La humildad, la obediencia y la disciplina son algunas de las características del ciclista antioqueño Sebastián Henao Gómez corredor del Team INEOS y gregario de Egan Bernal, ganador del Tour de Francia en 2019. Esas cualidades las ha tenido desde niño. Así lo describe Martha Gómez, la madre del corredor de 26 años.
La historia de Sebastián Henao
“Para mí es un gran hijo, es muy humilde, es un muchacho muy reservado y siempre fue muy obediente, nunca lo tuve que regañar. Más bien es callado y siempre ha sido tan de la casa, tan de la familia. Mi única preocupación es cuando está en esas carreteras, porque arriesga su vida”.
Martha, quien trajo al mundo a Sebastián cuando tenía 19 años, recuerda cómo su hijo se fue inclinando por la práctica del ciclismo: “A él casi no le gustaba estudiar, entonces dijo que si lo íbamos a matricular que fuera en la Institución Educativa Santa Bárbara, donde estaba el primo (Sergio Luis Henao) y para llegar allá se iba en bicicleta cuando tenía como 11 años. A mí me daba susto porque siempre eran como diez kilómetros”.
Su primeros pedalazos no estaban destinados para el ciclismo de ruta, a Sebastián le llamaba mucho la atención el BMX, pero sus familiares lo guiaron para que encontrara su destino: “El tío, el papá de Sergio, lo animaba para que se probara, le decía -¿quién quita que usted sirvea para el ciclismo?- y que si era así ellos le colaboraban con los uniformes y lo que pudieran, porque el primo ya estaba en eso. Él decía que lo que le gustaba era el BMX, pero después se animó a salir a hacer un recorrido con algunos primos y tíos, subieron a La Unión, le fue bien y desde ahí se encarretó. Toda la familia hizo una recolecta para ayudarlo a comprar la bicicleta y que entrara al club de ciclismo de Rionegro”, recuerda Martha con la voz notablemente emocionada.
Pese a que su principal pasión estaba en la bicicleta y no en los aspectos académicos, Sebastián siempre cumplió con sus obligaciones como afirma su mamá: “Él estudiaba por la tarde y en la mañana se iba feliz a entrenar a Rionegro. En ese momento una tía de él vivía allá, almorzaba, se organizaba y de nuevo cogía la bicicleta para irse al colegio. Le tocó muy duro, pero lo admiraban porque nunca perdió un año, a pesar de que no le gustaba el estudio. Siempre lo apoyaron porque le veían el amor por el deporte”.
Martha solo recuerda un día en específico en que su hijo la preocupó, en esa situación lógicamente estuvo involucrada la bicicleta: “Cuando era chiquito me dijeron que se había aporreado y que le dolía mucho la rodilla, entonces me inventaron que se había resbalado, pero mentiras, se había caído en la bicicleta al saltar una quebrada haciendo BMX. Lo llevé al médico, le tomaron radiografías de esa rodilla porque parecía que se había fracturado. No fue tan grave, pero sí tuvo que usar muletas unos días. Tiempo después supe la verdad”.
La relación de Sebastián con su padre es muy buena, se la llevan muy bien porque ambos tienen al ciclismo como uno de sus vínculos, además de que el corredor del INEOS es el hijo mayor del matrimonio entre Alcides y Martha. Sin embargo, Sebastián siempre está muy pendiente de su mamá: “Se comunica casi todos los días conmigo, más que todo hablamos por teléfono, me llama al celular. Con la hermana sí habla por internet y todo eso, yo más bien sí soy malita para la tecnología. Me cuenta sus cosas de cuando está compitiendo, de cómo le fue en la etapa y cuando está en su casa me cuenta sus rutinas, de la hora en que se levanta, de lo que desayuna, de cuántas horas entrenó y así”.
“Desde que está por allá en Europa nunca ha estado un día de la madre conmigo, en el mes de mayo está en sus competencias. Pero habla con el papá o con la hermanita y les dice que cómprele tal cosa e invítela a almorzar. De todas formas él siempre me llama y me saluda. Siempre que viene me trae mi regalo y me dice, tarde, pero le llegó el detallito. Me ha dado relojes, perfumes y alguna ropa, pero para eso dice que es mejor que vayamos los dos para que elija al gusto mío”, explica doña Martha sobre la tradicional celebración.
“Siempre llega aquí a la casa, el tiene su cuarto bien bonito como lo dejó, siempre trato de atenderlo bien y darle lo que a él más le gusta. Con la comida ha sido muy disciplinado, se cuida demasiado me parece a mí, pero hay que hacerle lo que él puede comer, como dice: no es que no me guste sino que me toca cohibirme de esas cosas. Se toma su descanso, después salimos y nos invita a almorzar, a veces salimos de compras y todo es muy bonito”, expresa doña Martha, quien vive
Todo queda en familia
La familia Henao ha sido fundamental para que dos de sus miembros sean ciclistas de categoría mundial, por eso para Sebastián compartir con sus seres queridos es fundamental, siempre que regresa al país busca el descanso en compañía de sus familiares:
“Siempre que viene sale en su moto, pasea por la vereda y visita a los familiares. Un tío tiene una tiendita y se arma un combito con los tíos y primos en que se ponen a hablar de ciclismo, que es cómo la vida de ellos y a jugar parqués”, cuenta doña Martha.
La estrecha relación de Sebastián Henao con sus familiares no empezó con el apoyo de ellos para que montara bicicleta, sino que se formó desde mucho antes como relata su mamá: “Desde pequeño le gustaba ayudar, madrugaba con los primos para ayudarles a coger fresas, cargarlas y a colaborarles a trabajar en lo que fuera. Los mismos primos se lo gozan (hacen bromas) con que esos trabajos fueron los que le dieron fuerza para montar bicicleta”.