La actriz Sandrine Bonnaire y las cineasta Agnès Varda en el set de 'Sin techo ni ley'.
La actriz Sandrine Bonnaire y las cineasta Agnès Varda en el set de 'Sin techo ni ley'.
28 / 02 / 2020

La importancia del cine de Agnès Varda


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
28 / 02 / 2020
Cine

Sin techo ni ley

La actriz Sandrine Bonnaire y las cineasta Agnès Varda en el set de 'Sin techo ni ley'.
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Durante la década de 1950 en Francia nació un movimiento artístico conocido como la nouvelle vague, que postuló como máxima aspiración no solo la libertad de expresión, sino también libertad técnica en la producción fílmica. A este movimiento pertenecieron cineastas como François Truffaut, Jean-Luc Godard y la gran cineasta belga Agnès Varda (1928-2019).

Varda fue una incesante artista y cineasta que no solo hizo parte de este movimiento, crucial en el desarrollo del séptimo arte mundial del momento, sino también fue pionera en el cine feminista. Eso quiere decir que a mediados del siglo pasado el mundo vio crecer la carrera artística de una de las mujeres más importantes del cine mundial e incluso del movimiento feminista, pues el cine, como dispositivo de promoción de posturas como la que promueve la filosofía del feminismo ha sido de vital importancia para su expansión.

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La obra de Varda, en más de 6 décadas de carrera artística, abarcó unos 40 cortometrajes, además de películas de ficción y documentales, destacados siempre por la experimentación y la dialéctica propia del ensayo literario como forma de expresión. Medios especializados como la revista colombiana Arcadia han resaltado el afán de reflexión de esta cineasta "sobre cuestiones como su relación con el tiempo y la vida, la relación hombre-mujer en un periodo de intensas transformaciones y reacomodos y, particularmente, la indagación de su ser como mujer, la definición de su feminidad: sus significados y su reivindicación".

Tal fue la importancia del trabajo de Varda que en 2017, dos años antes de su muerte, la Academia de Hollywood reconoció su obra con un Óscar honorífico por su trayectoria en el séptimo arte. También la Academia Italiana la galardonó en el Festival de Cine de Venecia con un León de Oro; la Academia Española en el Festival de Cine de San Sebastián le otorgó el premio Donostia, entre muchos otros reconocimientos en lo largo y ancho del mundo occidental.

Dentro de sus largometrajes esenciales se destacan 'Cleo de 5 a 7' (1961), considerada una de las obras cumbre de la Nouvelle Vague, en la que la cineasta habla sobre el amor y la muerte cuando una paciente de cáncer conoce a un soldado a punto de partir hacia la guerra. De la misma forma, la película 'Una canta, la otra no' (1977) marcó un hito, esta vez por su contenido abiertamente a favor del aborto cuando esta discusión estaba joven en el mundo.


Documental 'Varda por Agnès', dirigido por ella misma

 



Artículo'Una canta, la otra no'


'Sin techo ni ley' (1985) es otra producción de Varda que no pasó sin pena ni gloria en la pantalla gigante. Por ella la cineasta se hizo con el León de Oro en el Festival de Venecia. En esta película, Varda recrea los dolorosos momentos de una adolescente vagabunda que es encontrada muerta, pues esconde una aguda reflexión acerca de la condición social femenina, frecuentemente reprimida por dictámenes impuestos por la sociedad.

Para algunos críticos de sitios especializados en cine consultados por este periodista, esta producción de 1985 es, o bien su mejor película, o comparte este título junto a 'Cleo de 5 a 7' (1961).

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El manifiesto feminista de Varda

De acuerdo con el periodista Juan Simón López, quien escribió para la revista Arcadia el especial 'Nuestro cuerpo, nuestro sexo, el cinepanfleto feminista de Agnès Varda', la cineasta se adelantó a su tiempo y fue incluso una de las principales promotoras del feminismo, pues su corto documental 'Nuestro cuerpo, nuestro sexo' es una muestra infranqueable del talante filosófico de la cineasta.

En este documental de siete minutos, explica López, se convirtió en un manifiesto feminista: Varda ejerce una poderosa crítica a la cosificación del cuerpo femenino, a los roles alrededor del sexo, la maternidad o el placer, y a las violencias a las que se somete a las mujeres por el solo hecho de serlo.

La razón: en este documento audiovisual aparecen diversas mujeres que hablan no sólo de sexo, sino también sobre su sexo, sobre el deseo y el placer, y sobre la sociedad en la que viven. En su contenido no sólo se habla, sino que también aparecen imágenes de desnudos femeninos y mujeres de todas las edades que intentan responder a la pregunta: "¿Qué es una mujer?".