Por: Paola Arcila - @paolaarcila
Este texto, que se divide en dos entregas, explora estilos narrativos del cine que desdibujan la línea entre lo real y lo ficticio. En nuestra primera entrega, nos referimos al falso documental, ucronía y found footage. Para esta segunda parte nos enfocaremos en los actores naturales, el dogma y la biopic.
Biopic
Este género nos lleva por el camino de la vida real de personajes famosos o históricos. A diferencia de otros tantos géneros, cuando se realiza una película biográfica, nos acercamos a los hechos verídicos que en la mayoría de los casos se plantea como un homenaje al personaje, pero también, como la forma de destacar la interpretación de un actor.
‘Cantinflas’, ‘Elizabeth’, ‘Frida’, ‘Fidel’, ‘Julie & Julia’, ‘Coco before Channel’, ‘The imitation game’, ‘Dallas buyers club’, ‘La teoría del todo’, ‘Ed Wood’, ‘La vida en rosa’, ‘Ray’, ‘Mar adentro’, ‘Invictus’, ‘Diarios de Motocicleta’, ‘Wolfpack’ y ‘El lobo de Wall Street’ son algunos de los cientos de ejemplos que podemos encontrar en este género que nos brindan esa mirada al pasado y la historia.
Actores naturales
Ellos no conocen las técnicas o las teorías de los grandes actores, es justo allí donde los directores juegan un papel preponderante en la construcción de la historia y del camino que debe llevar cada personaje. Un reto absoluto para un ser humano, que va desde ignorar la cámara hasta interpretarse desde su vida real o desde una actuación ficticia.
En Colombia los ejemplos más contundentes se centran en las cintas de Víctor Gaviria, una cinematografía con identidad que le presentó al mundo películas como ‘La vendedora de rosas’ o ‘Rodrigo D. No futuro’. Sin embargo, hay gran cantidad de directores que han usado el recurso de descubrir los talentos actorales, entre ellos,‘La sociedad del semáforo’ de Rubén Mendoza o la reciente cinta de César Acevedo, ‘La tierra y la sombra’.
También podríamos citar la cinta brasileña ‘Ciudad de Dios’ de Fernando Meirelles, una de las más destacables en este tema, no solo por plasmar la cruda realidad de las favelas sino por sus grandes actuaciones, convirtiéndola en una de las más emblemáticas de dicho país.
Dogma
Lars von Trier y Thomas Vinterberg crearon este movimiento artístico en Dinamarca en 1995, y nos hicieron pensar en la castidad del cine con un manifiesto realizado que incluyeron reglas como que el rodaje debía realizarse en exteriores, no debía tener nada de accesorios impuestos, el sonido debía estar unido a las imágenes, cámara en mano de 35 mm., a color, donde no podía hacerse alguna clase de iluminación especial, ni filtros, ni ninguna escena superficial. En una cinta Dogma, además, el director no puede aparecer en los créditos, los cambios temporales y geográficos están prohibidos y las cintas de género no son válidas.
Como pueden notarlo eran decenas de reglas complejas que lograron cumplir pocas cintas, la primera de ellas ‘La celebración’ de Vinterberg y posteriormente ‘Los idiotas’ de Lars von Trier, donde incluso se experimentó con enfermos mentales reales. Una corriente que intentó cambiar el cine pero que era difícil de controlar y que muchos directores no estaban dispuestos a aceptar, es así como finalizó en 2002 con las cargas divididas entre amores y odios.

04 / 09 / 2015
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Cuando el cine se debate entre la realidad y la ficción - Parte 2
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