La paradoja de José Patrocinio Jiménez es que en 1982 se encendió a golpes con un chofer de un bus y ahora él maneja vehículos de transporte privado. Esa vez fue arrollado y al reclamarle al conductor, fue golpeado hasta que se hizo a un lado y le imploró: “No me mate. Déjeme ganar la próxima Vuelta a Colombia”.
Un año después debutó en el Tour de Francia, vistió 18 días la camiseta del líder de la montaña y Europa lo conoció como uno de los mejores escaladores del mundo. Ese mismo año de 1983, estuvo cerca de una tragedia. Patrocinio estaba esperando el Boeing 747 de Avianca que se estrelló en Madrid el 27 de noviembre de 1983.
Toda la vida del nacido en Ramiriquí en 1957 ha sido particular. Incluso ha tenido capítulos graciosos como cuando a los 18 años, aburrido con su nombre “Patrocinio”, decidió añadirle el “José”, pero en el mundo del ciclismo lo acuñarían por siempre ‘El viejo Patro’. No sirvió de mucho su acto de independencia.
Después de ganar Vuelta a Colombia, Clásico RCN, quedar de séptimo en una Vuelta a España y 15º en un Tour de Francia, José Patrocinio Jiménez se dedicó a conducir: taxis, buses y vehículos de transporte público. Ese oficio lo alternó con otros como el de masajistas de equipos de ciclistas. Pero el volante nunca lo ha dejado.
Con 62 años, sigue ejerciendo esta labor y de hecho en los eventos que organiza la Federación Colombiana de Ciclismo, Patrocinio transporta a los periodistas que en su época con el Teka de España lo asecharon tanto. Sigue con la memoria y la viveza intactas. Por eso recuerda con gran emoción sus tres participaciones en la Vuelta a España.
“La primera vez fui séptimo. Luego ayudé a Lucho Herrera a ser campeón en 1987. Es un grato recuerdo para mí”, asegura el boyacense. “La Vuelta está al mismo nivel del Giro, los participantes son de alto nivel, hay buen ambiente, mucha camaradería. Para mí es un orgullo haber terminado todas las ediciones en que participé”.
Desde 1974, se han presentado 86 abandonos de colombianos en la Vuelta a España, por eso Patrocinio se ufana de ese logro. Y de haber integrado el Café Colombia en 1987. “Todo el equipo era disponible para Lucho. Y todos hicimos algo porque él ganara. A mí me alegra mucho eso porque Lucho fue un gran líder y todavía sigue siendo mi mejor amigo”.
José Patrocinio Jiménez todavía sigue teniendo alma de ciclista. Sobre ruedas, viajero y dispuesto a cualquier adversidad. Aún sigue montando en bicicleta y puede recorrer hasta los 100 kilómetros diarios por la autopista norte de Bogotá. En su casa todavía hay pruebas de lo grande que fue. Un cuadro de su amigo fallecido Alfonso Flórez Ortiz que demuestra su compañerismo en las carreteras y otra pintura de sí mismo recibiendo un beso de su madre Josefina que demuestra su expresividad.
Además, conserva muchos trofeos (unos 500, dice) por los que aún hoy lo recuerdan a pesar de tener más arrugas y menos pelo.
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Foto: EFE.