La dolce vita
07 / 01 / 2020

Descubre los secretos de "La dolce vita"


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
07 / 01 / 2020
Cine

La dolce vita

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En La dolce vita (1960), el célebre director italiano Federico Fellini relata las peripecias del fotorreportero Marcello Rubini, quien está en la constante búsqueda de la foto del año. Para encontrarla, Rubini va de fiesta en fiesta organizada por la alta sociedad de la época. Es cuando Marcelo se entera de que una gran diva del cine llamada Sylvia aterriza en Roma que ve su gran oportunidad, por lo que decide ir tras ella por toda la ciudad hasta encontrar el momento perfecto y así poder convertirlo en primera plana en la sección de farándula.

La dolce vita no es una película cualquiera. Esta cinta es considerada una de las obras más destacadas de Fellini, tanto así que a 60 años de su estreno todavía es objeto de estudio en círculos cinéfilos, académicos y facultades de cine.



Ganadora de la Palma de oro a mejor película en el Festival de Cannes, así como como cuatro nominaciones en los premios Óscar, 'La dolce vita' rompió las convenciones del cine de la época en Italia, que en ese momento vivía una época fílmica dorada conocida como ‘neorrealismo italiano’, movimiento narrativo enfocado en las problemáticas sociales de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Si bien no se aleja del todo de dicho movimiento -incluso apropia algunas de sus características-, sí propone un tono más surrealista y existencialista en contraste con el realismo y el uso de escasos recursos para sus producciones. Esta exploración narrativa le sirvió a Fellini para hacer una aguda crítica a la sociedad moderna, el consumismo, la superficialidad y el conservadurismo religioso.


protagonistas la dolce vita con la ciudad de roma de fondo


Con este largometraje, Fellini también rompió la estructura tradicional de las películas clásicas en 3 actos, es decir, con inicio, nudo y desenlace. En cambio 'La dolce vita' se presenta en 7 episodios en apariencia desconectados unos de otros, pero hilados por el protagonista.

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Interpretado por Marcello Mastorianni, el protagonista es un escritor frustrado que parece sufrir una crisis existencial mientras visita fiestas extravagantes y multitudinarias aglomeraciones por supuestas apariciones de la virgen.

En el ejercicio de su trabajo, el personaje vive rodeado de un enjambre de fotógrafos dispuestos a cualquier cosas con tal de obtener imágenes escandalosas. Uno de ellos, en la película, se llama paparazzo por lo que bien se puede decir que fue Fellini quien, sin querer, acuñó la palabra ‘paparazzi’, utilizada hoy en día para denominar a los fotógrafos capaces de acosar celebridades con tal de obtener fotografías escandalosas.

protagonistas la dolce vita con roma de fondo

La dolce vita también tiene una relevancia especial en la vida de Fellini no solo por sus características técnicas y artísticas, sino porque sirvió como punto de partida para revelar lo que tal vez Fellini quería reflejar con sus producciones: la vida de un hombre mujeriego colmado de frustraciones, envuelto en una sociedad sobre la cual también tenía bastantes reservas.

Con La dolce vita, Fellini comprobó que para él esta obra era una simple ventana hacia una parte significativa de la sociedad que habitaba, para las instituciones sociales se trataba de una película que promovía actitudes complacientes con la lujuria, los excesos y la banalidad, o al menos esa fue la interpretación que la iglesia católica y algunos países hicieron. Sin embargo, Fellini estaba haciendo una crítica y un retrato, por lo que según dijo en varias ocasiones, nunca entendió porqué el Vaticano prohibió la cinta, y en países de alta difusión cinematográfica como España se estrenó 20 años después de lanzada al público.

Pero, además, la aparición en la vida de Fellini del actor Marcello Mastorianni fue más importante que simplemente el encuentro de un actor favorito. Con el tiempo, en películas como 8 ½ (1963), en la que Mastroianni interpretaba a Guido Anselmi, un director de cine frustrado y mujeriego, daba cuenta de inequívocos rasgos autobiográficos del propio Fellini. Esta relación con Mastorianni se expandiría a otras películas como Ginger y Fred (1986) o Entrevista (1987).