Rubén Mendoza (a la izquierda) en grabación de "Tierra en la lengua"
Rubén Mendoza en grabación de Tierra en la lengua
18 / 12 / 2017

Las facetas de Rubén Mendoza


Por Paola Arcila Perdomo
Paola Arcila Perdomo
18 / 12 / 2017
Rubén Mendoza (a la izquierda) en grabación de "Tierra en la lengua"
0

Rubén Mendoza es un nombre que está íntimamente relacionado al cine nacional contemporáneo. Su visión única del cine y las historias que suele narrar en sus producciones hacen de Mendoza una especie de retratista de la sociedad colombiana moderna desde sus personajes menos favorecidos socialmente. Películas como Memorias del calavero, Tierra en la lengua, La sociedad del semáforo y su más reciente filme Señorita María: la falda de la montaña así lo comprueban.

Mendoza tiene una carrera nada despreciable en el cine colombiano. Comenzó en la Universidad Nacional de Colombia, de donde es egresado, como Director de la videoteca y monitor de la carrera en el soporte de Historia Filmográfica, ganando el concurso interno de guión para el semestre con Antes de cabalgar.

Además, cursó el Taller para fotografía en audiovisual argumental con Jaques Rubeirollis de la Embajada de Francia y el Taller para realizadores colombianos de la Escuela de Varan en Francia, tomó el Taller de música para cine dictado por Oswaldo Montes y realizó el Taller para guión cinematográfico dictado por Eliseo Altunaga en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños en Cuba, entre otros tantos logros académicos.

En el año 2003 fue guionista, director y co-productor del cortometraje de ficción ¡Estatuas! y ganó el primer premio de la convocatoria de la Cinemateca Distrital con el guión del cortometraje La cerca, del cual también fue coproductor y director, cortometraje que fue seleccionado para participar en competencia oficial en más de 23 festivales alrededor del mundo.

Mendoza también fue director y guionista de los cortometrajes Grandma's Eyes, La casa por la ventana y El corazón de la mancha. Ha sido editor de dos cintas de Luis Ospina, La desazón suprema: retrato incesante de Fernando Vallejo y Un tigre de papel. Luis Ospina a su vez colaboró en el montaje de La sociedad del semáforo, su primer largometraje.

 

Entre la ficción y la no-ficción

Para pensar en esta premisa nada mejor que hacer un pequeño recorrido por cada uno de sus filmes. Comencemos con Señorita María: la falda de la montaña, el más reciente documental del director, producción que retrata la vida María, personaje que combina la sutileza con la fuerza, un documental cargado de emociones, de imágenes que no necesitan, en muchas ocasiones, ni siquiera tener diálogos o explicaciones, porque las imágenes hablan por sí solas.

El entorno, la fe, el trabajo y una vida cargada de dolores y tristezas, son parte de un esa mirada que Mendoza deja plasmada en un filme que nos ayuda a dimensionar la bondad y la soledad, pero que, sobre todo nos muestra cómo enfocar un documental de manera certera y ordenada.

Desde la primera hasta la última toma, el director lleva de la mano al espectador hacia esta historia que él mismo define como: "Señorita María: la falda de la montaña es fundamentalmente un retrato. El retrato de una fuerza descomunal, femenina y desconocida para mí y para el equipo, hasta que pudimos compartir profundamente con ella (...). Su soledad, dolorosa, cavernícola, la atraviesa en el alma y en el cuerpo, pero como una espiga resiste cualquier terremoto. No se cae como los grandes edificios, no se deja tumbar por su demoledor pasado, el de antes de que naciera, la raíz de su origen. Se agarra a la falda de la montaña, a los animales, a la esperanza del amor, al sueño de la maternidad, a la calma que le robó el engaño".

 

El valle sin sombras (2015)

Para Rubén Mendoza este documental, que se basa en la historia de la tragedia de Armero, nació de la necesidad de revelar todas esas historias que se quedaron sin contar, una manera de "mirar a estos personajes con respeto" y de mostrar que la catástrofe solo fue el inicio de otra tragedia que ha durado decenas de años.

Una de las revelaciones más dolorosas que expuso El valle sin sombras, fue narrar la suerte de los niños desamparados que entraron en procesos de adopción por parejas europeas, y la lucha titánica de sus padres. Sobre este tema el director aseguró: "Los niños desaparecidos de Armero son una causa que defienden muchos de los sobrevivientes de la tragedia desde esos días. Unos niños que además de quedar prácticamente sin pasado y sin vínculos, no tuvieron la posibilidad de esperar a que sus familiares salieran de las clínicas o se confirmaran como muertos para tratar de curar su destino. Es un tema doloroso que sacó de la cordura a muchas familias. A ellos no se los llevó el lodo, pero sí la ansiedad, el desequilibrio... el remolino de la locura".

Con respecto a uno de los grandes símbolos de la tragedia, Omaira Sánchez, el director aseguró: "Los Armeritas están hartos de las lluvias de florecitas cada Noviembre, hartos de ver como ya se trafica con su Campo Santo. Omaira no es culpable de nada. Omaira es una hermosura de niña que duele en el alma, pero como bien dice uno de los personajes de la película, fue el símbolo perfecto para consolidar el olvido: "se hace un símbolo para olvidar". Su dolor, su visión y su existencia eran luz. Pero la banalización de su imagen, el tráfico de su dolor, el facilismo de la prensa, la han convertido casi en un verdugo del dolor para muchos de los sobrevivientes de Armero".

