Fotografía de Sady González
Fotografía de Sady González
06 / 04 / 2018

Memorias del Bogotazo


Por Sherly Montaguth González
Sherly Montaguth González
06 / 04 / 2018
Fotografía de Sady González
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El 9 de abril de 1948 se desató uno de los momentos más representativos del siglo XX en la historia de Colombia.

Jorge Eliécer Gaitán se crió en una familia humilde, con padre liberal y madre progresista, crianza que lo convirtió en un rebelde liberal con gusto por las leyes y un talento innato para la política. Un año antes de su muerte, Gaitán ya era un proclamado liberal disidente que disputaba la presidencia teniendo como uno de sus opositores al liberal oficial Gabriel Turbay, división que permitió que el Partido Conservador se llevara la presidencia con su candidato, Mariano Ospina Pérez.

Al fallecer Turbay, y en medio de un ambiente polarizado, Gaitán lideró el Partido Liberal hasta ese 9 de abril de 1948 en el que cayó víctima de tres disparos que recibió por la espalda cuando salía a almorzar con dos compañeros en pleno corazón de Bogotá, a la vista de los trabajadores ambulantes de la zona. Minutos después falleció en la Clínica Central.

Lo que vino después aún representa uno de los hechos más importantes en la historia de Colombia:

“¡Mataron al doctor Gaitán! ¡Cojan al asesino!”

 

Foto: Manuel H. Archivo El Tiempo.

Inmediatamente una turba enfurecida salió en busca del asesino con el objetivo de cobrar venganza por la muerte del caudillo; y lo encontró. Por cuadras hacia el sur arrastraron el cuerpo de Juan Roa Sierra, un joven de 26 años a quien la misma gente e investigaciones posteriores señalaron como el verdadero asesino.

El clima violento que se sentía por el enfrentamiento entre partidos políticos creó el ambiente perfecto para la jornada de muerte y destrucción más dura que ha vivido Bogotá en su historia, visibilizando la violencia que ya se presentaba en el pais desde años atrás. Cientos de ciudadanos salieron a tomarse las calles; muchos –aprovechando la escasez- saqueaban locales comerciales y tomaban lo que podían. Además de los saqueos, los manifestantes también incendiaron iglesias, edificios, y los mismos locales después de ser vaciados. Muchos otros murieron en los disturbios, siendo así el 9 de abril el día en el que se desató una guerra que dejó a Bogotá en ruinas que expresaban el dolor, la frustración y rabia de los gaitanistas junto a la resistencia de los conservadores.

Algunos cuentan que fue imposible salir de casa por varios días y, en caso de atreverse, era necesario salir con las manos arriba para evitar ser acribillado. Otros quedaron atrapados en los sitios en los que estaban ese día por miedo a enfrentar los disturbios.

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Así sonó la radio el 9 de abril de 1948. Audios de la fonoteca Señal Memoria.

"¡Viva el Partido Liberal! ¡A la carga, a la carga!"

Los medios de comunicación de la época no fueron ajenos a esta situación. La noticia del asesinato pasó rápidamente de las calles del centro de Bogotá a la radio, y minutos después los sentimientos de ira y dolor se transmitieron en la emisora La Voz de Bogotá a través de uno de sus más reconocidos locutores, Rómulo Guzman. Su influencia ese 9 de abril es analizada en el programa Las joyas de la corona.

Esos mismos sentimientos se trasladaron a las demás emisoras oficiales y también a las clandestinas que surgieron a partir del hecho, propagando la noticia a otras zonas del país y contagiando el ánimo en sus habitantes. Los hechos, protagonistas y voces de aquellos que vivieron el momento quedaron para la posteridad.

La radio pública también comunicó la noticia a través de las voces de liberales izquierdistas que se tomaron la Radiodifusora Nacional (actual Señal Radio Colombia) para llamar a la toma del poder en venganza por el asesinato de Gaitán -según ellos- a manos de un enviado del Partido Conservador.

Así, la radio jugó un papel crucial en el flujo de información dentro de Bogotá y otras ciudades, lo que dio pie a la llegada de camiones cargados de hombres armados con machetes que llegaban al centro de la capital a unirse a los desmanes y a la propagación del sentir de un pueblo a otras zonas del país que continuarían siendo espacio para la guerra bipartidista en lo que se conoce como La Violencia.

El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán se esclareció gracias a la reconstrucción de los hechos a partir de fotografías; esos momentos permanecen vivos en la memoria gracias al trabajo de fotógrafos como Manuel H, quien decidió acercarse muchas veces al peligro para registrar el Bogotazo con su lente, y aún así continuó el reportaje al siguiente día, caminando en medio de las ruinas y los muertos del Cementerio Central.

"Lo único que siempre tuve claro es que las fotos sirven para la posteridad, a manera de documentos gráficos". - Manuel H.