El 9 de diciembre se conmemora el Día Internacional contra la corrupción, fecha establecida por la Naciones Unidas para recordar que la corrupción amenaza la estabilidad, la democracia y los derechos humanos en todos los rincones del mundo. La lucha contra ese flagelo no puede reducirse a leyes: exige voluntad política, transparencia real, instituciones sólidas y vigilancia ciudadana permanente.

Países ejemplo: ¿quiénes lideran la transparencia mundial?
Si buscamos referentes globales, naciones en las que la percepción pública de corrupción es muy baja, los rankings recientes muestran con claridad quiénes encabezan esa lista. Según el más reciente Índice de Percepción de la Corrupción (CPI 2024), las naciones con menores niveles percibidos de corrupción son: Dinamarca, Finlandia, Singapur, Nueva Zelanda, Luxemburgo, Noruega, Suiza, Suecia, Países Bajos y Australia.
Estas sociedades combinan instituciones transparentes, justicia independiente, mecanismos robustos de control público y una cultura ciudadana que demanda rendición de cuentas. Sus experiencias pueden servir como referencia ante el reto global de erradicar la corrupción.
Y aunque en muchas partes del mundo la corrupción sigue siendo estructural, según el mismo informe, la mayoría de países obtienen puntuaciones por debajo del promedio global, la conciencia internacional sobre el problema crece.
Corrupción en Colombia: los avances y desafíos bajo el gobierno de Petro
En Colombia, el gobierno de Gustavo Petro ha puesto la ética pública, la transparencia y la lucha contra la corrupción entre sus banderas. Entre los avances más señalados en 2025 están:
Reformas institucionales para fortalecer entidades de control, inspección y vigilancia de la contratación pública.
Políticas de transparencia en contratos estatales, concesiones y asignación de recursos, con mayor difusión de información sobre gastos públicos.
Iniciativas de participación ciudadana que permiten a la sociedad civil vigilar contratos, ejecución presupuestal y procesos administrativos.
Compromiso con la lucha contra corrupción de cuello blanco, corrupción estructural y los entramados de corrupción en sectores clave, con investigaciones en curso.
Aunque aún persisten retos estructurales, como debilidad institucional en ciertas regiones, problemas de impunidad, y redes de corrupción enquistadas, el gobierno ha buscado institucionalizar los controles y abrir espacios de transparencia que antes resultaban más opacos. Esta apuesta política representa una ruta hacia un Estado más responsable y una sociedad más vigilante.
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Por qué conmemorar el 9 de diciembre importa
Recordar el 9 de diciembre no es un acto simbólico: es un compromiso renovado con la democracia, la justicia y la dignidad. Es reconocer que la corrupción roba oportunidades, profundiza la desigualdad, destruye confianza ciudadana y vulnera derechos fundamentales.
Es también una oportunidad para reflexionar sobre los modelos de gobernabilidad, exigir rendición de cuentas, y fortalecer la participación ciudadana como garantía de transparencia. Celebrar este día significa reafirmar que ningún país está exento, pero que todos pueden cambiar.
Mirar hacia adelante: la corrupción como reto colectivo
La corrupción no es un problema individual: es un fenómeno estructural que requiere respuestas integrales. Los países considerados menos corruptos demuestran que la combinación de justicia independiente, transparencia, instituciones sólidas y ciudadanía activa puede hacer la diferencia.
En Colombia, los esfuerzos recientes bajo la administración de Petro muestran que es posible avanzar. Pero ese camino exige constancia, vigilancia y participación colectiva. Este 9 de diciembre, al convocar al Día Internacional contra la corrupción, se renueva el llamado: no normalizar la corrupción, no tolerarla, denunciarla, transformar las reglas del juego.
Porque luchar contra la corrupción no es solo cuestión de gobierno, es un deber de ciudadanía.


