Adam Sandler y Emily Watson en "Embriagado de amor"
Imagen de la película "Embriagado de amor".
19 / 07 / 2018

¿Por qué nos gustan tanto las comedias románticas?


Por Señal Colombia
Señal Colombia
19 / 07 / 2018
Adam Sandler y Emily Watson en "Embriagado de amor"
0

Embriagado de Amor (2002), escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson y protagonizada por Adam Sandler y la actriz británica Emily Watson es un ejemplo del éxito que producen las comedias románticas, siempre bien recibidas por el público Por qué nos gustan tanto es otro tema.

Las comedias románticas son uno de los géneros más populares del séptimo arte, y algunos de los actores más celebrados del mundo como Tom Hanks, Jack Nicholson, Ricardo Darín, Heath Ledger, Matthew Mcconaughey, Adam Sandler entre muchos otros han pasado, inexcusablemente, en largometrajes de este género. Según parece, las comedias románticas tienen la fórmula secreta para hacer dos cosas básicas de la industria del entretenimiento: generar risa y contar historias de amor.

Por eso no es de extrañar ver al actor, director y productor estadounidense Adam Sandler protagonizar una historia de amor junto con Emily Watson, en la que Barry Eagan (interpretado por Sandler) es un hombre solitario, tímido y algo neurótico cuyo único contacto con las mujeres en su vida son sus siete hermanas, hasta que producto de un accidente lo hará encontrarse con Lena Leonard (interpretada por Watson), una exótica chica británica de la que el amargado Barry no podrá evitar enamorarse.

 

La película, aunque no es una celebración a la magnificencia del séptimo arte, podemos asegurarles, cumple su función como comedia romántica, y los espectadores, como pasa con los largometrajes de este género, se muerden las uñas durante el transcurso de la historia y se aferran al sillón o a la almohada a la espera del beso que sellará el inicio del romance y la posible unión de la pareja que protagoniza el filme.

Ahora bien, todos sabemos que cuando se trata de una comedia romántica vamos a sufrir a la espera de ese encuentro en el que un personaje principal le declara su amor al otro, a pesar de que sus personalidades o las circunstancias del mundo los quieran obligar a no estar juntos pero que, al final, casi en el 100% de las películas de este género, sabemos que la unión romántica se va a dar.

Aún así, seguimos siendo presas de la comedia romántica: ¿a qué se debe?

 

El género de las comedias románticas y los efectos biológicos del amor

Responder a la pregunta “¿por qué nos gustan tanto las comedias románticas?” puede reunir material suficiente para varios artículos académicos, pero por ahora podemos decir que parte del éxito del género radica en dos puntos principales: la risa como elemento fundamental de unión entre las masas y lo que el amor produce en el cuerpo humano.

Por un lado, los géneros que giran en torno a la risa -incluso la comedia negra- tienen la facultad de agradar al público en general. De acuerdo con el crítico literario, filósofo y lingüista ruso llamado Mijail Bajtín, quien estudió el fenómeno de la risa y el carnaval en su texto La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento: el contexto de François Rabelais, el carnaval no era solamente una forma artística de espectáculo teatral, sino más bien una forma concreta de vida que se experimentaba únicamente durante el tiempo que duraba el carnaval.

 

Según el estudioso, durante este tiempo todo estaba permitido y, en la celebración, el humor y la risa cobran importancia, y los conflictos de diferencias de clases pierden poder, por lo que precisamente, la risa no discrimina de condiciones sociales, ni formas de pensamiento.

Además, agregaba el pensador ruso, en el carnaval se violan los cánones impuestos por la sociedad y se satirizan las figuras públicas, la Iglesia y los representantes del poder, por lo que se dejan pasar los enfrentamientos que generan las diferencias, como por ejemplo pensamientos políticos o religiosos (salvo en los casos más radicales).

 

La risa es un elemento tan poderoso que, por ejemplo, en la obra máxima del escritor y también lingüista Umberto Eco, El nombre de la Rosa, lo que resuelve el misterio de los clérigos asesinados reside en el carácter subversivo de la risa que, en el afán de otro clérigo que teme a su poder, envenena las páginas del segundo libro de la poética de Aristóteles para que quienes lean y entiendan su trascendencia mueran tras su lectura.

Por otro lado, de acuerdo con el estudioso del séptimo arte, Rick Altman, también hay implicaciones de que una película esté inscrita en el género de la comedia. Para él, según sus investigaciones, un género es la manifestación de una “comunidad constelada”, en la que los espectadores reafirman comportamientos sociales y refuerzan ciertas características identitarias al reunirse frente a la pantalla de cine a manera ritual.

Esta manera ritual de la asistencia a cine para encontrarse unos a otros en torno a la risa dota a la comedia de un poder que, al menos en el sentido de gusto universal, es apabullante, pues los espectadores que huyen de las carcajadas no son tan fáciles de encontrar.

Ahora bien, sí al hecho de que la comedia es un género casi universalmente aceptado le sumamos que el encuentro con el amor genera en nuestro cuerpo sensaciones de placer y felicidad, tenemos una combinación explosiva.

Según explicó Ignacio Camacho Arroyo en la revista de divulgación científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), en el artículo “¿Qué es el amor? Respuestas desde la biología”, durante el enamoramiento ocurren cambios fisiológicos impresionantes en nuestro organismo, pues se modifica la producción de hormonas (mensajeros químicos secretados por una glándula y con efectos distintos sobre la mente y el cuerpo), cambia de manera notable nuestro estado de ánimo e incluso se llega a tener una percepción diferente de la realidad.

“Mientras estos cambios fisiológicos sean moderados, el enamoramiento es benéfico para la salud: es un estado muy motivador, inspirador y reconfortante que mantiene a la gente alerta y optimista. Se sabe que a la larga, después de esta etapa incierta que es el enamoramiento, el amor reduce el estrés”, concluye el estudioso.

 

Precisamente, el encuentro de la comedia y la identificación de los espectadores con el amor y la sensación de enamoramiento de los protagonistas puede ser un coctel explosivo que si nos atrapa no solo nos libera de ciertas ataduras sociales -como explicó Bajtín-, sino que también nos genera sensaciones en el cuerpo debido a que el amor en los seres humanos, al menos en cantidades moderadas, tiene efectos biológicos que son difíciles de rechazar y generan tanto bienestar como placer en el cuerpo.

Por eso no es de extrañarse que los espectadores de películas como Annie Hall (1977) de Woody Allen, 10 razones para odiarte (1999), Notting Hill (1998), Mejor imposible (1997), La boda de mi mejor amigo (1997) o Embriagado de amor (2002) son una fuente de felicidad audiovisual y una forma de liberar las tensiones de la vida cotidiana frente a la pantalla.