El cine chileno es uno de los que más historia tiene en el continente. En 1897, sólo un año después de la primera proyección en Francia, en el país austral se presentaba el primer programa cinematográfico en el teatro Unión Central de Santiago y ya en 1910 se estrenaba el primer largometraje, que llevaba por título 'Manuel Rodríguez' de Adolfo Urzúa. Desde entonces, Chile y su industria fílmica han producido un basto catálogo del que, en muchas ocasiones, hemos tenido producciones en nuestra pantalla.
Recordando esos filmes que hemos tenido en nuestra pantalla y porque llega de nuevo El club de Larraín, quisimos realizar este recuento de cintas que la pena ver para entender mejor el cine chileno. ¡Disfruta de nuestro listado!
Un filme que pone sobre la mesa un tema bastante polémico en donde cuatro sacerdotes son castigados por la iglesia por crímenes cometidos en su pasado y enviados a un lugar retirado de todo que es regido por una carcelera que es monja, una mujer cargada de dolor y de misterio y que causa físico miedo.
Los personajes son bastante particulares, ellos viven en una pequeña casa al lado del mar, alejados de todo, incluso de sus propios pecados y pensamientos, hasta que llega un quinto personaje, sacerdote también, que se vuela los sesos delante de todos. No se preocupen, no hay spoiler aquí, es tan solo el comienzo de la historia. Imaginen no más.
El abismo que queda aquí entre lo privado y lo público, los monólogos que revuelven un poco el estómago, la rabia que hay en la mirada de cada uno de los personajes, la propuesta estética del filme, la tensión constante en cada escena, la psicología enferma y trastocada de los protagonistas, los tema tabú que se tratan a bocajarro, e incluso la provocación a debatir estas situaciones "ocultas", deja en el aire ese olor extraño que hace que no te quites de la cabeza este filme por días.
El cine de Pablo Larraín en Señal Colombia
Fernando Lavanderos es quien dirige este filme que cuenta la historia de Jerónimo, un hombre que habla poco pero que, cuando lo hace, siempre es en pro de trazar los límites de su espacio, que en este caso es una casa que arrienda para extranjeros que están de paso. El hostil arrendatario sigue su rutina día a día sin permisos de ningún tipo, hasta que llega a su casa una chica noruega que trastoca su tranquilidad.
Husmear las cosas de su nueva inquilina se convierte en su obsesión, una situación confusa que se va transformando en una seductora tensión entre los personajes que se balancean entre lo privado y lo público, entre la atracción y la desconfianza, entre los silencios y las indagaciones.
El director logra estructurar a cada personaje de manera hábil, a la vez que realiza una apreciación sobre la situación social del país en ese momento, no solo frente a las diferencias sociales que hay en Chile, en este caso la ciudad de Santiago, sino a un lugar que se mueve entre la luz y la oscuridad en donde los espacios citadinos que se muestran son contundentes y reveladores.
En contraste con Jerónimo, la arrendataria cree en un mundo mejor, es mucho más optimista y confiada, además de libre, haciendo de este filme una historia que es aparentemente simple, pero que pone en evidencia de manera rotunda la complejidad y emocionalidad humana.
La cinta chilena se construye a partir de tres temas específicos: las plantas, el amor y la literatura y, a su vez, se fracciona en seis capítulos que se intercalan con la vida de su protagonista, ocho años antes y ocho años después. Así se desarrolla una historia dentro de otra, en una narración que se basa en el libro de Alejandro Zambra.
En el primer capítulo 'Proust', el tercero 'Bulto' y el quinto 'Tantalia', la película se adentra en la historia de dos personajes que le dan vida a un amor de juventud, se enfocan en la pasión literaria, descifran y parafrasean lo que sucede entre su vida real y lo que leen, y sobretodo se descubren de a pocos, con escenas delicadas que van dibujando el accidentado futuro que les espera.
En los fragmentos faltantes, el segundo 'Sangre', el cuarto 'Sobras' y el sexto 'Maceta', se cuenta la historia del mismo personaje ocho años después en la cual Julio, interpretado por Diego Noguera, ansía alcanzar el éxito como escritor. Por este motivo decide transcribir un libro de uno de sus autores favoritos, pero la cosa no prospera y es cuando Julio decide mantener una mentira y adueñarse de un libro que ya no es suyo.
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La historia de Gloria es la narración de una vida que podría ser común, una mujer de mediana edad, divorciada, que intenta mantenerse a flote, con sentimientos encontrados y que va por la vida como muchas otras mujeres, mujeres con una vida a medias y experimentando 'cosas incorrectas a su edad' según la sociedad. Pero, si se ve a fondo, esta película es una historia para hablar de la obstinación por conservar la juventud, de la búsqueda de la felicidad y de la negación a la misma muerte.
El cuarto largometraje dirigido por Sebastián Lelio y protagonizado por Paulina García presenta ese panorama de una mujer que cuenta con una vitalidad insuperable, que siempre tiene una sonrisa a pesar de que la soledad es su única compañía. Un filme sorprendente que ganó el Oso de Plata a la mejor actuación femenina en el Festival Internacional de Cine de Berlín en 2013.
'Gloria', una tragicomedia chilena imperdible
Lelio se consagró como un gran narrador de historias con Gloria, pero su gran triunfo internacional llegó con su siguiente película Una mujer fantástica (2017) que le dio a su país un premio Óscar en la categoría de mejor película extranjera.
Protagonizada por Daniela Vega, Una mujer fantástica cuenta la historia de una joven transgénero llamada Marina quien se enfrenta al mundo tras la muerte repentina de su pareja, un hombre mayor cuya familia no la reconoce como cónyuge legítima.
Esta película relata el duelo de Marina y, al mismo tiempo, es un estudio de la transfobia en la sociedad latinoamericana.
La cinta comienza con un personaje ficticio para contar hechos reales de una Chile golpeada por la dictadura militar, cansada de los abusos pero víctima del miedo y la manipulación. La historia va hilada por un joven publicista, René Saavedra, que regresa a Chile después del exilio en México y se encuentra en Santiago haciendo y dirigiendo comerciales, hasta que a su puerta tocan los opositores del régimen en busca de un director para la campaña del NO.
Aquí se plantea el debate entre mostrarle a los chilenos la crudeza de la realidad violenta y abusiva de la dictadura en cifras y, en contraparte, se vive la campaña del SÍ, que es liderada por el gabinete de Pinochet y que cuenta con un combo de personajes poderosos que, en el desespero por haber perdido terreno ante la oposición, se valen de cualquier cantidad de juegos sucios para quitarle mérito y éxito a la campaña contraria.
'NO', la campaña que tumbó una dictadura
Historias de fútbol nos da una mirada a la situación social de Chile a través de tres historias que giran en torno a dicho deporte.
La ópera prima dirigida por Andres Wood, que además le abre las puertas al éxito, cuenta la vida de un hombre que a sus 30 años sigue soñando con ser un profesional de fútbol, una segunda historia que se centra en un grupo de niños que escucha un partido y que en medio de pequeña lucha por un balón da a conocer la realidad familiar de uno de ellos, y finaliza con Santiago, quien lucha con todas sus fuerzas por ver el nuevo partido de Chile.