 

Memorias del calavero (2014)

Esta fue la tercera cinta del director que fue presentada como el resultado de la amistad entre el director y "El Cucho", personaje reconocido por encarnar a Cienfuegos en su ópera prima La sociedad del semáforo. En la película se sigue a dicho personaje quien promete revelar un secreto solo si es acompañado a su tierra natal. Un recorrido que explora los años de vida de "El Cucho" resumiendo su desarraigo, soledad y libertad.

Mientras anda y desanda los maravillosos laberintos de cañones, ríos, prostíbulos y hoteles, muestra los tatuajes que le dejaron en su alma los 35 años de vida en la calle, de desarraigo, de indigencia, de rebeldía, de libertad, lo único que no sabe es que será un viaje al corazón del silencio.

Esta película que tiene enfoque documental surge de la vigorosa amistad que surgió entre El Cucho y Mendoza en el rodaje de La sociedad del semáforo. El Cucho interpretó a "Cienfuegos", pasando directamente de las calles a la pantalla y de allí de nuevo e intermitentemente a la calle por su inevitable apego al desastre.

La amistad llena de confianza y de secretos, terminó de sellarse con un viaje que hicieron 10 de las personas que trabajaron en La sociedad del semáforo, incluidos el Cucho y Rubén, en cuanto terminó el rodaje de esa película. Una ruta delirante como la propia cinta que los unió. Un viaje inolvidable que marcaría los pasos y la ruta de la película rodada en Boyacá y Santander que contó además con la participación del reconocido cantante y compositor de Piedecuesta, Edson Velandía (Velandía y la Tigra).

La película de 100 minutos fue rodada en locaciones de Bogotá, Fúquene, Sutamarchán, Villa de Leyva, San Gil, Barichara, Alto del Viento, Las Juntas, Villa Nueva, 15 Letras y Umpalá, un filme del que habló Mendoza: "A 'El Cucho' lo conocí filmando La Sociedad del Semáforo y siempre pensé que la película se quedaba corta en compartirlo a él. En servirlo al público. Su personalidad y su carisma arrolladores, su humor intencional y el involuntario, su desbordante historia de vida, de la que sería imposible separar verdades de mentiras. Y no importa. Todo él es un mito, un monumento a la inutilidad, a la inversión de los valores de la sagrada sociedad y la sagrada familia. Un delincuente inofensivo en toda ley, una flor luminosa como pocas, que también con esa luz encegueció muchos ojos, destempló muchas miradas", aseguró.

 

Tierra en la lengua (2014)

El segundo largometraje de Rubén Mendoza contó la historia de Silvio Vega, otro filme que tuvo raíces documentales y que nos narró la vida de un hombre criado en la orfandad y en medio de la violencia del campo colombiano. Ya en su vejez, viajó con dos de sus nietos para forzarlos a que acabaran con su vida antes de que la lenta y dolorosa vejez lo hiciera. Ellos al acercarse a la esencia del abuelo prefirieron prolongar su agonía en aquella tierra enigmática y poderosa, los Llanos Colombianos en Casanare.

Esta historia fue la exploración de las relaciones extremas y enfrentadas que se convierten en las razones que llevan al espectador a través de un viaje sobrecogedor. La ternura y la crueldad de Silvio Vega reflejó su arraigo a la tierra y a su sangre.

Los personajes de la cinta son apasionantes, cada uno desde su estilo de vida. Jairo Salcedo es el actor que le dió vida a Silvio Vega. Desde muy joven Jairo tuvo una relación estrecha con los Llanos Colombianos, allí pasó incontables veranos. Se mudó a Maní en Casanare, desde Sogamoso (Boyacá), lugar en el que nació, allí empezó estudios en aviación sin poder concluirlos por falta de recursos. Esta película está relacionada directamente con su vida ya que Silvio y Jairo comparten la experiencia del cultivo de la tierra. Esta fue la primera película de Jairo Salcedo y su primer trabajo como actor.

Alma Rodríguez interpretó a Lucía en la cinta como la nieta de Silvio. Alma llegó a hacer parte del casting gracias al equipo de amigos y directores que colaboraron como asistentes en las películas y a la directora de casting de La sociedad del semáforo quien la recomendó a Rubén hacerle casting para este personaje. Ella ha trabajado en series de televisión como Mujeres Asesinas (2005), Doña Bárbara (2008), La Hipocondriaca (2013) y El Laberinto (2012). Tierra en la lengua fue su debut en cine.

Gabriel Mejía interpretó a Fernando, el otro nieto de Silvio, un radical y talentoso artista plástico, dibujante y escritor. Sus exposiciones y libros habían enganchado a Rubén con su imaginario y el cine los cruzó en el camino. Mendoza y Mejía se conocieron en el rodaje de La sociedad del semáforo, donde debutó como actor y además fue asistente del departamento de arte. En 2011, se volvieron a ver en el rodaje de Memorias del calavero, donde Gabriel llevó la dirección del Departamento de arte.

 

La sociedad del semáforo (2010)

En el año 2010 llegó a las principales salas de cine del país la ópera prima del director, cinta que nos mostró que entre calles y personajes reales hay una cruda realidad en el centro bogotano. Los personajes de esta historia nos retrataron esos sentimientos reprimidos, abusos e injusticias, que fueron cometidos contra ellos reflejando una fuerte crítica social.

Esta cinta fue rodada en calles reales, con personajes reales, con dolores reales que nos presentan en medio del desastre la unión de seres humanos que luchan por sobrevivir.