El 9 de abril de 1948 ocurrió en Bogotá el magnicidio del líder político Jorge Eliécer Gaitán, el cual desencadenó uno de los acontecimientos más violentos e impactantes de la historia de Colombia: el Bogotazo.
El Bogotazo ocurrió inmediatamente un hombre propinó varios disparos, por la espalda, a Jorge Eliécer Gaitán. Una vez sucedió, se desencadenaron una serie de disturbios en la capital de Colombia y otras ciudades del país que dejaron como saldo no sólo la parcial destrucción de la ciudad y centenares de muertos, sino también décadas y décadas de violencia política en el país.
Por eso, te contamos paso a paso cuáles fueron los antecedentes y cómo se desarrollaron los eventos hasta el magnicidio y el Bogotazo que surgió de él.
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Elecciones de 1946
Durante el primer gobierno de Alberto Lleras Camargo, quien asumió la presidencia después de la renuncia Alfonso López Pumarejo, el Partido Liberal se dividió entre quienes iban con Gabriel Turbay, el candidato oficial, y Jorge Eliécer Gaitán, el candidato disidente de su propio partido para las elecciones del 5 de mayo de 1946.
Con esta fragmentación al interior del Partido Liberal Colombiano, el Partido Conservador logró concluir con 16 años de presidencias liberales, pues dicha división dio como resultado la victoria del candidato conservador: Mariano Ospina Pérez.
Con la llegada del Partido Conservador al Gobierno arrecia la violencia política y los militantes liberales se convierten en carne de cañón de retaliaciones conservadoras.
La marcha del silencio, de 1948
El 7 de febrero de 1948 Jorge Eliécer Gaitán encabezó una manifestación conocida como la "Marcha del Silencio", a la que asistieron 100.000 personas de todo el país, congregadas en la plaza de Bolívar.
La marcha denunciaba la creciente violencia ejercida contra simpatizantes del partido liberal por parte de miembros de la fuerza pública, militantes del Partido Conservador y el Gobierno de Mariano Ospina Pérez.
Los participantes marcharon portando banderas y crespones negros, y guardando absoluto silencio como expresión de duelo por las víctimas asesinadas por una supuesta Policía Política, y también como forma de rechazo a los enfrentamientos protagonizados entre liberales y conservadores en varias regiones del país como Boyacá, Caldas, Tolima, Valle del Cauca, entre otras.
Al final de dicha manifestación, Gaitán pronunció un discurso conocido como Oración Por La Paz, dirigido al presidente Ospina Pérez:
“Señor Presidente: Le pedimos cosa sencilla para la cual están de más los discursos. Le pedimos que cese la persecución de las autoridades y así nos lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad. Le pedimos no crea que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este piso sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia....”, dijo, entre muchas otras cosas, Gaitán en su discurso.
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El Partido Liberal corta lazos con el Gobierno
El 15 de febrero de 1948, Gaitán se manifestó nuevamente en Manizales, capital del departamento de Caldas, donde pronunció otro famoso discurso titulado Oración por los Humildes, como homenaje a 20 liberales masacrados en dicho departamento.
Tres días después, el 18 de marzo, en vista de la consistente inacción del Gobierno frente a la desmedida violencia política, Gaitán cortó los lazos del liberalismo con el gobierno tras una nueva masacre en Bucaramanga.
Desde esta época, de acuerdo con cronistas y novelistas del acontecimiento, dos individuos sospechosos se habían visto unas más de una decena de veces cerca de las oficinas de Gaitán, hecho que habría despertado sospechas en alguno de los funcionarios del edificio Agustín Nieto, donde se ubicaba el despacho de Jorge Eliécer Gaitán.
El magnicidio
El 8 de abril de 1948, día previo al de su asesinato, Gaitán resultó victorioso en su última defensa judicial, y logró la absolución del teniente conservador Jesús María Cortés, un militar acusado del asesinato del periodista Eudoro Galarza Ossa.
El 9 de abril de 1948, Jorge Eliécer Gaitán se encontraba en su despacho con Plinio Mendoza Neira, Pedro Eliseo Cruz, Alejandro Vallejo y Jorge Padilla, quienes se dirigieron a almorzar sobre la 1:00 p. m.
Al llegar a la puerta del edificio Agustín Nieto, ubicado en la carrera séptima con calle 12, un hombre disparó en varias ocasiones sobre el líder liberal, impactando por la espalda la nuca y el torso del abogado. Al menos tres balas impactaron el cuerpo de Gaitán.
Pronto, Gaitán fue trasladado a la Clínica Central, donde murió por causa de los balazos que recibió.
Algunos cronistas han señalado que los individuos que habían estado husmeando días atrás en el edificio fueron vistos momentos antes del atentado. Al ver a Gaitán abandonar la edificación, uno de ellos le hizo una señal con la cabeza al otro, quien parecía bastante nervioso.
El acompañante del asesino, aparentemente, se esfumó entre la multitud, no sin antes señalarlo ante la turba enfurecida como el perpetrador del magnicidio, asegurándose así que los ojos del público enceguecido se dirigieran a él. El nombre de quien accionó el gatillo era Juan Roa Sierra.
Roa Sierra se dio a la huida, pero fracasó en su intento, pues fue atrapado por la policía. Los agentes intentaron cuidarlo de la turba enfurecida al interior de una droguería aledaña, pero no lograron contener durante mucho tiempo la furia de los seguidores de Gaitán.
Una vez cayó en manos de la turba, Roa Sierra fue linchado, amarrado con corbatas y arrastrado hasta la plaza de Bolívar donde su cuerpo sin vida fue abandonado en las escalinatas del Capitolio Nacional. Y con su cuerpo sin vida también murió la verdad porque no se conocieron los móviles del asesinato, ni tampoco si había sido ordenado por alguien más.
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El Bogotazo
El magnicidio de Gaitán fue la chispa que encendió la bomba de tiempo que se venía aguantando por la violencia política. Estos hechos llevaron a una revuelta que se extendió a varias poblaciones y capitales del país en contra del gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez, a quien le exigían la renuncia.
La ciudad fue rápidamente incendiada. Ese día hubo saqueos, y enfrentamientos con todo tipo de armas entre quienes se enlutaron por el magnicidio y las autoridades del Gobierno.
Se incendiaron tranvías, iglesias, edificaciones públicas y privadas. El saldo de la revuelta fue de cientos de muertos y heridos. Se fueron al piso 142 construcciones y a medida que avanzaba la tarde la turba furibunda fue armándose, irrumpiendo en ferreterías y estaciones de policía, donde algunos oficiales entregaron sus armas para salvar sus vidas.
La violencia por el magnicidio no se concentró solo en la capital, sino también en ciudades como Zipaquirá, y municipios y regiones con mayorías "gaitanistas" reaccionaron en proporción similar por el magnicidio. En casos como Barrancabermeja, incluso, algunos pobladores intentaron constituir una junta de gobierno independiente a la autoridad del gobierno conservador.