de pensar que su carrera estaba terminada.

"Me queda tiempo para dejar de ser profesional, aunque con un triunfo así ya puedo retirarme tranquilo", dijo aquel 30 de septiembre en Innsbruck.