Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, cumple 500 años
Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, cumple 500 años
09 / 07 / 2025

Santa Marta: 500 años de sol, historia y memoria en la primera ciudad de Colombia


Por Tomás Pianeta
Tomás Pianeta
09 / 07 / 2025
Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, cumple 500 años
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En la costa norte de Colombia, bañada por las aguas cálidas del mar Caribe y vigilada por las cumbres nevadas de la Sierra Nevada, se asienta Santa Marta: la ciudad más antigua del país y una de las más longevas del continente sudamericano.

Fundada el 29 de julio de 1525 por el conquistador español Rodrigo de Bastidas, Santa Marta fue el primer asentamiento europeo estable en territorio colombiano. Su historia, sin embargo, no comienza con la llegada de los españoles, sino mucho antes, en el legado ancestral de los pueblos indígenas que aún hoy dan vida y sabiduría a la región.

Santa Marta, recreación pictórica de cómo se cree que pudo haber sido la ciudad hace 500 años.

De puerto estratégico a bastión cultural

Durante los primeros siglos, Santa Marta fue vista por la corona española como un punto estratégico para la expansión hacia el interior del continente. Desde su bahía natural, los conquistadores emprendieron expediciones que conectaron la costa con el altiplano. Fue también un punto de intercambio comercial, religioso y militar, que resistió ataques de corsarios y piratas europeos. Sin embargo, su importancia no solo se medía en términos geográficos o militares: la ciudad fue un crisol de culturas en constante tensión, donde la evangelización, la esclavitud africana y la resistencia indígena se entrelazaron en un tejido social complejo que aún perdura.

Uno de los capítulos más trascendentales de su historia ocurrió en 1830, cuando Simón Bolívar, el Libertador, murió en la hacienda Quinta de San Pedro Alejandrino, en las afueras de la ciudad. Aquel hecho marcó a Santa Marta como lugar sagrado de la memoria latinoamericana, punto final de un ciclo de luchas independentistas y símbolo de la fragilidad de los sueños de unión continental.

Cultura viva, diversidad profunda

Hoy, cinco siglos después de su fundación, Santa Marta no es solo un lugar de historia colonial. Es también el territorio de los pueblos Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo, descendientes directos de la civilización tairona. Ellos han resistido siglos de desplazamiento, explotación y olvido, manteniendo viva una cosmovisión que concibe la Sierra Nevada como un corazón del mundo. Su presencia y sabiduría han enriquecido el relato de la ciudad, dotándola de una dimensión espiritual y ecológica sin igual.

La ciudad ha sido, además, cuna de grandes figuras del arte y la cultura: desde el pintor Alejandro Obregón, que retrató con fuerza el Caribe profundo, hasta músicos, poetas y cronistas que han capturado la contradicción vital de una ciudad marcada por el mar, el conflicto y la esperanza.

Detalles de un Océano, obra de Alejandro Obregón en representación a las costas de Santa Marta.

Una ciudad que sueña su futuro

Al acercarse a sus 500 años, Santa Marta no solo celebra su antigüedad, sino que se replantea su papel en la Colombia del presente. Sus retos son grandes: la defensa del medio ambiente frente al turismo desbordado, la recuperación de su centro histórico, la reivindicación de sus raíces indígenas y afrocolombianas, y el fortalecimiento de su tejido social.

Y sin embargo, sigue siendo faro. Una ciudad que, como su nombre indica, es "Santa", pero también rebelde, caribeña, vibrante. Un lugar donde la historia no está encerrada en los museos, sino que se camina por las calles, se canta en las esquinas y se honra en cada rincón de la Sierra.

Santa Marta no es solo la ciudad más antigua de Colombia. Es una ciudad que, tras medio milenio, sigue construyendo país desde la orilla del mar. Y como dirían sus habitantes: aquí no empieza la historia, aquí nunca ha dejado de contarse.