El legado cultural colombiano está distribuído a lo largo y ancho del territorio del país, pero el bar La Cueva es el lugar que lleva consigo el peso de haber albergado al llamado Grupo de Barranquilla, un grupo de tertulia entre algunos de los artistas e intelectuales que han hecho historia en el país.
Tal es la importancia de La Cueva que se trata del único bar restaurante bien público nacional, patrimonio de Colombia, pues en 2004 el Ministerio de Cultura declaró a La Cueva Bien Público Nacional por su valor histórico e intangible.
Esto se debe a que personalidades como Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y otros artistas e intelectuales de renombre lo frecuentaban como sitio de reunión, parranda y tertulia.
La historia del Grupo de Barranquilla y La Cueva están tan relacionadas que no se puede contar los detalles de uno sin hablar del otro. Acá te contamos por qué.
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La Cueva del Grupo de Barranquilla
El bar La Cueva se hizo famoso porque desde la mitad de la década de 1950 comenzó a reunirse en él el Grupo de Barranquilla.
Hace casi 70 años, en 1954, La Cueva no era el bar restaurante que hoy en día se encuentra dentro de los destinos culturales y turísticos de Barranquilla.
En realidad no era más que una modesta tienda de barrio, donde se vendía de todo, e incluso parecía un almacén. Se llamaba “El Vaivén” y por avatares del destino se convirtió en el lugar donde cada día un grupo particular de personas se reunían para hacer tertulia, y hablar de periodismo, escritura, pintura, entre otros oficios artísticos.
La Cueva es un lugar con una historia cargada de anécdotas contadas por hombres como el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, Heriberto Fiorillo, entre muchos otros, quienes cuentan cómo los comensales de La Cueva, entre ellos Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau, Alfonso Fuenmayor, entre otros, llegaron allí para pasar el tiempo discutiendo sobre los temas que estuvieran al son de las copas y la conversación.
Heriberto Fiorillo ha dicho que allí en La Cueva el Grupo de Barranquilla se hizo a punta de “ron, de conversación, de arte, de periodismo y de literatura. Y sobre todo un grupo para el que la amistad, esa entrega cómplice que posibilita todo lo anterior, fue siempre una prioridad de su existencia”.
Muchos grandes nombres pasaron por La Cueva, posiblemente atraídos por ser un lugar que frecuentaban, especialmente, las figuras más sobresalientes de escritores y periodistas como García Márquez, José Félix Fuenmayor y su hijo Alfonso, Álvaro Cepeda Samudio y Germán Vargas; los pintores Alejandro Obregón, Juan Antonio Roda y Enrique Grau, así como los fotógrafos Nereo López y Enrique Scopell y el dentista y experto cazador Eduardo Vilá, que por aquella época era el dueño del local.
Allí el Grupo de Barranquilla, en medio de un ambiente bohemio y fraternal, pero profundamente intelectual, se nutrió de sí mismo para alimentar las almas inquietas de sus comensales, quienes en medio de la discusión sobre la crítica literaria, la pintura o la poesía desarrollaban sus trabajos.
La Cueva y el Grupo de Barranquilla tomó fama debido a su frenética actividad intelectual, y pronto atrajo cada vez más a nombres que están escritos en mármol para la historia cultural colombiana como el pintor y escultor Fernando Botero, el compositor Rafael Escalona, la gestora cultural Consuelo Araújo, el escritor y diplomático Plinio Apuleyo Mendoza.
La influencia del Grupo de Barranquilla fue inmensa, y por allí pasaron quienes ya eran o se convertirían en el eje de la pintura y la literatura nacional. Es muy posible que allí hayan surgido o mejorado algunas de las ideas más poderosas de quienes hicieron parte del Grupo de Barranquilla.
De acuerdo con la Fundación Gabo, el Nobel de literatura consolidó allí su amistad con Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas y Alfonso Fuenmayor, junto con Ramón Vinyes y José Félix Fuenmayor, a quienes hace referencia en Cien años de soledad como “Los cuatro discutidores”: “sus nombres eran Álvaro, Germán, Alfonso y Gabriel, y se consideraban los lectores más ávidos de Macondo. Llegaban a la librería a las seis, siempre con un tema de conversación que continuaban en los burdeles del pueblo, especialmente en ‘la casa de las muchachitas que se acostaban por hambre’”, relató García Márquez en su obra maestra.
Allí, donde se reunían para beber y conversar es donde reposa aún La Cueva. En la actualidad, sin embargo, La Cueva es una sala de exposiciones, proyecciones y conferencias, pero también en restaurante, cafetería y bar de copas, y parte de su legado es el Grupo de Barranquilla, el cual dejó una de las más importantes generaciones de intelectuales colombianos.
La Cueva hoy pertenece a la Fundación La Cueva, la cual ha decorado con los vestigios de su pasado, y está repleto de fotografías y de cuadros en los que aparecen los diversos integrantes del Grupo de Barranquilla.